A la vez relanzamiento y secuela, tanto de las anteriores películas como de la legendaria serie de 1976, esta nueva versión de Los Ángeles de Charlie es, por desgracia, la entrega más insulsa y desmañada desde que la agencia de detectives Townsend nos abrió sus puertas en plena era Disco.
Hay que admitir que las dos películas dirigidas por McG en 2000 y 2003 no fueron un ejemplo de excelencia cinematográfica. Ambas eran unas comedias ridículas, horteras y repletas de acción al estilo videojuego. Pero si uno aceptaba la propuesta, resultaban un entretenimiento la mar de divertido, tanto por su desvergüenza como por su exuberancia visual y, especialmente, por el carisma y atractivo del trío de protagonistas (Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu).
Los films de McG funcionaban casi como una despedida a los 90 y como declaración de principios de una Generación X que se negaba a madurar.
Lo que toca ahora es una llamada al empoderamiento femenino, nuevo mantra comercial de un Hollywood que no sabe muy bien cómo vender sus productos a la cultura woke (es decir, alerta a las injusticias sociales). Un Hollywood que, por otro lado, no deja de tropezarse a la hora de encajar en un mundo dominado por las series, los vídeos de YouTube y los teléfonos móviles.
Que las mujeres son tan válidas como los hombres es algo que ya sabe todo el mundo capaz de comer y masticar chicle a la vez. Nunca está mal recordarlo, por si algún incapaz todavía no se ha dado cuenta, con lo cual el mensaje feminista no molesta, aunque sea tan tosco y obvio como el de esta película.
El problema no es el discurso, sino que Los Ángeles de Charlie es una cinta infra-producida, que no funciona demasiado como comedia, y que da un poco de lástima en sus momentos trepidantes.
Tanto en su aspecto general como en sus secuencias de acción, el film de Elizabeth Banks no se diferencia demasiado de esas series de presupuesto medio-bajo, rodadas en Canadá o en Alemania (de hecho, la mayor parte de la película se ha filmado en Alemania y Turquía). El espectador tiene la sensación de haber ido al cine a ver el episodio piloto de una nueva serie de Los Ángeles de Charlie, al estilo de esos humildes relanzamientos televisivos de MacGyver, Magnum o Hawai 5.0, con el ceniciento aspecto de producciones centroeuropeas como Alerta Cobra y similares.
Dada la escasa motivación del reparto, se agradecen los esfuerzos cómicos de Kristen Stewart, que intenta encarnar una suerte de caricatura de su propio personaje público, para convertirse en la payasa del grupo (en el buen sentido). Sin embargo, su simpática interpretación se echa a perder al estar prácticamente sola entre unos actores que parecen incómodos (incluyendo a la propia directora) en un film que acaso no les interesa lo suficiente.
Los Ángeles de Charlie sirve como ejemplo de lo peor del Hollywood actual: demuestra desidia y falta de ideas (su esquemático guión recicla tramas ya vistas en las anteriores entregas), y renuncia a la espectacularidad y al glamour. Todo ello es sustituido por una campaña de marketing que busca de manera forzada la polémica (“Quien hable mal de esta película, es sexista”). Pero este es un cartucho publicitario ya quemado, y de una efectividad comercial casi siempre inefectiva.
Sinopsis
La directora Elizabeth Banks toma las riendas mientras la nueva generación de intrépidas Ángeles de Charlie alza el vuelo. En la atrevida visión de Banks, Kristen Stewart, Naomi Scott y Ella Balinska trabajan para el misterioso Charles Townsend, cuya agencia de seguridad e investigación se ha expandido internacionalmente con las mujeres más inteligentes, valientes y mejor preparadas de todo el planeta, de modo que en la actualidad hay equipos de Ángeles guiados por múltiples Bosleys ocupándose de los trabajos más duros de todo el mundo. El guion está escrito por Elizabeth Banks, a partir de una historia de Evan Spiliotopoulos y David Auburn.
«A Elizabeth le atraía la idea de poder hacer una película de acción», comenta el productor Max Handelman. «Le entusiasmaba la idea de crear un mundo nuevo de espías y poder trabajar a partir de esa base. También le pareció entonces, y ahora más todavía, que era el momento adecuado para modernizar esta marca global, creando una película divertida con una gran marca detrás, pero también poder hablar de mujeres que luchan por otras mujeres y tratar temas de empoderamiento femenino y positividad, más allá de limitarse a hacer otra adaptación de un cómic o una comedia».
Además de asumir la dirección del proyecto, Banks también aceptó encargarse de escribir el guion. Para modernizar la historia, primero volvió a los fundamentos.
El 22 de septiembre de 1976, se emitió Los Ángeles de Charlie» por primera vez en la cadena ABC en Estados Unidos. La serie, creada por Ivan Goff y Ben Roberts, y producida por Aaron Spelling y Leonard Goldberg, seguía las andanzas de tres hermosas mujeres que luchaban contra el crimen como parte de su trabajo para una agencia de detectives privados, la Agencia Townsend, dirigida y financiada por un misterioso millonario, Charlie, cuya identidad nunca se llegó a desvelar.
El primer capítulo fue un éxito instantáneo, y la serie duró cinco temporadas, un total de 110 capítulos, y dio pie a dos películas importantes.
