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Del Dieciocho portugués: João de Sousa Carvalho

El flautista y luego director de orquesta austriaco René Clemencic se acercó, allá por 1990, a algunas obras del Dieciocho muy ignoradas la mayoría, una del italiano Vivaldi (L’Olimpiade), otra del español Torrejón y Velasco (La púrpura de la rosa, la primera ópera «suramericana»), una tercera del austriaco Johann Joseph Fux (Dafne in lauro, sobre el recurrente mito de la muchacha convertida en tan culinario aderezo, el laurel), una cuarta del alemán Reinhard Keiser (Croesus, su obra más famosa que acabó convertida en ¡singspiel!) y, por último, la del portugués João de Sousa Carvalho (Testoride argonauta).

Nuova Era reeditó este último título del compositor portugués más famoso del momento, que vivió entre 1745 (fecha en que Vivaldi llevaba cuatro años muerto y Luigi Boccherini dos vivo) y 1798 (cuando Donizetti tenía un añito y Rossini cinco), logrando como mayor muestra de su prestigio profesional ser profesor de canto de la familia real lusa.

Todas estas óperas Clemencic las había ofrecido en sesiones concertísticas en los Champs Elysées parisinos (salvo la que nos ocupa, que gozó de una somera puesta en escena primeramente ofrecida en la Fundación Gulbenkian lisboeta), con equipos vocales comunes y con el Clemencic Consort. Testoride argonauta, estrenada en Lisboa en 1780 (un año antes del Idomeneo de Mozart) está a medio camino entre el Barroco (pues cuenta con la típica complicación argumental, entre enemistades políticas y desencuentros sentimentales) y el Clasicismo (por la casi totalidad de las soluciones musicales y vocales) y pone de relieve la capacidad creativa de un músico atento a lo que se cuece en su época, pero fiel a su formación napolitana, de la que es reflejo indudable esta partitura. Sobre todo por la perfecta fusión entre los muy expresivos recitativos, que preparan y se enlazan convenientemente con el aria correspondiente en una simbiosis casi ideal.

El reparto está dominado por voces femeninas, de variado colorido que va de la oscura contralto (Lucia Meeuwsen) a la soprano ligera (Lina Akerlund), con una sola presencia masculina, el tenor Curtis Rayam, un cantante afecto a lo que se puede calificar de «rarezas», pues fue intérprete contemporáneo del Axur de Salieri, el Mitridate de Mozart o la Rodelinda (papel de Grimoaldo) de Haendel. En definitiva, Testoride argonauta, que pese al título nada tiene que ver con el vellocino de oro, es una curiosidad tan atractiva como para no dejarla pasar por alto.

Disco recomendado: João de Sousa Carvalho: Testoride Argonauta (Ópera en dos actos) / Elisabeth von Magnus, Curtis Rayam, Lucia Meeuwsen / Orquesta Barroca Clemencic. Dir.: René Clemencic / NUOVA ERA / Ref.: 7376 (2 CD)

Copyright del artículo © Fernando Fraga. Este artículo se publica en Cualia por cortesía del autor y de Diverdi. Reservados todos los derechos.

Fernando Fraga

Es uno de los estudiosos de la ópera más destacados de nuestro país. Desde 1980 se dedica al mundo de la música como crítico y conferenciante.
Tres años después comenzó a colaborar en Radio Clásica de Radio Nacional de España. Sus críticas y artículos aparecen habitualmente en la revista "Scherzo".
Asimismo, es colaborador de otras publicaciones culturales, como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Crítica de Arte", "Ópera Actual", "Ritmo" y "Revista de Occidente". Junto a Blas Matamoro, ha escrito los libros "Vivir la ópera" (1994), "La ópera" (1995), "Morir para la ópera" (1996) y "Plácido Domingo: historia de una voz" (1996). Es autor de las monografías "Rossini" (1998), "Verdi" (2000), "Simplemente divas" (2014) y "Maria Callas. El adiós a la diva" (2017). En colaboración con Enrique Pérez Adrián escribió "Los mejores discos de ópera" (2001) y "Verdi y Wagner. Sus mejores grabaciones en DVD y CD" (2013).