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Nuestros abuelos dinosaurios

«Visto el volumen de estos animales, llama la atención de que prosperaran en un medio de aparente exigua vegetación como la Patagonia»

La Patagonia argentina es un tópico del paisajismo asociado a una llanura pétrea y deshabitada. Ciertamente, aunque como superficie es la mitad del país, su población apenas equivale al 5%. Por lo demás, aparte de lo dicho, tiene zonas boscosas, montañas terciarias, glaciares y llanuras de pastizal con abundante ganadería ovina. Da al mar, a la pesca y al horizonte de la melancolía patriótica, las Islas Malvinas.La plataforma de piedra también existe y es una enorme y pulida bandeja arcaica, es decir anterior a la era montañosa del planeta.

Esta divagación geográfica viene a cuento de la exposición Dinosaurios de la Patagonia que ofrece Caixaforum en su sede madrileña. Cuenta con una nutrida colección de esqueletos construidos a partir de piezas halladas en aquella región. Visto el volumen de estos animales, llama la atención de que prosperaran en un medio de aparente exigua vegetación, lo que hace pensar en que la Patagonia que fue su hogar debió ser más abundante en verdores. Sí: con excepciones, aquellos gigantescos bichos eran mayormente vegetarianos.

De los dinosaurios caben confirmaciones y también hipótesis. Podemos contar con sus osamentas y calcular su peso, su dentadura, sus entrañas, su musculatura, su pellejo y hasta la velocidad de sus movimientos. Emitirían sonidos, seguramente aterradores si los pudiéramos oír hoy. Los cubrirían escamas a manera de escudos correosos, acaso verdes, amarillos o parduscos. Mayormente eran cuadrúpedos salvo algunos ejemplares bípedos con rastros tal vez atrofiados de patas delanteras. ¿O habrán sido alas?

Queremos ver sus parientes pobres en ciertos tipos de saurios vivientes pero que no parecen ser descendientes apocados, sino que ya eran relativamente pequeños por entonces. Lo seguro es que, filmes de fantaciencia aparte, han desaparecido. Quizá por falta de vegetación alimenticia dado el cambio climático, o por la catástrofe planetaria de un asteroide agresivo cuyo choque asoló la Tierra o víctimas de epidemias en tiempos sin vacunas.

Una llamativa memoria legendaria nos describe dragones a los que enfrentaron los paladines de aquellas fechas, las del “Érase una vez…” Los más imaginativos llegan a creer que la memoria de la especie, sostenida por la herencia, pudo haber dejado en el recuerdo genético de algunos prójimos los dragones de San Jorge, el Arcángel Miguel y Sigfrido.

Los saurios de gran tamaño dejaron de poblar la tierra mucho antes de que apareciera nuestra especie.

Imagen superior: Ameghino, padre de la paleontología argentina, sostenía que el llamado ‘hombre fósil de Miramar’, hallado en 1888 en el arroyo La Tigra, superaba los dos millones de años de antigüedad, lo que convertía a este ancestro en origen de la humanidad.

Esto, sin tener en cuenta las teorías del naturalista argentino Florentino Ameghino. El autor de Filogenia (1884) sostuvo que el hombre es original de América y convivió con los grandes mamíferos de la prehistoria.

Hace poco se han encontrado rastros de ADN de mamut. No faltan los entusiastas que proponen clonar al animalito y largarlo en un medio natural para estudiar sus costumbres: las idílicas costumbres de una Edad de Oro. No la registra la ciencia natural pero, viendo la apostura de los dinosaurios reconstruidos en Caixaforum, lo aconsejable es limitarse a los parques jurásicos del cine.

Copyright del artículo © Blas Matamoro. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")