Tras diez años sin estrenar en el Teatro alla Scala de Milán (la juvenil Chiara e Serafina de 1822), a año y pico de distancia de haber triunfado en la ciudad lombarda con Anna Bolena, es cuando con Ugo, conte di Parigi Donizetti no obtiene, pese a tener aparentemente todas las bazas en la mano, la esperada acogida.
Esa temporada escalígera fue la misma que dio a conocer la Norma belliniana, además de otros títulos como L’Ullà di Basora del padre de la Strepponi o La vendetta de Pugni, junto a una buena cantidad de títulos repuestos, pertenecientes a Rossini, Meyerbeer, Mercadante, Pacini o del mismo Donizetti con aquella Bolena cuya presentación en la Scala precedió en pocos días al fracasado Ugo.
Fracaso, pues, que marcó el inmediato olvido de la ópera, utilizando el compositor, como era costumbre suya y de cualquier colega, parte de la música en títulos posteriores: Fausta, Parisina, Il Furioso…
Opera Rara, justificando más que nunca su denominación, la grabó completa en 1977, en uno de sus pioneros registros (si no el primero), mientras que Silvano Frontalini llevaba al disco posteriormente su magnífica obertura, que se inicia con uno de los andantes más bellos y tristes de toda la producción donizettiana.
En octubre de 2003, jóvenes cantantes de la Academia Artística de la Scala, preparados por una donizettiana emérita, Leyla Gencer, presentaban la ópera en el teatro de Bérgamo que lleva el nombre de su ilustre hijo, en una producción de Guido De Monticelli. He aquí su reflejo sonoro.
Ugo cuenta un drama político mezclado con la esperada rivalidad amorosa, en el que sobresalen las personalidades de las dos sopranos, Bianca y Adelia (papeles que estrenaron nada menos que Giuditta Pasta y Giulia Grisi), las dos damas enamoradas del titular Ugo (su primer intérprete: el mítico Domenico Donzelli), regente del trono francés hasta la mayoría de edad de Luis V (papel destinado a una contralto musico).
La partitura cuenta con páginas del más trillado Donizetti, al lado de otras de gran belleza y dificultad vocal, como la que sirve de presentación a Bianca, personaje interpretado muy bien por Doina Dimitru (se nota la mano de la Gencer), pese a hallarse en malas condiciones de salud, o los variados dúos que desarrollan las complicadas situaciones que aparecen en la trama. Lo que más llama la atención de esta puesta en pie de una obra que, probablemente, nació en el momento menos oportuno (y quizás sea éste precisamente el momento de recuperarla), aparte la mayor o menor calidad vocal de los elementos en juego, es la preparación estilística de los cantantes.
Probablemente las primeras figuras actuales del canto operístico no se comprometerían en cantar una parte que apenas volverían a interpretar después y, mucho menos, se acoplarían dentro de un equipo como el que, coherente y cohesionado, aparece aquí. Éste es el mérito de una profesora preparada y competente, de una selecta institución y del entusiasmo y la fuerza de voluntad propias, cuando existen, de la juventud.
Disco recomendado: Gaetano Donizetti: «Ugo conte di Parigi» / Doina Dimitriu, Yasuharu Nakajima, Carmen Giannattasio, Dejan Vatchkov. Orchestra e coro dell’ Accademia d’Arti dello Spettacolo Teatro alla Scala. Dir.: A. Fogliani / Dynamic / Ref.: CDS 449/1-2 (2 CD)
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