«La serie de Los Ángeles de Charlie fue el comienzo del empoderamiento femenino en televisión», afirma Banks. «Así que, cuando empecé el proceso de continuar la marca de Los Ángeles de Charlie, queríamos incorporar todo lo que había venido antes».
Pero relanzar la marca no era tanto una cuestión de reinventar como de revigorizar. El punto de partida, y ese era el meollo de la visión de Banks para Los Ángeles de Charlie, era imaginar dónde estaría la Agencia Townsend en la actualidad, más de 40 años después. En esta nueva era, la compañía se ha vuelto internacional y ha activado toda una red mundial de Ángeles y Bosleys, sus encargados. «Quería responder a la pregunta: ¿Qué se ha dedicado a construir Charles Townsend a lo largo de los últimos 40 años?».
«Liz tomó ese mundo con el que nos hemos familiarizado todos y lo amplió», prosigue Kristen Stewart, que interpreta a Sabina Wilson, uno de los Ángeles. «Empezó a avanzar en el tiempo y pensó: ¿dónde estaríamos alrededor de 2018, 2019? Ahora somos más. Hacemos más ruido. Somos mucho más numerosas. Y eso encaja muy bien con ese marcado sentido de la identidad que estamos desarrollando para esta generación concreta. No se trata siempre de las personas más resueltas o con más fuerza física. Es verdaderamente sobre cómo trabajar juntas como individuos y cómo te conviertes en una unidad formidable como grupo. No glorificamos a nuestros personajes como si fueran heroínas, como si no pudieras ser una de ellas. La cuestión es que, si sabes cómo abordar algo con compasión e inteligencia, no se trata de hacer un montón de flexiones y apuntar a los malos con un arma. Se trata de ser más listo que alguien y hacerlo por un buen motivo, y eso será realmente lo que al final prevalezca».
«Lo que hizo Drew Barrymore, reuniendo a un reparto tan increíble junto con McG para hacer las dos primeras películas, me inspira muchísimo. Es una de las mujeres en las que me fijo cuando pienso en cómo quiero llevar mi carrera», prosigue Banks. «Fue a por todas. Y lo pasaron muy bien juntas. Se puede percibir de verdad una sensación de hermandad entre mujeres. E incluso en la propia serie de televisión original, eso era lo que más me importaba, la idea de las mujeres trabajando juntas. Hay muchos héroes por ahí, ya sea Jason Bourne o James Bond, que son muy individuales, ya sabes: lo tienen controlado. Los Ángeles de Charlie es una oportunidad de trabajar en equipo, y creo que así es como les gusta trabajar a las mujeres en realidad. Somos muy colaboradoras, así que eso me atrae. Me encanta poder juntar todas las distintas habilidades, juntar a las distintas mujeres, ponerlas en un mismo equipo y mandarlas a triunfar».
Al igual que han evolucionado los Ángeles, también lo han hecho sus misiones. En esta película, conocemos a Elena Houghlin (Naomi Scott), una brillante científica e ingeniera que ha creado Calisto, una fuente de energía sostenible diseñada para revolucionar el modo en que suministramos energía a las cosas. Cuando sus jefes se precipitan a lanzar su invento al mercado, les advierte de un fallo que tiene el sistema: en las manos equivocadas, se puede utilizar como arma letal. Desgraciadamente, sus jefes resultan ser precisamente las manos equivocadas, así que Elena acude a la Agencia Townsend en busca de ayuda. La lucha por la justicia de Elena, una historia contemporánea de una informante digna de los Ángeles del siglo XXI, pone en marcha una aventura por medio mundo para recuperar el artefacto antes de que suceda algo terrible.
«Kristen será la mayor sorpresa que se llevarán los espectadores, en el sentido de que no creo que la gente se espere lo graciosa que es, ni lo increíble que está como heroína de acción», opina Banks. «Sabe dar caña y lo hace con una enorme sonrisa en el rostro. Es realmente como el rock and roll de la película, así como su alma, y acaba siendo jefa de equipo porque es como la hermana que quiere que todos pasen todo el tiempo juntos y disfrutando la vida al máximo».
Para las tres protagonistas, era fundamental encargarse de realizar personalmente todos los momentos de acción que les fueran posibles, lo que suponía mucha preparación. «Me quedé impresionado por lo rápido que pillaban las cosas. Era increíble», admite el coordinador de especialistas Florian Hotz. «Las tuvimos un par de semanas antes de la preparación, y nunca se les olvida ninguna parte de la coreografía».
Desde el principio, Banks y Hotz acordaron que el desarrollo de los personajes sería lo que movería todas las escenas de acción que interpretan los actores en la película.
Los Ángeles de Charlie de Elizabeth Banks son una celebración de la marca original, con guiños al acervo de la película a lo largo de la misma, que los más atentos podrán ver en la sala de artilugios, el armario y en las oficinas de la Agencia Townsend. Al haberse vuelto global la Agencia Townsend, lo mismo han hecho las localizaciones de la película. Llegado el momento de rodar, el equipo no se anduvo con tonterías, y viajó por todo el mundo, filmando en lugares exóticos como Estambul y Alemania.
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