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Critica: «Ocean’s 8» (Gary Ross, 2018)

A la vista de tantas otras secuelas que nos llegan últimamente, y aunque esta reivindicación pueda escandalizar a algunos, creo que es justo reconocer que Gary Ross ha logrado revivir la franquicia Ocean’s volviendo a sus raíces: la comedia clásica y el robo de guante blanco.

Con una aparente sencillez, la película de Ross entretiene sin perder la inteligencia y la sofisticación, confirmando que aún es posible hacer cine comercial repitiendo los gestos y detalles que definieron al Hollywood de antaño.

Por otro lado, esta es una de esas cintas en las que tiene mucha importancia el brillo del reparto, en este caso encabezado por Sandra BullockCate BlanchettAnne Hathaway, Sarah Paulson y Helena Bonham Carter, con el apoyo de Mindy KalingAwkwafina, la cantante RihannaRichard Armitage y James Corden.

Aunque su estilo de montaje y ciertos guiños sean de nuestra época, el film de Ross comparte las leyes internas de películas como Topkapi (1964), de Jules DassinCómo robar un millón y… (1966), de William Wyler, o El caso de Thomas Crown (1968), de Norman Jewison.

La de obtener un botín descomunal gracias al ingenio nunca será una idea trasnochada, y en este sentido, Ocean’s 8 nos acompaña desde el punto A hasta el punto B con las cartas boca arriba. Desde las primeras secuencias, adivinamos el papel de cada personaje en la trama, y el margen de la sorpresa queda voluntariamente limitado a ciertos detalles estratégicos. Sin embargo, el producto está manufacturado con clase, y eso basta para que nos dejemos llevar. Hay cierta intriga, por supuesto, pero lo más divertido es encontrarse con unas actrices de primera, con mucho carisma, que conocen su oficio y que además tienen un don para la comedia.

Bullock encarna a Debbie Ocean, la hermana del personaje que en anteriores títulos de la serie interpretó George Clooney. Aquí su objetivo consiste en robar una carísima joya de Cartier, el collar Toussaint: un plan imposible que desarrolla con la complicidad de ese equipo que completa el resto de las actrices ya mencionadas.

La química entre Cate Blanchett y Sandra Bullock funciona, pero la película gana octanaje gracias a dos robaescenas, Anne Hathaway y una entrañable Helena Bonham Carter, que llevan la aventura a otro nivel.

A diferencia de lo que sucedió con el remake de Ghostbusters, este relanzamiento femenino de la serie Ocean’s muestra seguridad e incluso transmite entusiasmo. El buen acabado del guión de Ross y de Olivia Milch, sumado a la energía de las protagonistas, nos brinda un pasatiempo fluido y coherente, fiel a ese estilo que pulieron los cineastas de estudio de la época clásica. Quizá Ross no sea un realizador de altura, pero sí es un buen artesano, y en este caso ha elaborado un producto que cumple lo que promete.

Sinopsis

Cinco años, ocho meses, 12 días… y contando. Ese es el tiempo que lleva Debbie Ocean (Sandra Bullock) planeando el mayor robo de su vida.

Y sabe muy bien lo que necesita: un equipo de las mejores en su campo, empezando por su compinche Lou Miller (Cate Blanchett). Juntas, reclutan a un equipo de especialistas: la joyera Amita (Kaling); la timadora callejera Constanza (Awkwafina); la perista Tammy (Paulson); la hacker Nine Ball (Rihanna); y la diseñadora de moda Rose (Bonham Carter).

El objetivo es la bonita suma de 150 millones de dólares en diamantes, unos diamantes que colgarán del cuello de la actriz mundialmente famosa Daphne Kluger (Hathaway), que será el centro de todas las miradas en el evento benéfico del año, la Gala del Met.

El plan es prácticamente infalible pero todo deberá ser perfecto si el equipo va a entrar y salir con el botín. Y todo a la vista.

Ocean’s 8 también está protagonizada por James Corden en el papel de un investigador de seguros que intenta unir las piezas del rompecabezas, y por Richard Armitage, el inocente acompañante de Kluger en la Gala.

Han pasado más de 10 años desde que un equipo liderado por Ocean estafó millones de dólares. Ahora, una nueva pandilla va a llevar a cabo un robo espectacular. Pero esta vez, Debbie Ocean es el cerebro del plan, y sólo va a necesitar ocho mujeres muy cualificadas para llevarlo a cabo.

El director/guionista Gary Ross apunta: «El gang de bandidos siempre ha sido uno de los temas favoritos del cine americano pero, con pocas excepciones, esos ‘bandidos’ casi siempre han sido hombres. Me atraía la idea de un grupo de mujeres excepcionales apoderándose de este género que siempre les había estado vedado. Además, me encantan las películas sobre robos, siempre me han gustado».

Sandra Bullock dice: «Esta es una película sobre un robo, y este género siempre es muy divertido. ¿Cómo lograrán llevarse lo que van a robar y qué aventuras correrán para conseguirlo? Pero en realidad esta película trata sobre ocho mujeres maravillosamente complejas, inteligentes y divertidas, que compartirán con el público su aventura y todos los embrollos que irán surgiendo».

