Estobeo asegura que Demócrito (Abdera, Tracia, c. 460 a. C.-c. 370 a. C.) dijo: “No desees conocer todo, pues te convertirás en ignorante en todo”. Pierre Aubenque, siguiendo a autores griegos y latinos, afirma que Demócrito empezó Sobre la naturaleza, con las siguientes palabras: “Voy a hablar de todo”.
Tal vez en esas dos frases contradictorias del hombre que es considerado el fundador del atomismo, se esconde alguna paradoja perdida que explique su asombrosa divergencia, o tal vez la explicación sea como la de uno de los cuentos del padre Brown, el simpático curita detective creado por Chesterton.
En el cuento, un crimen se explica y se resuelve a partir de unas comillas ausentes: el criminal ha recortado cuidadosamente la esquina de una página, con la única intención de eliminar las comillas de inicio de una novela y convertir el texto literario en el testamento de un suicida.
Para evitar que esa esquina equívoca haga sospechar a la policía, el criminal se ve obligado a recortar de la misma manera todos los folios que hay en el despacho del muerto. Eso hace pensar a todo el mundo, menos al padre Brown, que el escritor tenía la manía de escribir en folios con una esquina recortada.
Algo semejante hacen o hacemos quienes nos dedicamos a hablar con los muertos, es decir, con los autores del pasado. Seleccionamos los pasajes que coinciden con la interpretación que queremos presentar al mundo, ordenamos frases dispersas para que todas conduzcan a una única conclusión y recortamos las esquinas equívocas de cualquier discurso.
La primera sentencia de Demócrito citada por Estobeo, la que nos recomienda no querer conocer todo, quizá tan solo una cita fuera de contexto. Quizá Demócrito dijo algo así como: “Hay quienes recomiendan que no desees conocer todo, pero yo opino que…”
Es posible que Estobeo recortase o aislase una frase equívoca, porque resulta difícil creer que Demócrito recomendara no interesarse por todo, él que fue el primer hombre universal, un tipo de personalidad al que se podría aplicar con toda justicia la expresión “hombre renacentista”, que, por cierto, sólo se puede aplicar con propiedad a Leonardo Da Vinci y a alguno de sus coetáneos en aquella época llena de especialistas.
El renacentista Demócrito investigó, hace más de dos mil años, casi todo lo visible y lo invisible o imaginable, como prueban los títulos de sus libros: Gran Cosmología, Sobre la valentía, Sobre los sentidos, Cuestiones atmosféricas, Sobre ritmos y armonía, Sobre agricultura, Sobre combates con armas pesadas, Sobre la fiebre y la tos provocada por enfermedad, Sobre las líneas inconmensurables, Sobre la piedra imán, Sobre la disposición de ánimo del sabio, entre varias decenas más, que prueban la diversidad de sus intereses. Resulta más sensato sin duda no creer a Estobeo y recordar lo que Aristóteles dijo de Demócrito: “Parece haberse preocupado por todo y se distingue de los demás incluso en su forma de proceder, pues en general ningún filósofo trató tema alguno sino superficialmente, a excepción de Demócrito”.
Además, entre libro y libro, entre investigación e investigación, Demócrito, que prefería descubrir una ley causal antes que convertirse en rey de los persas, tuvo tiempo para crear el atomismo.
Copyright © Daniel Tubau. Reservados todos los derechos.