Guzmán Urrero
En cierta medida, este es un asunto generacional. Quienes crecimos disfrutando de las utopías de la ciencia-ficción, aún nos relacionamos con los robots o con la inteligencia artíficial como si aún fueran clichés del genero. Es decir, promesas del futuro que se cumplirán en una fecha indeterminada, cuando nuestros hijos o nietos estén preparados para ello.
Por suerte, los mensajes sobre la realidad del progreso ya no son noticia ni un proyecto a largo plazo. Pero fíjense que estos avances ‒incluidos los robots humanoides y los sistemas capaces de sustituirnos‒, vienen acompañados por un sinfín de temores. Por eso mismo, aunque desechemos las exageraciones, este mensaje de optimismo tecnológico tiene una derivada aterradora: el declive del trabajo humano.
De los cientos de maneras en que nuestra especie podría prosperar, quizá hemos elegido aquella que puede enviarnos a la obsolescencia. Y ese pronóstico sólo admite dos lecturas: la melancolía o el aprovechamiento de esa crisis como una oportunidad para reinventarnos.
En su excelente libro, Manuel Alejandro Hidalgo analiza en profundidad los dilemas del desarrollo tecnológico, tanto en los modelos de negocio como en nuestro desempeño profesional.
Al emprender esta lectura, las preguntas que uno se plantea son obvias. Ya sabemos que la tecnología va a cambiar nuestras vidas hasta extremos que casi no podemos imaginar, pero… ¿eso supondrá, además, que nuestra especie cederá paso a las máquinas en el mercado laboral? ¿Qué esfuerzo tendremos que realizar para no ser arrollados por ese tren de cambios? ¿Y qué panorama laboral nos espera en los próximos años si la robótica y la digitalización siguen prosperando a este ritmo?
El empleo del futuro deja claro que la automatización no detendrá su avance, y que tanto el progreso tecnológico como la globalización irán imponiéndose en todos los ámbitos. En consecuencia, habrá importantísimos cambios en nuestro quehacer dentro de las empresas. Para empezar, disminuirá la cantidad de puestos de trabajo en bastantes sectores, y la externalización, la atomización de la actividad productiva y la tendencia a la concentración de las plataformas digitales serán tres puntos a tener muy en cuenta.
Las demandas del porvenir supondrán un desafío que, según detalla Manuel Alejandro Hidalgo, nos obligará a una formación constante. En esta línea, tendremos que adaptarnos a novedosos métodos de aprendizaje, que nos permitan afrontar nuevas responsabilidades cada cierto tiempo.
Sin duda, esta es una obra optimista, impecablemente razonada, con amplia documentación y escrita con gran amenidad. Imprescindible para quienes, como a mí me sucede, aún interpretamos determinados síntomas de la revolución tecnológica como una auténtica pesadilla.
Sinopsis
¿Es inevitable el desempleo tecnológico? Los progresos de la tecnología y sus posibles efectos en el mercado laboral son una preocupación que ha acompañado a la sociedad durante siglos a lo largo de su evolución. De un tiempo a esta parte, además, y debido al imparable impulso y crecimiento de tecnologías como la robótica o la inteligencia artificial, gran parte de la población se ha sumido en una suerte de pesimismo tecnológico.
Existe la creencia de que el tsunami tecnológico nos lleva irremediablemente al desierto laboral. Y aunque nadie tiene la menor duda acerca de las enormes consecuencias que los avances actuales tendrán en el empleo del futuro, ¿realmente estamos abocados a un masivo desempleo derivado del progreso tecnológico? La respuesta es que no, toda vez que la tecnología elimina, ciertamente, un sinfín de profesiones, al mismo tiempo y tal y como nos demuestra la historia, acaba por crear más empleo del que elimina.
Con una visión optimista, pero también profundamente informada, Manuel Hidalgo proporciona un análisis pormenorizado de todas las fuerzas que entran en conflicto para trazar un detallado mapa del empleo del futuro y nos describe cómo evolucionará el mercado laboral en los próximos años. Asimismo, nos propone las recetas necesarias para enfrentarnos al reto que el auge tecnológico supondrá para las futuras generaciones y nos explica qué debemos hacer para garantizar nuestra empleabilidad y qué medidas adoptar para preparar a nuestras empresas para el cambio que se avecina.
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Blas Matamoro
