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Crítica: «La sociedad literaria y el pastel de piel de patata» (Mike Newell, 2018)

Aunque parezca largo, en realidad el título original de esta película (y de la novela epistolar de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows en la que se basa) añade “de Guernsey” al nombre del club de lectura en cuestión.

¿Se trata de algún tipo de comedia absurda o de un ejercicio de surrealismo? En realidad no: esta nueva película de Mike Newell es una clásica historia romántica inglesa cuya mayor baza es, precisamente, el hecho de ser genuinamente británica.

De este modo, tenemos a un director exquisito y académico, un artesano, sacándole máximo partido a unas bellísimas localizaciones de la isla de Guernsey, al ropaje de época (justó después del fin de la Segunda Guerra Mundial) y a un reparto en el que no hay ni solo un actor malo, como siempre sucede en las producciones británicas.

En este caso, la heroína de la historia está interpretada por la muy activa Lily James, cada vez más afianzada en el estrellato cinematográfico por méritos propios (y por un look que se podría describir como una versión aristocrática de una joven Jennifer Jason Leigh). A su alrededor, un grupo de enormes profesionales como Penelope WiltonTom Courtenay o Katherine Parkinson, esta última poseedora de una amplia comunidad de fans gracias a su grandioso trabajo en la serie The IT Crowd (Los informáticos).

El film de Newell lo tiene todo para gustar, tanto por su forma como por la historia que nos cuenta. Una historia que incluye clichés que ya hemos visto mil veces, pero que casi siempre funcionan: la investigación de un secreto por parte de una protagonista de espíritu intrépido, una galería de personajes algo excéntricos pero agradables, y la clásica lucha interna de esa mujer que se debate entre el amor de un ricachón guapo y el de un pobretón todavía más guapo. ¿Quién triunfará? Poca sorpresa aquí, como en el resto de la película.

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata es una cinta que se disfruta, aunque no sorprenda o emocione en exceso, más allá del excelente trabajo de sus intérpretes (desde los niños a los ancianos). Resulta interesante, en todo caso, el retrato de esa zona de Gran Bretaña que no pudo resistir la ofensiva nazi y fue ocupada por las tropas alemanas.

El film también es un canto al amor por los libros ‒y por las relaciones humanas que surgen entre los que practican y comparten ese amor‒, y asimismo, plantea una sólida defensa frente al mal y frente a todos los que se empeñan en amargar la vida a los demás.

Sinopsis

Mientras la ciudad de Londres empieza a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial, la joven escritora Juliet Ashton busca el argumento para su próximo libro. Un día recibe una carta de un desconocido en la que le presenta a un curioso club de lectura: La Sociedad Literaria y del Pastel de Piel de Patata de Guernsey. Intrigada por estos excéntricos personajes, Juliet decide viajar a esta pequeña isla, sin saber que encontrará mucho más que una gran historia.

Enero de 1946. Londres está dejando atrás la Segunda Guerra Mundial. La escritora y periodista de éxito Juliet Ashton busca un argumento para su siguiente libro . Y lo encuentra en una carta que recibe de un desconocido desde Guernsey, una pequeña isla en el Canal de la Mancha que fue ocupada por los nazis durante la guerra. Pero Juliet encuentra mucho más que un tema para inspirarse. A medida que va intercambiando cartas con ese extraño, Juliet queda más y más fascinada por un mundo maravillosamente excéntrico, el de la Sociedad Literaria y el Pastel de Piel de patata de Guernsey.

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata es uno de los títulos más largos de la historia del cine, y al director Mike Newell le encanta justamente por eso: “Hay que descifrar el título a la luz de la historia de la película, y eso se hace a medida que avanza la película”, dice. “Encuentro divertido que aparezca tres veces en los diálogos en los primeros dos minutos. Lo encuentro muy divertido. Es algo muy personal, lo cual nos lleva a una experiencia que también resulta muy personal.”

Pronunciar el título completo, deprisa, se convirtió en una broma entre los actores.

“Me costó mucho lograr pronunciarlo” confiesa el actor holandés Michiel Huisman, que da vida a Dawsey. “Durante el rodaje lo llamamos ´Guernsey’ durante un tiempo, pero de repente volvimos al título completo, cosa que me encantó. Le pedí a unas cuantas personas que lo pronunciasen, y de repente se convirtió en una melodía, en lugar de ser un conjunto de palabras.”

Mantener el título también rinde homenaje al espíritu del la novela en que se basa la películas. Publicada en 2008, La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, escrita por la americana Mary Ann Shaffer y su sobrina Annie Barrows, pertenece al género epistolar: se compone exclusivamente de cartas. Shaffer visitó Guernsey, una de las Islas del Canal, que no forman parte del Reino Unido pero sí son una posesión de la Corona, y que tienen una atmósfera muy inglesa.

