Cómic fundamental en la ciencia-ficción festiva europea, Valérian y Laureline, obra del dibujante Jean-Claude Mézières y el guionista Pierre Christin, comenzó a publicarse a finales de los 60 e influyó en buena medida en la space-opera posterior, incluyendo La guerra de la galaxias (George Lucas, 1977) y El quinto elemento (1997).
El director y guionista de este último film, Luc Besson, siempre se ha declarado admirador de ese célebre tebeo. No es extraño que el veterano y exitoso cineasta se haya encargado de una adaptación cinematográfica donde destacan, como sucedía en El quinto elemento, las ocurrencias visuales y los conceptos fantasiosos por encima de un guión no tan trabajado como las imágenes.
El film arranca con un tema de David Bowie, artista omnipresente en las películas de 2017, algo que no le puede molestar a nadie, en especial si sus canciones están utilizadas de una manera tan magnífica como en el arranque de Valerian y la ciudad de los mil planetas. Dicha secuencia es un canto a la parte más humanista, optimista e inspiradora de la exploración espacial, e inyecta al film una buena dosis de espíritu alegre y sentido de la maravilla, algo que se mantiene durante gran parte de la película, hasta que el metraje se alarga en exceso y la fantasía comienza a diluirse en una trama estándar y poco inspirada.
El guión, fabricado a base de retazos mal cosidos procedentes de los cómics de Mezières y Christin, y repleto de diálogos tiernos e ingenuos, pero bastante repetitivos, termina por convertirse en el peor enemigo de un film con gran potencial, sobre todo si tenemos en cuenta sus escenarios: planetas-playa con ciudades formadas por caracolas gigantes, inmensos bazares interdimensionales, ciudades espaciales inconcebibles donde conviven las especies alienígenas más dispares… Toda una colección de prodigios que, al final, sólo sirven como telón de fondo para una historia muy simplona.
La pareja protagonista, formada por Dane DeHaan (conocido popularmente como “Creepy DiCaprio”) y Cara Delevingne, aporta la juventud, energía y belleza necesarias en un film de estas características. Y es que, afortunadamente, Valerian y la ciudad de los mil planetas es una película dirigida al público más joven. Es más, podría decirse que es la primera película “del espacio” que vemos en mucho, mucho tiempo apta al 100% para niños, libre de dramas oscuros y violencia desagradable.
Una película que alterna la fascinación con el aburrimiento, pero que triunfa cuando opta por la imaginación libre de límites.
Sinopsis
Valerian y la ciudad de los mil planetas es una película de aventuras de Luc Besson, el director de León (El profesional), El quinto elemento, Nikita, dura de matar y Lucy. Basada en el revolucionario cómic francobelga que inspiró a toda una generación de artistas, escritores y cineastas, llega al fin una visión que ha tardado toda una vida en hacerse realidad.
En el siglo XXVIII, Valerian (Dane Dehaan, The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro, Chronicle) y Laureline (Cara Delevingne, Escuadrón Suicida, Ciudades de papel) forman un equipo de agentes especiales encargados de mantener el orden en todos los territorios humanos. Por encargo del ministro de Defensa (el compositor ganador del Óscar y el Grammy Herbie Hancock), los dos se embarcan en una misión a la asombrosa ciudad de Alfa, una metrópolis en constante expansión en la que convergen desde hace siglos especies procedentes de todos los confines del universo para compartir entre si conocimientos, inteligencia y culturas.
Pero Alfa oculta en su interior un misterio, una fuerza oscura que pone en peligro la pacífica existencia de la Ciudad de los Mil Planetas, y Valerian y Laureline deberán apresurarse para identificar a esa amenaza que les acecha y salvar no solo Alfa, sino el mismo futuro del universo.
Acompañan a DeHaan y Delevingne en el reparto un extraordinario elenco de intérpretes veteranos y recién llegados a la gran pantalla, encabezados por Clive Owen, Ethan Hawke, John Goodman, Kris Wu y Rutger Hauer . En una sensacional interpretación, el icono mundial del pop Rihanna debuta en el género del cine fantástico.
La trama principal de Valerian y la ciudad de los mil planetas, un espectacular evento 3D ambientado en un universo más allá de la imaginación, empieza en el año 2740. Esta épica aventura, clásica y familiar, y al mismo tiempo sumamente exótica y emocionante, sigue al comandante Valerian (DeHaan), un pícaro agente del gobierno, estrella en alza del ejército humano. Es un guerrero extraordinario con un sexto sentido para la táctica, ampliamente conocido por su valor.
