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«Doomsday: El día del juicio» («Doomsday», 2008), de Neil Marshall

Pues a mí me ha gustado.

Hablo de Doomsday. Me habían asustado: que quiere ser Mad Max, “pero el peor, el III”. Supongo que no han visto The Warriors ni Los guerreros del Bronx.

Doomsday está bien. Es mil veces mejor de lo que debiera ser, para tratarse de un multihomenaje con parto asistido artificialmente, como todos los homenajes. Para no ser de la época que le corresponde. Vale, mete el medievo en una fantasía futurista. ¿Y? Todos los ingleses lo hacen, es SU cosa. Y de hecho, el duelo en la arena es lo mejor de la peli, a efectos de conjunto. Bueno, la persecución al tren también mola. Y el concierto. Y más cosas.

Neil Marshall debutó con una horror movie muy mediocre, Dog Soldiers, mucho más atacable que Doomsday. Sin embargo, algo debía tener y yo debí de equivocarme, porque su segundo filme era muy bueno: The Descent. Allí el protagonismo femenino ya aportaba una perspectiva fresca al género redivivo.

En 2008 enloqueció y Marshall entregó una obra de amor absoluto al cine pandillero de los 80, a Carpenter y a (GeorgeMiller. Creo que merecía un recibimiento menos hostil. Y mucha más promoción. No es una película fácil: el público general no suele gustar de escenas de canibalismo donde los caníbales no sean zombies, sino humanos. No es fácil. En detalles como éste se nota que no es yanqui.

Marshall merece ahora todo mi crédito, no solamente porque dribló mi primer juicio a su talento, sino porque escogió a Rhona Mitra para protagonizar Doomsday. Yo soy fan de Kurt Russell como el que más, pero lo fácil hubiera sido buscar a otro Kurt Russell cualquiera para esta odisea urbana.

Rhona Mitra es lo mejor. Después de pasar por la tortura de ver lo mal que ha treintañecido Gwyneth Paltrow en Iron Man, Rhona es mi nuevo adalid femenino de la pantalla. Mitra es, literalmente, una diosa. Es más mujer que nadie y más hombre que tú y que yo. Su voz es uf y sus ojos son ay. Tiene las arrugas nasogeniales más atractivas del cine. Tiene una nariz más besable que un gato desentendido. Tiene unas tetas operadas más duras que las de Schwarzenegger. Tiene una hermosura sobrenatural. Y, como Kurt Russell en su momento, nadie cree que tenga talento interpretativo.

Es perfecta.

Sinopsis

Las autoridades someten a un país a una brutal cuarentena cuando ven que sucumbe al miedo y al caos ante el ataque de un virus. Durante tres décadas, el terrible virus parece haber desaparecido detrás de las paredes que se levantaron para contenerlo, hasta que reaparece con virulencia en una gran ciudad. Un grupo de especialistas de élite, liderados por Eden Sinclair (Rhona Mitra), es enviado con urgencia al país aún en cuarentena para obtener una vacuna a cualquier precio. Apartados del resto del mundo, el equipo deberá luchar a través de un paisaje convertido en la peor pesadilla.

Después del éxito de sus dos películas anteriores, The Descent y Dog Soldiers, Neil Marshall decidió ir aún más lejos. El director, conocido en Inglaterra como uno de los chicos “Splat”, en otras palabras, los que llenan la pantalla con acción continua a ritmo de vértigo, ideó Doomsday: El día del juicio, una historia que transcurre en un futuro muy próximo en un paisaje digno de una pesadilla. Sin embargo, la película no encaja con el thriller de acción actual, que se apoya en gran medida en los efectos creados por ordenador.

En este caso, el realizador prefirió aproximarse a las películas que veía de niño y que pocas veces pueden verse en las multisalas actuales. Neil Marshall explica: “Estaba decidido a que Doomsday: El día del juicio debía ser de esas películas de acción con efectos y trucos realizados por especialistas, de esos que ya no se hacen, con personas de verdad haciendo cosas peligrosas en un mundo de verdad. Nada de pantallas verdes ni cables, sino especialistas locos agarrados a coches yendo a 120 por hora a punto de chocar”. “En cierto modo, Doomsday: El día del juicio es mi visión del futuro”, sigue diciendo. “Un virus mortal ataca Inglaterra y el gobierno se ve obligado a levantar un muro para aislar toda Escocia y proteger el resto de la nación. Pasa un cuarto de siglo y mandan a un equipo de élite para encontrar la cura del virus Reaper (Segador)”.

El productor Benedict Carver, copresidente de Crystal Sky Pictures, con el también productor y fundador de la productora, Steven Paul, opina que la evolución de Neil Marshall, de películas de bajo presupuesto a una película mediana, era algo natural. “Dog Soldiers fue una buena película realizada con poco dinero”, dice el productor. “Lo mismo ocurrió con The Descent, ambas escritas y dirigidas por Neil. Un buen director puede hacer cualquier película sin importar el presupuesto. Me parece que demostró una habilidad especial en ambas películas, que también saldrá a relucir en Doomsday: El día del juicio”.

Aunque esta película recuerde con cierta nostalgia algunos de los filmes más importantes del género de los años setenta y ochenta, es una creación muy actual del inventivo guionista. El productor Steven Paul dice: “La última película de Neil se inspira en las producciones postapocalípticas del pasado, como Rescate en Nueva York, The Warriors/Los amos de la noche, El último hombre… vivo, y Mad Max. Esas son las películas que nos han inspirado. Queríamos rodar algo que recordara los filmes de John Carpenter y de George Miller, y de todos los grandes directores de los setenta de este género. Aunque la película es una especie de homenaje a ese tipo de película, debo recalcar que Neil aporta su visión personal a Doomsday: El día del juicio”.

