Percy B. Shelley escribió un enigmático poema, La dama magnética a su paciente, publicado en el año de su muerte, 1822. En el poema las teorías de Mesmer sirven de fundamento a las ideas feministas de Shelley.
Mesmer introdujo un conjunto de directrices y prácticas que derivarían hacia lo que más tarde se denominó hipnosis. Aparentemente ofrecía cobertura científica a un tipo de energía invisible, un constante y subconsciente flujo al que denominaba magnetismo animal que algunos identificaban con el alma.
Su forma de trabajar era muy estudiada y teatral. En el hotel Bouillon se reveló como un excelente director de escena. En la sala de tratamientos utilizaba escenografía y efectos especiales: un decorado que apelaba al universo místico, una iluminación en penumbra, música relajante y aromas, fragancias orientales, guion y coreografía para las curaciones colectivas.
Mesmer se paseaba entre sus enfermos, vestido con una túnica de seda morada, golpeándoles con una varita mojada en agua sulfurosa. No era raro que los pacientes entraran en trance.
En el poema, una mujer le refiere a su amado que el amor es hipnosis, un fluido vital que brota de uno a otro, por lo que nunca se pertenecerán. El poema describe las fases del trance mesmérico y parte de la hipótesis de que existe un fluido invisible que traspasa el hipnotizador al hipnotizado.
¡Duerme, duerme! Olvida tu dolor;
Mi mano esta sobre tu frente,
Mi espíritu sobre tu cerebro;
Mi compasión en tu corazón, pobre amigo;
Y de mis dedos fluyen
Los poderes de la vida, y como una señal
Te protegen en tu hora de infortunio;
Y anidan en ti, pero no pueden mezclarse.
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