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Crítica: «Rebelde entre el centeno» (Danny Strong, 2017)

Hay ocasiones en que el espectador se siente obligado a hojear con discreción uno o dos libros mientras se ilumina la pantalla del cine. Y ésta de hoy, sin duda, es una de esas oportunidades. No sólo por la magnitud del personaje protagonista, J.D. Salinger, como por la importancia que adquiere su obra maestra, El guardián entre el centeno (1951), en el guión de la película que nos ocupa.

El propósito de Danny Strong es captar la forma de ser de Salinger por medio de tres facetas: su obsesiva formación como escritor, su deriva mental a causa del estrés postraumático, tras su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, y su relativa semejanza con Holden Caulfield, el protagonista de la citada novela.

En esta película comprobamos que el ansia literaria de Salinger devora sus relaciones sentimentales, dejando detrás sólo un desierto. Por otro lado, cuando la humanidad ocupa las nueve décimas partes de su tiempo, él huye y se oculta, buscando ese aislamiento que al final lo transformó en un ermitaño.

Como apostilla a esos dos rasgos del escritor ‒de sobra conocidos por sus lectores‒, Strong trata de justificar esa falta de cordura, y la equilibra con otras cualidades más entrañables. Así, nos encontramos aquí con un Salinger amistoso, espiritual e incluso divertido a ratos, que al principio funciona según el criterio que marca el sentido común.

Si la juzgamos solamente por su afán biográfico, la película tiene virtudes, y plantea un buen resumen de la vida del autor. Entiendo que subrayar sus chifladuras hubiera sido contraproducente, pero me llama la atención que Danny Strong no explore otras obsesiones de Salinger, como su acercamiento a sectas como la Cienciología, la Ciencia Cristiana ‒un culto fundado en el XIX, según el cual la enfermedad es una ilusión que puede corregirse mediante la oración ‒ y la «medicina holística» del médium Edgar Cayce, o su afición a todo tipo de seudociencias y delirios, empezando por la homeopatía.

Su tormentosa ‒por no decir terrible‒ vida familiar queda descrita en la película con parecida moderación, lo cual me lleva a creer que Strong se siente obligado a suavizar las aristas más cortantes de Salinger, de forma que el espectador, y sobre todo el lector de sus libros, simpatice con la representación que aquí se hace de él. Y aunque la fuente del guión haya sido la biografía escrita por Kenneth Slawenski en 2010, J.D. Salinger: Una vida oculta ‒publicada en español por Galaxia Gutenberg‒, es evidente que leer un ensayo no es lo mismo que rodar un largometraje, con todas las exigencias dramáticas que ello implica. Quiero decir con esto que una versión literal y verista del escritor quizá sería demasiado indigesta para el público medio.

Por lo demás, quienes vayan al cine con la intención de descubrir por qué un autor de éxito acabó encerrándose en una cabaña de New Hampshire, convertido en un esquivo eremita, saldrán con una respuesta aproximada. El actor Nicholas Hoult, que aquí pone lo mejor de su parte, es más convincente en el primer acto, cuando interpreta al joven Salinger. Sin embargo, cuando tiene que dar vida al escritor en su decadencia mental, uno echa de menos a un intérprete algo más curtido y oscuro.

No sucede lo mismo con otro personaje importante, el editor de la revista StoryWhit Burnett, profesor y descubridor de SalingerKevin Spacey ‒antes de que descubriéramos su faceta siniestra‒ lo encarna con calidez, emoción e inteligencia, robando todas las secuencias en las que aparece.

Lo mismo cabe decir sobre la agente literaria de SalingerDorothy Olding, interpretada por Sarah Paulson con una invencible dosis de ternura.

Por desgracia, la película falla a la hora de conmovernos con asuntos cruciales, en especial la relación del escritor con Oona O’Neill (Zoey Deutch). Esa irregularidad y esa tibieza acaban malogrando las buenas intenciones del proyecto, que quizá en otras manos se hubiera convertido en una película memorable, y que en este caso se queda en la medianía.

