Isabel I de Inglaterra siempre ha sido un personaje codiciado por cualquier actriz. Figura histórica “más grande que la vida”, fuerte, asexuada y con un aspecto físico de lo más llamativo, ya tuvo su aparición en los tiempos del cine mudo con el rostro, nada menos, de la legendaria Sarah Bernhardt, en el mediometraje de 1912 Les Amours de la reine Élisabeth (Louis Mercanton y Henri Desfontaines).
Desde entonces, la Reina Virgen se ha asomado a la pantalla de cine casi tantas veces como Drácula o Tarzán: Jean Simmons, Glenda Jackson, Judi Dench, Cate Blanchett y hasta el actor Quentin Crisp se han metido en los aparatosos ropajes de la Tudor, aunque quizá la imagen más memorable para el cinéfilo es la de una espectacular Bette Davis en La vida privada de Elizabeth y Essex (Michael Curtiz, 1939).
En esta ocasión, le llega el turno a la imparable Margot Robbie, algo verde para el papel, pero correcta en una versión especialmente vulnerable de Isabel I. Una mujer saturada por las presiones de su cargo, y enfrentada a una prima a la que apenas conoce por todos esas disputas de la corona que ya nos sabemos de memoria (o deberíamos, al menos). La prima en cuestión, protagonista del título y de la película, es María Estuardo, un personaje casi destinado a ser encarnado por la talentosa y céltica Saoirse Ronan, tomando el relevo de estrellas tan inmortales como Katharine Hepburn o Elizabeth Taylor.
Después de tantas películas, ¿qué cabe añadir en un nuevo retrato cinematográfico de estas dos mujeres? La directora Josie Rourke, de sólida carrera en el mundo del teatro, aporta una visión feminista de esta historia, mostrando a ambas reinas como mujeres que anhelan independencia y paz, pero que se ven empujadas a sacrificar sus vidas por las presiones de sus cargos y de su género.
La película es una sana llamada a la “sororidad”, a la unión entre mujeres en lugar del enfrentamiento que, en este caso, genera la opresión patriarcal. Que nadie espere leer aquí nada en contra de ese mensaje, que tanta falta hace. No obstante, es cierto que, como sucede en numerosas películas de los últimos tiempos, la forma de expresar pensamientos propios de la actualidad en contextos históricos en los que eran casi impensables se recibe como algo artificial.
A ello hay que sumarle algún momento pro-LGTBI y la aparición de secundarios de diversas etnias en cargos dudosos (¿un Lord negro en el siglo XVI?), opciones bienintencionadas y tan respetables como cualquier otra. En el arte no deben existir límites creativos, si bien el empeño por recrear con fidelidad un ambiente histórico (incluyendo una prótesis nasal para que Margot Robbie se parezca más a la reina) se viene abajo con tanto empeño progresista.
En todo caso, este tipo de libertades creativas son simples detalles en un film de acabado correcto, pero frío y distante, con unos personajes tan entregados a sus asuntos (María Estuardo a ratos parece una iluminada) que no llegan a conectar en ningún momento con el espectador.
Sinopsis
La reconocida y visionaria directora de teatro Josie Rourke dirige su primer largometraje, una poderosa dramatización de la increíble vida de María Estuardo. Basada en la biografía María Estuardo: La reina mártir (Queen of Scots: The True Life of Mary Stuart), del Dr. John Guy, la película ofrece información desconocida por el gran público sobre María e Isabel y cuenta la historia de dos reinas del pasado cuya experiencia podría extrapolarse a un contexto en la actualidad.
Nacida católica en una época de gran agitación religiosa, la pequeña María fue enviada a la católica Francia por su seguridad. Se casó con el heredero al trono de Francia a los 15 años y se quedó viuda a los 18. En lugar de ceder a las presiones y casarse de nuevo, María decide regresar a Escocia, país donde nació, y reclamar el trono que le pertenece. En su ausencia, los protestantes se han hecho con el control del país, y su medio hermano Moray ha ejercido como regente. El poderoso John Knox encabeza al bando de los protestantes escoceses, convencido de que ser gobernados por una mujer va contra la voluntad de Dios. Por otro lado, la reina Isabel I, prima de María, resiste a la creciente presión para que se case y tenga un hijo. En Escocia, María se enfrenta a las conspiraciones, a la rebelión civil, al desprecio hacia las mujeres e incluso se pone en entredicho su conducta sexual.
Por derecho de nacimiento, María Estuardo podía reclamar el trono inglés. Ambas reinas sienten una fascinación recíproca, y solo ellas saben realmente lo que significa reinar en una tierra de hombres. María ofrece su amistad y un tratado a Isabel para zanjar la disputa, pero la política de ambas cortes las distancia cada vez más.
