Uno puede discutir con argumentos si una comedia está bien escrita o no, si es original o pura fórmula, si es sofisticada o zafia, etc. Lo que no se puede discutir es si es graciosa o no. Si alguien se ha reído con una comedia, para esa persona ha sido graciosa.
No puedes decirle a esa persona “en realidad no te has reído porque no es graciosa”.
Un servidor ha soltado carcajadas y sonrisas con las exquisitas comedias de Ernst Lubistch, Howard Hawks o Billy Wilder, o con el demente surrealismo de los Monty Python, ejemplos donde el humor proviene de las ocurrencias de mentes privilegiadas, pero también se ha partido de risa con el humor de guardería de los hermanos Farrelly.
Chiquito de la Calzada (no así sus películas) me hace reír. En cambio, nunca le he encontrado la gracia a Peter Sellers. Sé que Sellers era un actor estupendo, no soy idiota, y que Chiquito de la Calzada es… lo que es. Pero para mí, Chiquito es gracioso, y Sellers no, y eso no hay quien lo pueda debatir.
¿A qué viene esta sarta de perogrulladas? A que Mortdecai puede ser una hilarante comedia si uno es fan de la comicidad de Johnny Depp, o una irritante sucesión de muecas y falsos acentos con tan poca gracia que casi da vergüenza ajena, en el caso de no aguantar a Depp.
Casi al comienzo de su carrera, Johnny Depp huyó del peligro de ser encasillado en “papeles de guapo” y se dedicó a los personajes extravagantes en películas peculiares. Quien les escribe disfrutó de sus tics en películas tan estupendas como Cry Baby, Ed Wood o Miedo y asco en Las Vegas, e incluso lo pasó pipa cuando su Jack Sparrow era un secundario y no el protagonista en Piratas del Caribe, pero con el tiempo, a un servidor le ha terminado hartando.
En los últimos años, el singular intérprete parece querer convertirse en el mencionado Peter Sellers. Su papel de pseudo-Clouseau en Tusk o este pícaro británico Mortdecai así lo sugieren, si bien el actor de Kentucky es un intérprete bastante más limitado que Sellers (cuyo único sucesor actual podría ser, si acaso, el inquietante Sacha Baron Cohen).
Así, su Mortdecai se queda más bien en pobre imitación de los personajes de Mike Myers, pero con mucho menos mojo que Austin Powers.
Basada en una exitosa serie de novelas que combinan humor y crimen, escritas por Kyril Bonfiglioli, en la película se intuye una historia que podría haber dado más de sí si Depp se hubiera relajado un poco y no estuviera todo el rato intentando acaparar plano y diálogos con sus cuchufletas.
Un reparto lleno de estupendos actores (incluyendo al genial Jeff Goldblum, al que vemos poco actualmente) se limita a hacer de comparsa del protagonista, mientras que el director David Koepp ni siquiera mete mano al guión (cosa que suele hacer) y se limita a colocar la cámara de manera correcta y desganada. Recordemos que Koepp, en su faceta de director, ha realizado películas tan interesantes como El efecto dominó o El último escalón, y de hecho, algunos sospechamos que rodó más o menos la mitad del metraje de las dos primeras entregas de Parque Jurásico.
La palabra final está en boca de los fans de Johnny Depp. ¿Sigue siendo “un crack” en Mortdecai o debería tomarse uno o dos años sabáticos para darse y darnos un respiro?
Sinopsis
Mientras sortea a unos rusos cabreados, al MI5 británico, a su esposa de piernas imposibles y a un terrorista internacional, el elegante marchante de arte y granuja a tiempo parcial, Charlie Mortdecai (Johnny Depp), deberá cruzar el globo armado únicamente con su elegancia y su encanto especial en una carrera para recuperar una pintura robada que, se rumorea, contiene el código de cuenta perdido de un banco lleno de oro nazi.
Johnny Depp («Sombras tenebrosas», la saga «Piratas del Caribe»), Paul Bettany («El código Da Vinci», «Una mente maravillosa»), Gwyneth Paltrow («Iron Man», «Shakespeare in love»), Ewan McGregor («Lo imposible», «El escritor»), Olivia Munn («Líbranos del mal», «Magic Mike»), Oliver Platt («Amor y otras drogas», «2012») y Jeff Goldblum («El gran hotel Budapest», «Jurassic Park») protagonizan esta alocada comedia dirigida por David Koepp («Sin frenos», «La ventana secreta») y basada en las novelas de Kyril Bonfiglioli.