Valerian está acompañado en sus viajes por el espacio por su intrépida compañera, la sargento Laureline (Delevingne), cuya innata inteligencia solo es comparable a su férrea determinación, su feroz independencia y sus impresionantes despliegues de fuerza. Con lo motivada y centrada que está en su carrera, Laureline está mucho más chapada a la antigua y es más sencilla en su vida personal: quiere enamorarse, casarse y tener una familia. Además de ser una excelente agente espacial, naturalmente.
Al comienzo de su aventura, Valerian y Laureline se dirigen al planeta desértico de Kirian, donde les encargan que se infiltren en los sórdidos bajos fondos del bullicioso Gran Mercado intradimensional. Siguiendo las órdenes del ministro de Defensa (Hancock), deben recuperar el último transmutador de Mül que queda, una diminuta criatura con poderes milagrosos que podría ayudarles a salvar a una pacífica civilización que se creía desaparecida.
Con el transmutador como preciosa carga a bordo de su nave espacial, «El Intruder», Valerian y Laureline viajan a continuación a Alfa, la enorme estación espacial conocida en toda la galaxia como la Ciudad de los Mil Planetas. Su misión principal consiste en garantizar la seguridad del comandante Arun Filitt (Owen), pero el misterio que alberga Alfa en su interior no tardará en adquirir una urgencia más alarmante, que obligará a Valerian y a Laureline a decidir si deben confiar en su instinto por encima de la información que les han proporcionado sobre su misión.
De la página a la pantalla: Valerian alza el vuelo
Mucho antes de que Luc Besson se convirtiera en uno de los principales autores del cine de acción del mundo —escribiendo, produciendo y dirigiendo toda una serie de éxitos icónicos— fue un chico fascinado por una serie de cómics llamada Valerian y Laureline, que empezó a publicarse una década antes de que la descubriera. Recuerda el realizador: «Cuando tenía 10 años, iba al quiosco todos los miércoles. Una vez, encontré una revista llamada Pilote. Dentro, descubrí a ‘Valerian y Laureline’. Pensé: ‘Oh, Dios mío, ¿qué es esto?’. Ese día, me enamoré de Laureline, y quería ser Valerian».
Besson no tardaría en engancharse a los apasionantes seriales gráficos escritos por el autor francés Pierre Christin e ilustrados de forma rompedora por Jean-Claude Mézières, devorando los 20 volúmenes publicados hasta la fecha. «Eran los 70, y era la primera vez que veíamos a una chica moderna repartiendo leña», recuerda. «No se trataba de superhéroes con capa. Esto era mucho más ligero, libre y muy ameno, porque Laureline y Valerian eran como dos policías normales de la actualidad, solo que en el siglo XXVIII, donde todo es extraño y alucinante».
El cómic en el que se basa el filme, que la editorial Dargaud empezó a publicar en 1967, inspiró a Besson no solo a imaginar su emblemática El quinto elemento, sino que también ha influido a otros cineastas a crear algunas de las películas de ciencia ficción más icónicas del último medio siglo.
Con su pasión por Valerian y Laureline siempre presente, Besson creció hasta convertirse en la fuerza creativa responsable de cintas de acción tan influyentes como Nikita, dura de matar y León (El profesional). No fue hasta que empezó a filmar su épico clásico de culto distópico retrofuturista El quinto elemento cuando se planteó la posibilidad de sacar a su héroe de fantasía de la infancia de la estantería y empezó a darle vueltas a la idea de adaptar las novelas gráficas al cine. Besson comenta riendo: «Jean-Claude Mézières, que diseñó El quinto elemento, me dijo: ‘¿Por qué haces esto? ¡Deberías estar haciendo Valerian!».
Limitado por la tecnología de efectos visuales relativamente primitiva disponible en la década de 1990, Besson sabía que pasaría un tiempo antes de ser capaz de crear el maravilloso universo de Valerian y Laureline que sabía que el material original merecía. «Cuando volví a leerme los cómics», recuerda, «llegué a la conclusión de que era imposible hacer las películas. La tecnología de entonces no era lo suficientemente buena para recrear todos esos mundos y alienígenas».
Haría falta un terremoto y un enorme avance evolutivo en efectos visuales para permitir al cineasta dar vida a Valerian y Laureline. Después de que James Cameron invitara a Besson al set de rodaje de su épica aventura espacial Avatar, el director francés se decidió. «Cuando llegó Avatar, hizo que todo pareciera posible. Recuerdo pensar: ‘Algún día, volveré a la ciencia ficción con todas estas nuevas herramientas, con las que el único límite es tu imaginación. Entonces fue cuando decidí hacer Valerian«.
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