Sinopsis

Rebelde entre el centeno narra la vida del famoso y enigmático escritor J.D. Salinger (Nicholas Hoult) centrándose en las circunstancias que rodean la creación de su obra maestra, El guardián entre el centeno. La lucha del joven Salinger por hallar una voz propia, sus relaciones amorosas, el servicio en la Segunda Guerra Mundial y el apoyo de su profesor Whit Burnett (Kevin Spacey) influirían en la escritura de la novela que le catapultó a la fama y le llevó a renunciar a aparecer públicamente durante el resto de su vida

Danny Strong (cocreador de la serie Empire) debuta como director con este biopic que también ha adaptado, basándose en la biografía escrita por Kenneth Slawenski. Lo protagonizan Nicholas Hoult (X-Men: Apocalypse) en la piel de Salinger y Kevin Spacey (la serie House of Cards) como su mentor Whit Burnett. Completan el reparto Hope Davis (la serie The Newsroom) y Brian d’Arcy James (Spotlight).

La primera experiencia de Strong con Salinger fue a los 14 años, cuando leyó El guardián entre el centeno. «Era la primera vez que leía algo que reflejaba exactamente como me sentía», recuerda. «La voz del personaje me parecía tan real y llena de verdad que no se podía comparar con ningún otro libro. Además, fue el libro más divertido que había leído hasta el momento. Quizá todavía lo sea». La historia y el autor le acompañaron a lo largo de los años, hasta que por fin pudo adquirir los derechos del libro de Kenneth Slawenski J.D. Salinger: Una vida oculta, una biografía del famoso y esquivo autor convertido en un icono norteamericano. «Me apoyé en muchas de las experiencias de Salinger como escritor: al tratar de encontrar una idea, al usar tu propia vida como inspiración, al lidiar con el rechazo, al tomar notas y en la forma en que la escritura afecta a tu vida personal», comenta Strong, refiriéndose al proceso de adaptar el libro al formato de guión cinematográfico. «Existen numerosas experiencias universales que tienen muchos escritores al contar su historia. Pero a la vez, los acontecimientos de su vida eran extremadamente dramáticos y únicos».

Strong unió esfuerzos con Jason Shuman para producir el filme, quien ya estaba al corriente del proyecto durante la escritura del guión. «Me moría de ganas de leerlo y ver como podríamos hacer la película», admite Shuman, así que juntos fueron a hablar con los productores Bruce Cohen (American Beauty, Mi nombre es Harvey MilkEl lado bueno de las cosas) y Black Label Media, capitaneada por Molly SmithTrent Luckinbill y Thad Luckinbill. Black Label Media (SicarioDemoliciónLa La Land) se puso inmediatamente manos a la obra para asegurar la financiación y lanzarse de cabeza al proceso de cásting.

Conocido por su carácter reclusivo y enigmático, Rebelde entre el centeno presenta a Salinger como un veinteañero lleno de inquietudes y encanto. En esa etapa, sus esfuerzos se centraban en encontrar su lugar en la escena literaria de la ciudad de Nueva York, pero aun así él es vital, extrovertido y sin miedo alguno. A medida que el personaje de Salinger se hace mayor, se deberá enfrentar a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un acontecimiento que tendría un gran impacto en su carrera literaria, así como en su calidad de vida en general. Al adaptar la biografía de Slawenski a la pantalla, Strong llegó a comprender como todo lo que fue sucediendo en la vida de Salinger (tanto lo bueno como lo malo) influyó en su proceso creativo y dio forma al cuerpo de su obra. «Estaba buscando a alguien que exudara brillantez, y Nicholas Hoult era el joven genio que esperaba encontrar para dar vida al personaje», afirma Strong, quien quiso mostrar al público la faceta rebelde y airada de Salinger, y como esta contribuyó a su obra.