La idea nació cuando el director imaginó una historia en la que un guerrero moderno se enfrenta a un caballero con armadura… en un paisaje postapocalíptico. Neil Marshall dice: “Me parece que este género no se ha tocado últimamente; es un regreso al cine que tanto me gusta”.

Neil Marshall impresionó a la actriz Rhona Mitra desde la primera vez que se reunieron para hablar del papel. Se dio cuenta de la convicción con la que había escrito el guión y del apoyo que tenía por parte de la productora. Hablaron de la imagen equivocada de la mujer en papeles de heroínas de acción, y estuvieron de acuerdo en que dos excepciones estelares confirmaban la regla: Linda Hamilton en Terminator, y Sigourney Weaver en las diversas entregas de Alien. Rhona Mitra reconoce que se inspiró en estas dos actrices durante el rodaje, pero que también influyeron en ella dos actores: “En ocasiones sentí a Mel Gibson o a Harrison Ford sentado en mi hombro”.

Además de algunos actores con los que trabajó en las dos películas anteriores, como Sean Pertwee, Craig Conway, Myanna Buring y Darren Morfitt, Neil Marshall tenía ganas de incorporar actores del nivel y la experiencia de Bob Hoskins y Malcolm McDowell al reparto: “Bob y Malcolm tienen mucha experiencia y fue un auténtico placer trabajar con ellos. Conocen su trabajo y saben hacerlo”.

Antes de que empezase la película, el director trabajó con un storyboard muy detallado, sobre todo para las escenas de acción. Sin embargo, durante el rodaje no lo usó ya que prefiere permanecer abierto a cualquier cambio que pueda mejorar una escena. La mayoría del rodaje de Doomsday: El día del juicio tuvo lugar en Sudáfrica debido a la variedad paisajística y a que las instalaciones cinematográficas del país permitían un gran ahorro. Además, ya que se empezaría a rodar en enero, pleno verano en Sudáfrica, era perfecto para las escenas de exteriores. Después de un rodaje de sesenta y seis días, el equipo se trasladó a Inglaterra para una estancia de dos semanas en Escocia y para rodar una escena en Londres. ¿Qué sería de una película que transcurre en Inglaterra sin una toma del puente de Londres?

En Sudáfrica se instalaron en Ciudad del Cabo, donde obtuvieron todo tipo de cooperación. En palabras del director: “El rodaje de Doomsday: El día del juicio en Ciudad del Cabo fue increíble. El equipo técnico era magnífico. Los decorados exteriores, espectaculares. El tiempo, increíble. Nos permitieron hacer explotar bombas de noche en pleno centro. Cerramos una zona muy céntrica un sábado por la tarde para montar una persecución a pie, en autobús y en moto. Nos apropiamos de un parque temático, lo transformamos en la guarida de los malos y lo llenamos con miles de figurantes aullando y agitando bates de béisbol”.

El diseñador de producción Simon Bowles explica que el rodaje de Doomsday: El día del juicio implicaba incorporar cinco épocas en una película: “Empezamos en la Escocia actual, donde el virus hace estragos, que queda sellada por un muro de acero. Damos un salto de 25 años hacia el futuro a un Londres casi aislado del resto del mundo por miedo al avance del virus. La ciudad está dividida en dos clases sociales, una muy pobre controlada por la policía, y la de los guerreros futuristas. Volvemos a Escocia y descubrimos el mundo de los Merodeadores, que han usado todo lo que tenían a su alcance para fabricar objetos útiles, sobre todo armas y vehículos. Y finalmente vamos al castillo de Kane, donde los supervivientes se han sumido en una versión moderna de la vida medieval y casi parecen sacados de un museo. El aspecto y la gente que puebla estas cinco épocas son muy diferentes. La dificultad surge cuando se mezclan”.

Una de las escenas más complicadas de la película es la del rally organizado por Sol, el líder de los muy cabreados supervivientes punks. Neil Marshall recuerda, con una sonrisa: “Estaba convencido de que la escena más difícil de rodar sería la que transcurre en el cuartel general de Sol, con cientos de Merodeadores, tragafuegos, acróbatas, moteros, y con Craig Conway en el papel de Sol arengando a la multitud desde el escenario hasta hacerla enloquecer. Acaba con Sean Pertwee (en el papel de Talbot) asado vivo en el escenario y devorado por la multitud. Sin embargo, una vez que pusimos la logística a punto, fue una de las escenas más fáciles de rodar”.

El director sigue describiendo el circo infernal: “Había unas bailarinas medio desnudas y unos cuantos gordos vestidos con falditas escocesas bailando el can can detrás de Sol mientras animaba a sus 800 seguidores. Creo que Sam Pertwee se quedó un poco perplejo cuando le subieron al escenario para sacrificarle. Simon Bowles diseñó un vehículo llamado ‘barbacoa asesina’, donde Sean cuelga de una grúa que le sostiene encima de las llamas. Mientras le asan vivo, la multitud hace cola con un plato en la mano para participar en el banquete. Al final, Sean reconoció estar encantado porque había tenido la muerte más espectacular. No se ha visto nada parecido antes”.

El diseñador de producción llenó el decorado con coches destrozados, esculturas metálicas, pintadas en las paredes y muebles viejos. Los cientos de figurantes tenían pinta de haber crecido detrás de un muro de acero, aislados del resto del mundo, cada uno con maquillaje, ropa y peinados diferentes.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Rogue Pictures, Crystal Sky Pictures, Scion Films, Intrepid Pictures,  Universal Pictures International Spain. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
(Avatar © David Campos)

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