El retorno de los brujos

Hablando de conspiranoias y noticias delirantes… en nuestro mundo, ese mundo surgido de las ruinas de dos guerras mundiales y una guerra civil, un mundo en el que el avance tecnológico y científico parecían imparables y nos hacían creer que éramos los nuevos dioses del universo, se publicó un libro que cambió la forma de pensar de muchos que, desconocedores de la historia y de la ciencia, creyeron muchas de las aventuras allí contadas.

No todos los libros tienen la capacidad de inaugurar un nuevo estilo literario. En ese sentido, a cada cual lo que le corresponde. Así, El retorno de los brujos (Le matin des magiciens, su título original), vino a crear un nuevo género, el del realismo fantástico.

Publicado inicialmente en 1960, se cuentan por millones las copias vendidas en el mundo. Sus autores, dos franceses de origen belga y ucraniano, escribieron sobre alquimia, sobre civilizaciones desaparecidas, sobre nazismo y esoterismo, sobre parapsicología…

Siempre he pensado que los franceses tienen una capacidad innata para crear grandes corrientes de pensamiento popular. En el campo del esoterismo y las ciencias ocultas, son los reyes indiscutibles. Mientras que los alemanes, grandes ocultistas, se pierden en disertaciones eruditas y recovecos varios, los franceses tienen la virtud de dar con la tecla exacta, escribiendo textos asequibles (aunque, quizás, carentes del aparato crítico propio de los alemanes) al común de los mortales.

Algo así pasó con el libro escrito por Louis Pauwels (1920-1997) y Jacques Bergier (1912-1978). Mucha gente conoció, de su mano, por primera vez, a supuestos alquimistas transmutadores, como el misterioso Fulcanelli, o la relación de los nazis con lo oculto. En su libro, escrito como si fuese una novela aunque con visos de ensayo riguroso, se entremezclaban hechos reales con criptohistoria, teoría conspirativa, ufología y puro disparate.

Defendieron la existencia de III Reich de las sombras. Sostuvieron la existencia de una historia ‘espiritual’ del nazismo, escondida por la oficial. Manifestaron la posibilidad de la transmutación alquímica y la realidad de una más que cierta inmortalidad corpórea.

Es todo tan parecido siempre. Nos repetimos tanto los seres humanos. Seguimos dinámicas de creencia y pensamiento tan similares…

“Cuando le hablaban del fin del mundo, Chesterton respondía: ‘¿Por qué tengo que preocuparme? Esto ya ha ocurrido varias veces’. Después de un millón de años de vagar por el mundo, sin duda los hombres han conocido más de un apocalipsis. La inteligencia se ha apagado y ha vuelto a encenderse varias veces. El hombre que camina a lo lejos por la noche, con una linterna en la mano, es alternativamente sombra y fuego. Todo nos invita a pensar que el fin del mundo ha llegado una vez más y que hacemos un nuevo aprendizaje de la existencia inteligente en un mundo nuevo: el mundo de las grandes masas humanas, de la energía nuclear, del cerebro electrónico y de los cohetes interplanetarios. Tal vez necesitaríamos un alma y un espíritu distintos para esta tierra diferente.”

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