María desafía a sus asesores, vuelve a casarse y da a luz a Jacobo VI, heredero del trono. Con el nacimiento del niño, cabe la posibilidad de una nueva alianza para la paz, pero los enemigos de María son numerosos, e Isabel ve con horror cómo crece la crueldad, la violencia y la conspiración en la corte escocesa. Cada una eligió un camino muy diferente en cuanto al matrimonio y a su descendencia, por lo que quedarán inmortalizadas en la Historia.
Josie Rourke cuenta cómo María fue traicionada por su rebelde y turbulenta corte, donde los hombres no dejaron ni un momento de tramar su caída. La historia se desarrolla contra el telón de fondo de su relación con su prima, Isabel I de Inglaterra. Ambas mujeres se comprendían, se atraían y se desafiaban, y las dos de vieron obligadas a realizar grandes sacrificios en un mundo dominado por los hombres y a pagar el precio impuesto por el poder.
Para los productores Tim Bevan y Eric Fellner, cofundadores y copresidentes de Working Title, así como para la productora Debra Hayward, este proyecto representaba un regreso a un terreno de gran fertilidad creativa. En 1998 ya habían llevado a la gran pantalla la historia de Isabel I con Elizabeth y en 2007 con la secuela Elizabeth: La edad de oro, dirigidas por Shekhar Kapur, protagonizadas por Cate Blanchett y premiadas por la Academia de Hollywood.
«Desde que nació el cine se han hecho películas sobre María porque es un personaje fascinante», dice Tim Bevan. «Después de rodar las dos entregas de Elizabeth, el mundo de esa época seguía atrayéndome. Siempre pensé que María era un personaje que merecía una película totalmente suya. Además, los diez años que María vivió en Escocia fueron muy intensos, se casó dos veces, hubo dos batallas y muchos acontecimientos dramáticos».
Los dos productores pensaban que la historia de la vida de María y su relación con Isabel tenían un eco muy contemporáneo. «Se trataba de hacer una película acerca de dos mujeres en un mundo gobernado por hombres. Aprenden a utilizar su poder, pero una de ellas acaba perdiendo la batalla», sigue diciendo Tim Bevan. «Nos pareció algo muy cercano al tema de la igualdad laboral y a otros problemas actuales. Son mujeres fuertes que deben luchar usando el poder, la política y el amor como armas. Algo que se podría extrapolar a las mujeres de la sociedad actual».
Para llevar a la pantalla un drama tan ambicioso que además requería una relación profundamente emocional, los productores fueron conscientes desde el primer momento que necesitaban a un cineasta muy especial. Como directora artística del prestigioso teatro Donmar Warehouse, Josie Rourke había puesto en escena producciones innovadoras protagonizadas por algunos de los actores de más talento del momento. Ex alumna de la Universidad de Cambridge, tenía la intuición y la visión necesarias para llevar adelante la película.
«El trabajo de Josie en el Donmar, a pesar de las limitaciones que impone el tamaño del teatro, es impresionante por su lenguaje visual», dice Debra Hayward. «Siempre es llamativo, y creímos factible su transición a la gran pantalla. Además, nos pareció que una historia protagonizada por mujeres debía ser contada por una mujer».
Josie Rourke no dudó ni un momento en aceptar. Está convencida de que debemos empezar a contar «nuevos relatos de figuras históricas para que se sepa mejor la verdad emocional, histórica y política de las mujeres». Le entusiasmó la oportunidad artística que ofrecía contar una historia protagonizada por una mujer y la idea de trabajar con Saoirse Ronan, nominada a un Oscar®, que ya había aceptado encarnar a María. «Lo primero que me atrajo fue imaginar a Saoirse en un papel que yo conocía muy bien por mi trabajo en los escenarios», dice la directora. «Saoirse es extraordinaria y tiene la capacidad de demostrar el poder, la ferocidad, el sufrimiento y el sacrificio de María«.
También le gustó la idea de seguir la relación de María con Isabel. «Me apetecía mucho que dos mujeres encabezaran y llevaran la película», dice. «La verdad, no es fácil encontrar películas con dos mujeres como protagonistas. Así, a bote pronto, me viene a la mente Carol, Mulholland Drive, Thelma y Louise… Esta película también describe la obsesión psicológica de una por la otra. La historia avanza hacia una reunión imaginada, pero María está en la mente de Isabel todo el tiempo, hurga en su conciencia, empieza a afectar a sus decisiones. Solo ellas dos pueden comprenderse mutuamente. A pesar de actuar de forma muy diferente, son las dos caras de una misma moneda. Es la película de María, desde luego, pero igual que Batman tiene al Joker, y Holmes a Moriarty, hay una figura con una intensa relación psicológica. Me entusiasmó poder conseguir eso con dos mujeres».
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