Los hermanos Farrelly volvieron a destrozarnos el mobiliario con el retorno del tándem más idiota y escatológico del cine. No sé si su fórmula está gastada o no: a mí esta secuela me pareció más divertida y necesaria que la película original. Torpemente rodada, como siempre en los Farrelly… ¡pero con una capacidad de corrosión tan sana!
Bien Jim Carrey y Jeff Daniels por ser fieles a sus personajes y bien la película por presentarnos el joven talento de Rachel Melvin y recuperarnos a una Kathleen Turner que no ceja de reírse de su pasado sexy.
Sinopsis
Jim Carrey y Jeff Daniels vuelven a encarnar sus famosos papeles como Lloyd Christmas y Harry Dunne en Dos tontos todavía más tontos, la secuela de Dos tontos muy tontos (1994). Los directores de la primera entrega, Peter y Bobby Farrelly, llevan a Lloyd y a Harry de viaje para que este último encuentre a la hija que no sabía que tenía y se enfrente a la responsabilidad que nunca, bajo ningún concepto, debían darle.
Han transcurrido exactamente veinte años desde que dejamos a Lloyd y a Harry jugando al escondite. En ese tiempo ha cambiado todo, excepto su supina idiotez. Cuando Harry, que necesita un transplante de riñón, se entera de que tiene una hija, no le queda más remedio que sacar a Lloyd del estado «comatoso» en el que se sumió desde que Mary le rechazó, y lanzarse a la carretera para encontrarla. Su viaje a través de Estados Unidos les llevará desde un hospital psiquiátrico –el sitio perfecto para ellos– hasta un congreso donde están reunidas las mentes más brillantes del mundo.
Bueno, no exactamente…
El estreno de Dos tontos muy tontos fue algo único en la historia del cine. Recaudó casi 200 millones de dólares y se convirtió en un auténtico éxito de taquilla, pero también está considerada como un clásico de culto. La comedia pasó a ser una habitual en las colecciones familiares y en los canales por cable, lo que no solo le permitió conservar a los fans del estreno en cine, sino conquistar a otra generación de «Chuchos chachis» que siempre querían oír más frases célebres de los dos amigos en su largo viaje.
Aunque el equipo creativo que dio a luz a la primera película consideró, reflexionó y pensó en un siguiente capítulo para los inesperados héroes, pasarían un par de décadas antes de que una conjunción estelar idónea permitiera empezar la preproducción.
Jeff Daniels reconoce que el éxito de la primera entrega le dejó atónito, pero que también se lo esperaba. «Dos tontos muy tontos no era para todo el mundo», explica el actor, «pero todo el mundo la vio. Cuando la rodamos, estábamos convencidos de que los catorceañeros estarían encantados, pero nadie se imaginaba que abarcaríamos edades comprendidas entre los 8 y los 80 años. Todavía se me acercan hombres de negocios en los aeropuertos para decirme que es su película favorita, y creo que se debe al hecho de que los hermanos Farrelly supieron plasmar la inocencia de Lloyd y de Harry».
Volviendo atrás 20 años, Jeff Daniels está de acuerdo en que los hermanos Farrelly, Jim Carrey y él dieron en el clavo con la primera película, pero ninguno estaba dispuesto a hacer una secuela si no era el momento apropiado y sin una historia perfecta. «Pete y Bobby no se equivocaron con la primera», sigue diciendo el intérprete, «y ahora saben perfectamente lo que hace gracia, lo que funciona y por qué funciona».
La idea cobró más fuerza cuando Jim Carrey volvió a ver la comedia hace unos años en un hotel. «Había visto trozos de Dos tontos muy tontos unas cuantas veces», explica, «pero entonces decidí sentarme y verla entera. Me morí de la risa. No podía creer las cosas que hacíamos, como capturar un rayo en una botella».
Últimamente, muchos adolescentes se acercaban a felicitar a los dos actores por su trabajo en la película que habían descubierto por sus padres. «La gente no ha olvidado a Lloyd y a Harry, y estaban más próximos a mí de lo que creía», sigue diciendo. «Es fantástico descubrir lo muy queridos que son los dos personajes, se han convertido en un mueble más en los hogares. No hace falta explicar a nadie quiénes son».
El productor Charles B. Wessler, que lleva más de veinte años trabajando con los hermanos Farrelly en películas como Algo pasa con Mary, Pegado a ti y Los tres chiflados, explica por qué la primera entrega llegó a tanta gente: «El concepto básico de Dos tontos muy tontos, y por el que funcionó tan bien, es que Lloyd y Harry son demasiado mayores para ser tan estúpidos y conseguir sobrevivir en un mundo como este».
Hace dos décadas, cuando empezó el rodaje de Dos tontos muy tontos, el productor Bradley Thomas vio lo que el público descubriría unos meses después: «Una de las mayores inquietudes de un productor es la química entre dos actores. Estábamos convencidos de que funcionaría con Jim y Jeff. Cuando vimos la primera toma, supimos inmediatamente que eran Harry y Lloyd».
Peter Farrelly se puso en contacto con Bennett Yellin, el guionista que colaboró con los dos hermanos en la primera entrega, y le habló de una trama en la que Harry y Lloyd empiezan a buscar a una hija desconocida porque Harry necesita un riñón urgentemente.
Los hermanos Farrelly decidieron que lo más sencillo era que la historia empezase exactamente veinte años después del fin de la primera, con ellos dos veinte años más viejos e igual o más de estúpidos. «Con lo que Jim y Jeff consiguieron en la primera película, sabíamos que el listón estaba muy alto, por eso pasamos mucho tiempo trabajando en el guión. Una vez acabado, pedimos a unos amigos que nos echaran una mano puliéndolo, y al final lo repasamos con Jim«, dice Bobby Farrelly. «La clave está en que el espectador sepa que Lloyd y Harry siguen siendo dos buenazos. Desde que los dejamos, no ha habido ninguna mejoría mental, no han crecido. Pero se tienen el uno al otro, y eso les basta para enfrentarse a la vida».
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