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Crítica: «Redención» («Southpaw», Antoine Fuqua, 2015)

El drama pugilístico parece ser uno de esos géneros que nunca pasan de moda, aunque el propio boxeo ya no sea algo tan popular como antaño. Lo cierto es que no ha evolucionado demasiado a lo largo de su historia: recordemos que Arthur Conan DoyleJack London o Robert E. Howard escribieron no pocas líneas sobre los modernos gladiadores del ring.

Si nos fiamos de la ficción y la vida de muchas ex-estrellas del boxeo, no es precisamente uno de los deportes más agradecidos, y si bien los triunfos son vibrantes, las derrotas son demoledoras. En Redención volvemos a ser espectadores de la caída en desgracia de un campeón de este deporte, Billy Hope, que escaló a lo más alto desde la miseria y vuelve a caer en ella de la manera más rápida (y estúpida).

Tragedias personales, managers traidores, autosuperación gracias a la introspección y el duro trabajo (con un sabio pero duro entrenador: el sensei de turno), y sobre todo, el modo en que el protagonista se aleja del lujo y el oropel para volver a recuperar su trono y su vida son elementos que conoce bien cualquier espectador que haya visto más de dos películas sobre boxeo. Y por supuesto, son ingredientes que volverá a encontrar aquí.

El plato fuerte de Redención es su reparto, con un Jake Gyllenhaal esculpido en el gimnasio y protagonizando personalmente las escenas de lucha, Forest Whitaker como el Yoda de turno y Rachel McAdams en el papel sufrida esposa del púgil. Como secundarios, aparecen algunas estrellas musicales estadounidenses que los que peinan canas no tienen por qué conocer, como 50 Cent o Rita Ora.

Los mejores momentos de la película son aquellos en los que se nos muestra la hermandad del protagonista con sus amigos de toda la vida, y el intenso vínculo con su esposa. Todos se conocieron y criaron en un entorno problemático y compartieron muchos momentos de dolor y errores de juventud. Son pequeñas píldoras emotivas y que respiran realidad, aunque terminan por ser sepultadas ante un excesivo aluvión de desgracias, tan seguidas y melodramáticas que acaban por saturar y transformar el film en un festival de tópicos lacrimógenos.

Redención fue rodada por Antoine Fuqua antes que su divertido (re)remake de Los 7 Magníficos, y llega tardíamente a nuestros cines por esas arcanas razones que gobiernan el extraño mundo de la distribución cinematográfica.

Redención

No fue precisamente el amor por el boxeo lo que llevó al actor nominado al Oscar Jake Gyllenhaal a protagonizar Redención. De hecho, Gyllenhaal no estaba nada familiarizado con este deporte antes de incorporarse al proyecto, aunque ahora se considera un ávido fan. Para él, el director Antoine Fuqua, que practica el boxeo y entrena cada día, fue la razón principal de su interés por el filme. Se habían conocido años atrás, y Fuqua le insistió en que le encantaría dirigirle en algo que el público no hubiera visto nunca.

Aunque Gyllenhaal se tomó aquello como la típica conversación de Hollywood, que luego quizá queda en nada, Fuqua finalmente cumplió con su palabra. Determinado a que Redención no fuera «una película de boxeo más», el realizador se propuso encontrar a un actor que quisiera asumir el papel de Billy «El Grande» Hope de la forma más literal y descarnada posible –sin dobles, con muy pocos efectos especiales, sin que sea necesario excesivo montaje– simplemente entrenamiento puro y duro, para ofrecer una réplica del mundo del boxeo lo más fiel posible.

«El motivo por el que me gusta interpretar determinados personajes es la propia duda que tengo sobre mi capacidad para hacerlo», confiesa Gyllenhaal. «Antoine creyó en mí años antes de que yo ni siquiera lo supiera, y luego en el proceso él seguía creyendo en que yo podía hacerlo. Creo que una fe tan convencida hace que saques lo mejor de ti».

Dada la intensiva inmersión de Gyllenhaal en el papel de Billy, puede sorprender que la película estuviera originalmente pensada para un intérprete muy distinto: el artista de hip hop Marshall Matters, más conocido como Eminem. El creador de Hijos de la anarquíaKurt Sutter, cuyo padre fue luchador semiprofesional, fue el primero que contactó con el equipo del rapero tres años antes con la posibilidad de hacer un remake del clásico de boxeo Campeón (1979).