¿Quién es Charlie Mortdecai? A la larga lista de pícaros maliciosos, zascandiles encantadores y aventureros ladinos interpretados por Johnny Depp toca añadir ahora el personaje de Charlie Mortdecai, un aristócrata británico escaso de dinero y protagonista de la nueva comedia de acción Mortdecai. Charlie Mortdecai, basado en el carismático antihéroe de la popular trilogía de Kyril Bonfiglioli («No me apuntes con eso», «Something Nasty in the Woodshed» y «After You with the Pistol»), es un vividor profesional y marchante de arte ocasional que se encuentra permanentemente al borde de la ruina.
Las novelas protagonizadas por Charlie y su criado Jock Strapp, con un estilo y un tono animados, satíricos y absolutamente británicos, se comparan a menudo con las historias de Jeeves y Wooster, las disparatadas creaciones de P. G. Wodehouse. En Mortdecai, Charlie se dedica a valerse de su encanto, intrigar y pifiarla, para verse metido en toda clase de situaciones desternillantemente comprometidas de las que luego tendrá que salir, en su intento de adelantarse a una serie de malhechores internacionales, tras la pista de una obra maestra de Goya de valor inestimable, que además podría ser la clave para hacerse con una fortuna nazi perdida.
Depp ya había leído las novelas de Bonfiglioli y había quedado entusiasmado con ellas cuando llegó a sus manos el guión. «Las leí hace años y me reí a carcajadas con ellas», recuerda Depp. «Son irreverentes y disparatadas de una forma que me pareció que podría trasladarse bien a la gran pantalla».
El actor pidió a su amigo y compañero de profesión David Koepp que echara un vistazo al proyecto con vistas a dirigirlo. «No me cansaré de alabar a David Koepp«, asegura Depp. «Estoy encantado con él desde que hicimos hace años una película llamada ‘La ventana secreta’. No era una comedia, pero conseguimos dotarla de mucho humor, que forma parte de la labor propia de David como guionista y director. Tenía su visión para la película y consiguió crear un ambiente en el que los actores podían probar cualquier cosa».
Koepp, prolífico guionista («Mission Impossible (Misión imposible)», «Jurassic Park (Parque Jurásico)», «Spider-Man») y director («¡Me ha caído el muerto!», «Sin frenos»), comenta sobre la trilogía de Mortdecai: «Leí los libros y el personaje me dejó una enorme impresión, parecía tener vida propia. No podía imaginarme a nadie más que a Johnny interpretando a Charlie desde el momento en que lo leí. Johnny tiene un gran talento para interpretar a ese tipo de canallas, esa clase de personaje cobarde pero adorable. Parece haberlo patentado a lo largo de los últimos 15 o 20 años».
El guión que Depp le pasó a Koepp estaba escrito por Eric Aronson («En busca de un beso salvaje»), un guionista que en su opinión entendió claramente el enrarecido mundo de Charlie Mortdecai y compartía con el actor su afecto por el personaje. «La verdad es que el propio Eric me lo entregó como muestra de su trabajo», explica Depp. «Volvió a hacerme reír a carcajadas. Consiguió plasmar ese algo mágico que tiene el libro. Pensé: ‘este tipo es muy bueno’, y empezamos a buscar la forma de hacerlo».
Aronson descubrió inicialmente la trilogía de Mortdecai en una librería cercana a la turística Plaza de Trafalgar de Londres, mientras trabajaba para el gobierno británico. «En la parte posterior de la sobrecubierta, se describía como un cruce entre P.G. Wodehouse y Raymond Chandler«, recuerda. «En ese momento, se me encendió una bombilla».
Descubrió que las historias eran objeto de culto, con admiradores entre los que se contaban los actores Hugh Laurie y Stephen Fry, o los escritores Julian Barnes y Craig Brown. «Son la clase de libros que van circulando de uno a otro, que es como llegó en un principio a manos de Johnny Depp el ejemplar tan antiguo y desgastado que tiene», explica Aronson.
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