En el anterior libro de la saga, Festín de cuervos, George R.R. Martin nos advertía que la novela era la mitad de un libro. La otra parte de esa entrega de Canción de Hielo y Fuego llega ahora a los lectores bajo el título Danza de Dragones (A Dance With Dragons).
El autor aseguraba tener demasiado material como para meterlo en un único volumen, y dejaba de lado los episodios dedicados a personajes tan principales como Jon Nieve, Tyrion Lannister o Daenerys Targaryen, reservándolos para este nuevo volumen. Esa extraña decisión editorial no gustó del todo a algunos seguidores, que echaban de menos a varios de sus personajes favoritos. Además, creó cierta frustración por la proliferación de episodios repetitivos dedicados a figuras como Cersei o Brienne de Tarth. Episodios no carentes de interés, pero fáciles de resumir.
Tratándose de un libro “de transición”, tras los brutales acontecimientos de Tormenta de espadas, este Festín de cuervos / Danza de dragones se convierte en un mastodonte de alrededor de dos mil páginas, no especialmente dinámicas, que piden a gritos un buen editor que elimine la paja y aligere la narración. Y es que, a pesar de la aparición de Tyrion, Jon y Daenerys, Danza de dragones también incluye demasiado relleno.
Los episodios de Jon y Dany, pese a que narran cosas tan interesantes como las desastrosas consecuencias socioeconómicas de las aparentes victorias previas de dichos personajes, resultan reiterativos. De igual modo, la incorporación de episodios dedicados a personajes más o menos nuevos, como Quentyn Martell, tienen una utilidad narrativa muy discutible.
Por fortuna, el arco argumental de Tyrion resulta muy entretenido, con el genial enano en plena forma y recorriendo un accidentado viaje lleno de desventuras propias de la más clásica literatura picaresca. Incluso los mencionados episodios de Jon y Daenerys, si bien no impulsan la narración, lanzan interesantes cuestiones respecto al liderazgo y la dificultad (¿imposibilidad?) de gobernar correctamente, en especial si se pretende agradar a todos y mantener unos férreos principios éticos.
También hay que destacar la mayor presencia de Ramsay Bolton, quien viene a ser el villano más malvado y odioso de los que han aparecido en la saga. Y eso es decir mucho, teniendo en cuenta la superpoblación de energúmenos en Canción de Hielo y Fuego.
En suma, Danza de dragones es literatura más que aceptable, pero mal presentada.
Aunque la narración de la primera mitad del libro corre paralela a Festín de cuervos, la segunda continúa la historia, incorporando de nuevo personajes que ya vimos en esa cuarta novela. ¿Un lío? Sí, y sobre todo si tenemos en cuenta que la mayor parte de las subtramas de Danza de dragones se interrumpen abruptamente al finalizar la novela, y no todas ellas con los clásicos cliffhanger que caracterizan al autor.
Sencillamente, el libro acaba porque mil páginas son demasiadas. Pese a sus puntos débiles, la novela –mejor dicho, las dos novelas– ha construido una nueva tensión argumental que no tiene otro remedio que explotar en una hecatombe de violencia, traición, muerte y horrores varios. Todo ello para delicia de esos masoquistas que somos los fans de esta apasionante saga anti-heroica.
Sinopsis
Daenerys Targaryen intenta mitigar el rastro de sangre y fuego que dejó en las Ciudades Libres y se empeña en erradicar la esclavitud en Meereen. Mientras, un enano parricida, un príncipe de incógnito, un capitán implacable y un enigmático caballero acuden a la llamada de los dragones desde el otro lado del mar Angosto, ajenos al peligro que se cierne sobre el Norte, y que solo las menguadas huestes de uno de los reyes en discordia y la Guardia de la Noche se aprestan a afrontar.
George R. R. Martin sigue añadiendo sutiles e intrincadas tramas a su impresionante retablo de intrigas y pasiones, y sumando admiradores incondicionales. Rebasa las barreras de los géneros como si nunca hubieran existido: Danza de dragones marca su consagración definitiva entre los más grandes creadores de la historia de la literatura, más allá de cualquier distinción de etiquetas.
Copyright del texto © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.
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