Los productores coincidieron en que Nicholas Hoult era la elección adecuada, después de revisar sus trabajos anteriores y de probar algunos actores más. «En su breve carrera, Nick ya ha demostrado una tremenda versatilidad», comenta Shuman. «Realmente personifica el espíritu de J.D. Salinger: es encantador, es sarcástico, es brillante. Nick era con gran diferencia la mejor y más clara elección», añade Thad Luckinbill. «Se mostró muy apasionado y comprometido con este papel».

Hay muy pocas fotos de Salinger y algunas biografías, pero no se dispone de ninguna imagen de vídeo [salvo una grabación en la que se le ve caminando, ya anciano]. Aunque en cierto modo podía representar un reto, la falta de información conocida acerca de Salinger también proporcionó a Hoult la libertad de crear su propia visión del personaje a partir de las biografías que leyó, así como del propio guión. A pesar de que Hoult ya era un fan de la obra de Salinger antes de incorporarse al proyecto, la preparación del papel supuso una dura tarea. «Dar vida a alguien que existió de verdad con intensidad y pasión, y que además resulta que fue una persona que destacó enormemente en su profesión, es algo excelente pero también es algo que impone mucho respeto», confiesa Hoult. «Era una persona implacable y sin piedad con las personas que no estaban de acuerdo con él o no querían ayudarle».

Tras ser expulsado de varias escuelas y con numerosas dudas sobre su posición como escritor, Salinger se matricula en la universidad Columbia y conoce a Whit Burnett, un profesor que le comprende inmediatamente y le ayuda a reorientar su energía hacia algo productivo. Strong describe el personaje de Whit Burnett y la decisión de elegir a Kevin Spacey para interpretarlo: «La historia entre Whit y Jerry Salinger es tan fascinante ‒el interés que puso y el amor que le dio‒ que cuando recopilas toda la historia te das cuenta de que no hay mejor actor para retratarle que Kevin Spacey«, explica. «Puede interpretar a un hombre duro pero también es capaz de hacerlo con sinceridad y pasión genuina». Y aunque Whit es en muchos modos un personaje grandioso, también sabe a dónde no ha llegado. «Spacey es capaz de trasladar esa bravuconería al papel, aunque también puede hacerlo al revés y empequeñecerse hasta tener todo tipo de arrepentimientos sobre su vida», dice Shuman. «Es maravilloso ver a Kevin expresar este espectro interpretativo en un papel secundario».

Whit es uno de los que más contribuyó a dar forma a la voz de J.D. y de que éste iniciara su carrera como escritor. Sin embargo, quien le dio el gran impulso fue su agente, Dorothy Olding. Al igual que SalingerOlding era una persona avanzada a sus tiempos en muchos aspectos: dirigía una empresa en los años 40, en un mundo editorial dominado por los hombres. Fue una decisión casi unánime que la dinámica actriz Sarah Paulson fuera la persona perfecta para la intensidad de ese papel. «Tuvimos suerte de encontrar a Sarah«, expresa Strong. «Ella aporta al personaje el coraje necesario, sin restarle mérito ni protagonismo a nadie.» Shuman se suma a los elogios añadiendo: «Es perfecta: su aspecto, sus movimientos, como interactuó con Nick y Kevin para dar vida al personaje fue simplemente genial».

Aunque Salinger tiene aventuras amorosas con varias mujeres distintas a lo largo de la película, la relación que más le afecta es la que mantiene con su primer amor, Oona O’Neill (Zoey Deutch). «Fue algo más serio de lo esperado, una relación tumultuosa en la que ella le rompió el corazón», explica Hoult. O’Neill, la joven y bella hija del famoso dramaturgo Eugene O’Neill, se veía con otros hombres en la época en que Salinger la conoció y se enamoró de ella. Salinger espera volver a casa con ella al regresar de la guerra, pero en lugar de eso se encuentra con que, durante su ausencia, ella se ha casado con el popular actor Charlie Chaplin.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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