Sin embargo, a Sutter no le acababa de convencer la idea de hacer una mera revisión de una película clásica. «Siempre intento no hacer nada que recuerde a otra cosa, así que mi intención fue explicar la historia de Marshall a través de una analogía pugilística». Como inspiración para narrar la caída en espiral del personaje de Billy Hope estaba la propia lucha de Eminem en su vida real, con la muerte de su mejor amigo Proof. Su estrecha relación con su hija, Hailie Jade, también fue pieza clave para informar del otro pilar de la historia: la paternidad.

Cuando el músico abandonó el proyecto a última hora para dedicarse a su siguiente disco, Sutter y Fuqua regresaron a la mesa de dibujo y finalmente optaron por Gyllenhaal. De todos modos, Eminem sigue muy conectado con la película y su single Phenomenal es la primera canción de la banda sonora oficial. «Sencillamente parece tener una capacidad innata de entender el mundo –los momentos altos, los bajos y la montaña rusa emocional», explica Fuqua, justificando por qué pidió a Eminem que siguiera involucrado en el proyecto. De hecho, el rapero fue la primera persona a quien mostró el filme una vez terminado. «Quise ver si lo sentía», admite. «Es una persona que ha atravesado su propia oscuridad. Si salía de la sala sintiendo aún más esa oscuridad, eso quería decir que había hecho mi trabajo».

Junto con SutterFuqua y Gyllenhaal tomaron la determinación de elaborar un largometraje que fuera tanto una oda realista al deporte como una historia compleja pero narrable de dureza de la vida personal y familiar. Gyllenhaal apunta: «Lo que me intrigaba desde el principio fue la idea de que Billy es un tipo que se ha construido a sí mismo a partir de su propia rabia y de su propio enojo –se labró una carrera con ello, tuvo un gran éxito y ganó mucho dinero. De hecho, esa ira puede indirectamente acabar por destruirte. Al final, para mí, y sé que también para Antoine, esta es una historia sobre un hombre que se enfrenta a su propia ira y a la idea de lo que significa ser padre».

Sutter añade que después de leer el guión con Fuqua y Gyllenhaal, empezaron a enfocarlo y a darle una nueva forma, desde una metáfora específica del viaje personal del protagonista —que era la idea inicial— a una temática de más alcance. «Me di cuenta de que no era simplemente la historia de un solo hombre», dice Sutter. «En realidad era esta historia universal sobre la redención, la superación de obstáculos y demonios personales, y el hecho de poner a los demás por delante de ti». Lo que también se acordó entre el director, el guionista y el actor principal fue que el género cinematográfico pugilístico va acompañado de numerosos y familiares tópicos, y lo que todos quisieron fue dar lo máximo de cada uno para llevar Redención por un camino diferente y refrescante.

A fin de sentar unos sólidos cimientos para construir una película de boxeo excepcionalmente realista, Fuqua contó con los servicios del legendario entrenador y coreógrafo de luchas Terry Claybon. Antiguo boxeador profesional que ganó tres Guantes de Oro y se retiró invicto, Claybon ha trabajado con Denzel WashingtonKevin SpaceyMatt Damon y Ben Affleck, entre muchos otros. Tiene también un papel en la película interpretando a T, el ayudante de Tick Willis, el personaje de Forest Whitaker.

El director y Claybon se conocieron siete años atrás en trabajando en la preparación de Training DayFuqua volvió a contactar con él para Redención unos tres años antes de comenzar el rodaje, cuando negociaban con Eminem la posibilidad de interpretar al protagonista. Claybon comenta la idoneidad de Fuqua para realizar una cinta de boxeo: «La diferencia está en que Antoine sabe boxear. Ha estado en el ring, ha boxeado y ha sido sparring. Por lo tanto, si hay algo en pantalla que no sea real, él será capaz de verlo. Tiene ojo clínico para el boxeo».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © WanDa Pictures, Riche Productions, Escape Artists, Fuqua Films, The Weinstein Company. Cortesía de Filmax.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).