Ross concibió hace cinco años la idea de una nueva entrega de la franquicia Ocean’s y se la llevó a Steven Soderbergh, el director de la trilogía de Ocean’s.

«Steven es un gran amigo y hemos colaborado ‘extraoficialmente’ en una serie de proyectos a lo largo de los años», señala Ross. «Si él no hubiera estado involucrado, creo que no lo hubiera hecho. Fue genial trabajar juntos».

Soderbergh afirma que el concepto le encantó, y también la protagonista que Ross quería para la película. «Gary me dijo: ‘¿Qué te parece Sandy, la hermana de Danny?’. Me pareció una idea fantástica, así que le dije: «Vamos a ver a Jerry [Weintraub]’. Y a Jerry le entusiasmó la idea».

De hecho, fue Weintraub quien contactó primero con Bullock. «Ni siquiera había un guion, pero la energía de Jerry, su entusiasmo y su pasión por esta franquicia eran tremendamente contagiosas», recuerda la actriz.

Aunque desde su primer guion, Big, no había escrito con un colaborador, Ross sabía que esto era diferente. Se puso en contacto con la guionista, Olivia Milch, para que escribiera el guion con él. «Terminó siendo una verdadera asociación», comenta.

«Gary comprendió que era imprescindible contar con una voz femenina», dice Milch, «y me encantó formar parte del proyecto. Además, la frescura de los personajes, esos acelerones y retrocesos tan frenéticos… era como estar sentados juntos ante un mismo teclado».

Soderbergh comenta: «Creo que Gary y Olivia encontraron el equilibrio entre mantener el ADN de la franquicia de Ocean’s y, al mismo tiempo, hacer algo original».

Por desgracia, el legendario productor Jerry Weintraub falleció antes de que la película llegara a buen término. «Resultaba difícil imaginar una película de Ocean’s sin Jerry a la cabeza como productor», reconoce Soderbergh. «Jerry no era un productor más; era un fuera de serie».

La colaboradora de Weintraub Susan Ekins, que había trabajado como productora ejecutiva en las películas anteriores de Ocean’s, se incorporó como productora. Soderbergh señala: «Gary y yo fuimos a verla y le dijimos: ‘eras parte del cerebro de las primeras tres, así que nos encantaría que tuvieras un papel más importante en esta’.»

Ekins le encantó volver a una franquicia que ha sido una parte importante de su vida y su carrera y que abarca casi dos décadas. «Desde Ocean’s Eleven (Hagan juego), en 2001, pasando por Ocean’s Twelve y Ocean’s Thirteen, he tenido el placer de trabajar con dos brillantes cineastas, Jerry Weintraub y Steven Soderbergh. Y ahora puedo continuar ese legado con Steven y Gary. Creo que estas películas resultan muy atractivas para un público amplio por esa idea de salirse con la suya y divertirse haciéndolo».

En la tradición de las películas de Ocean’s, cada miembro del equipo aporta su rama de especialización. Y junto a Bullock, el ocho lo cierran Cate BlanchettAnne HathawayMindy KalingSarah PaulsonAwkwafina, Rihanna y Helena Bonham Carter.

Ross apunta: «No solo estaba seleccionando roles individuales; Estaba formando una banda que tenía que resultar genial como grupo. Fue muy emocionante ya desde el principio».

Ocean’s 8 se rodó íntegramente en Nueva York, donde Gary Ross y su director de fotografía, Eigil Bryld, aprovecharon al máximo la ciudad que nunca duerme.

La colaboración de la película con Cartier también incluía rodar en una localización muy importante: la Mansión Cartier. Durante dos días, la tienda insignia de la joyería en la Calle 52 estuvo cerrada al público para poder rodar, entre otras, una escena crucial en la que Rose Weil y su «asistente», Amita, insisten en inspeccionar el Toussaint. Y el cierre fue muy sonado ya que tuvo lugar en diciembre, el momento culminante de las compras de Navidad. El diseñador de producción Alex DiGerlando afirma: «Nos dieron las llaves del reino. Todas las joyas que se ven en esas escenas son de verdad. No son de atrezzo».

De vuelta en Manhattan, la colaboración de la película con Vogue abarcó un día de rodaje en la sede de la revista en el World Trade Center, donde Tammy se las arregla para obtener un trabajo temporal en la Gala del Met.

En Manhattan, además de en el Met, también se rodó en el Plaza Hotel; en Christie’s en Rockefeller Plaza; en el Hotel Pierre; en Casa Lever, un restaurante en la emblemática Lever House de Park Avenue; en los almacenes Bergdorf Goodman; y en la torre de 52 pisos del New York Times.

La Gala del Met no solo es una fiesta; es un evento anual en el que se recaudan fondos para el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte y coincide con la inauguración de su exposición de primavera. Debido a limitaciones de tiempo y espacio, no se pudo reproducir en el Met el desfile de la película. Así que se montó en un set de los Gold Coast Studios en Long Island.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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