Mar Rey BuenoDos mujeres. Dos Archiduquesas de Austria. Dos Gobernadoras de los Países Bajos. Hijas de reyes, nietas de reyes, hermanas de reyes, primas de reyes.
Nunca reinas, aunque nacieran para ello. Nunca madres de reyes, aunque ese fuera su destino. Y fue su destino truncado el que las salvó.
Fue la ausencia de hijos lo que permitió que desarrollaran sus aptitudes políticas e intelectuales. Grandes consejeras. Extraordinarias gobernantes. Cultas y exquisitas. Separadas por un siglo. Pertenecientes a la familia que trajo la modernidad a Europa, que amplió los límites del mundo hasta extremos insospechados.
Margarita de Austria e Isabel Clara Eugenia. Tía y sobrina. Ambas entregaron su alma a Dios un primero de diciembre.
Margarita (1480-1530), hija del emperador Maximiliano I de Austria. Llamada a ser reina de España, el fallecimiento prematuro de Juan, hijo de los Reyes Católicos, la transformó en Gobernadora de los Países Bajos, por expreso deseo de su padre y, posteriormente, de su sobrino, el emperador Carlos I.
Isabel Clara Eugenia (1566-1633), hija predilecta de Felipe II. Potencial heredera al trono español durante décadas, por la muerte prematura de todos sus hermanos varones. La supervivencia de Felipe III hizo de ella Gobernadora de los Países Bajos, cargo en el que la ratificó su sobrino, Felipe IV.
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