El éxito de la saga novelesca y cinematográfica protagonizada por Harry Potter volvió a popularizar la literatura destinada a eso que los anglosajones llaman young adult, es decir, adolescentes (y alrededores).
Finalizada la historia del joven mago, todo el mundo ha querido tomar el relevo, o al menos, sacar tajada con series de novelas y consiguientes adaptaciones a película, protagonizadas por algún chaval o chavala cuyo destino es encabezar alguna revuelta contra adultos opresores. Nada nuevo bajo el sol, si bien esta variedad novelesca-peliculera adopta ciertas características temáticas y estéticas propias en el siglo XXI. La principal, y más chocante, es que no buscan la diversión.
La sombra del 11-S es alargada y lo oscureció todo, quizá para siempre, así que las aventuras de estos héroes y heroínas tienden a tener toques sombríos que, más que deprimentes, resultan insulsos y aburridos.
Al final, estos libros y films no dejan de ser una acumulación de clichés de la ciencia ficción o de los cómics de toda la vida, pero encajados en una plantilla a rellenar: protagonista apocado pero en el fondo poderoso, triángulos amorosos, violencia y terror de bajo nivel, revelación de secretos que se ven venir a la legua, ambientes y sociedades que siguen numerosas reglas (con vistas a posteriores juegos de rol), cantos a la amistad y lucha armada por la libertad.
Lo más importante a la hora de hablar de una película como Mentes poderosas es señalar que no va destinada al público adulto. Es más, los lectores de la saga escrita por Alexandra Bracken son el único público objetivo. La idea de películas como esta o como La quinta ola (J. Blakeson, 2016) es hacer dinero fácil con producciones más bien baratas, sin repartos estelares, teniendo en mente que todos los chavales (y especialmente chavalas) que leen los libros van a acercarse al cine a ver qué han hecho con sus adoradas novelas. Si la jugada sale más que rentable, se harán más. Si no, mala suerte.
Para los que no son fans, esto no es más que otro Juegos del hambre con mutantes comiqueros, en el que uno sabe qué va a pasar a cada momento, incluyendo los supuestos giros de guión, y donde la única diversión consiste en reírse de la ineptitud de los malos de turno (el ejército más chapucero desde los vietnamitas de las películas de Chuck Norris).
Por lo demás, el film consiste en largos diálogos de pura exposición con los que se nos explica cómo funciona el mundo distópico en el que transcurre la historia y se presenta a los personajes. Curiosamente, aunque seguimos a la protagonista (Amandla Stenberg) durante toda la película, su personaje nunca llega a estar bien definido, con un comportamiento errático y unos objetivos que no llegan a estar claros. Aunque, si lo pensamos, es una adolescente. Eso tiene sentido.
Sinopsis
Cuando unos adolescentes desarrollan misteriosamente unas poderosas habilidades, son declarados una amenaza por el gobierno y detenidos. Con dieciséis años, Ruby, una de las jóvenes más poderosas que jamás se han encontrado, escapa de su encierro y se une a un grupo de adolescentes fugitivos que buscan un refugio seguro. Pronto su nueva familia se da cuenta de que, en un mundo en el que los adultos en el poder les han traicionado, escapar no es suficiente, y deberán iniciar una resistencia usando sus poderes para volver a tener el control de su futuro.
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