Shaffner le encantó la isla y sintió una gran curiosidad por las experiencias de los isleños durante la Segunda Guerra Mundial. Se interesó por primera vez por Guernsey durante un viaje a Londres en 1976. Tuvo el capricho de coger un avión a Guernsey, y se quedó bloqueada en la isla varios días, puesto que un banco de niebla impidió que saliesen los barcos y los aviones. Mientras esperaba que desapareciese la niebla, dio con un libro, Jersey Under the Jack-Boot, y así empezó su fascinación por las Islas del Canal. Muchos años más tarde, cuando el club de lectura al que pertenecía la animó a escribir un libro, Mary Ann pensó inmediatamente en Guernsey.

“Al igual que la mayoría de los americanos, Mary Ann no tenía ni idea de que las Islas del Canal habían sido ocupadas por los alemanes durante la guerra”, cuenta Annie Barrows, la sobrina de Shaffer. “Quedó prendada con la historia de la ocupación y de la gente que vivió esa experiencia. Estuvo investigando sobre el tema durante los siguientes 20 años.”

En 2006 el manuscrito de Shaffer fue aceptado por una editorial. Sin embargo, tuvo una enfermedad grave justo antes de concluir el libro. Fue entonces cuando intervino Barrows.

Mary Ann me llamó y me dijo ‘Eres la otra escritora de la familia. ¿Puedes acabar este libro en mi lugar?´” cuenta Barrows. “Empecé a leerlo y me encantó. Era como si estuviese escuchando a Mary Ann hablar, y como si no hubiese nada en el mundo más interesante que escuchar a Mary Ann.”

“Quedaba mucho por hacer”, dice. “Pensé que iba a ser imposible hasta que me senté y me puse a escribir. Al cabo de dos horas me dije a mi misma que no era imposible. Pensé que iba a ser fantástico.”

Shaffer murió en febrero de 2008, unos pocos meses antes de que se publicase la novela. La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey se convirtió en un éxito absoluto, y alcanzó el primer puesto en la lista de best-sellers del New York Times, y una novela muy apreciada por los grupos de lectura en Estados Unidos.

Sin embargo, el libro ya había llamado la atención de la productora americana Paula Mazur, incluso antes de convertirse en un éxito literario. Cuando el libro estaba todavía en galeradas, ya había suscitado el interés de un librero independiente de Miami, Mitchell Kaplan, que lee los libros antes de que salgan al mercado, y que tenía ganas de producir películas. Estaba buscando a un productor con el que poder hablar del tema. La hermana de Kaplan es Marcy Ross, presidente de Skydance TV, y ella le presentó a Paula Mazur.

“Los personajes me parecieron fantásticos, singulares, muy específicos y cada uno con voz propia” dice Mazur de La sociedad literiara y del pastel de piel de patata de Guernsey. “eran muy divertidos, y eran auténticamente originales.”

Le encantó el desafío que suponía convertir una novela epistolar, una novela de cartas, y que se desarrollaba en dos períodos de tiempo (en 1946 con muchos flashbacks al período de la guerra, 1940-1945). El desafío en convertirla en una narración de cine resultaba irresistible.

“Creo que uno de los motivos del éxito de la novela fue que los lectores podían conectar con el hecho de que este grupo consiguió soportar el período de guerra gracias al apoyo que se dieron los unos a los otros, gracias a tener un grupo de lectura y poder leer” opina Mazur. “Era una historia que motivaba para ser convertida en película.”

Todo el mundo estaba de acuerdo en que Newell era la persona ideal para trasladar la vida poco convencional y compleja de la novela a la pantalla. Con títulos en su haber como los grandes éxitos Cuatro bodas y un funeralUn abril encantado y Harry Potter y el cáliz de fuego, el veterano director ha demostrado su dominio de la comedia, de las películas románticas y las de aventuras, elementos todos ellos que encontramos en La sociedad literaria y el pastel de piel de patata.

El rodaje de La sociedad literaria y el pastel de piel de patata empezó en marzo de 2017 en el Reino Unido y duró 8 semanas. Puesto que la historia está ambientada en Guernsey, el equipo de producción quería rodar cuanto fuese posible en la misma isla. De hecho, el éxito del libro ha propulsado el turismo en la isla, y muchos visitantes quieren conocer los lugares en los que se desarrolla la novela. Sin embargo, rodar en Guernsey era una proeza que desde el punto de vista de la logística no era real.

La productora Paula Mazur habla sobre la decisión: “Antes del rodaje de la película hicimos un gran trabajo de localizaciones en la isla de Guernsey, para encontrar lugares apropiados para rodar, trabajando junto con VisitGuernsey, del servicio de marketing y turismo del gobierno de Guernsey. Puesto que la película transcurre durante un período concreto, debíamos recrear el Guernsey de 1940, durante y justo después de la ocupación. Filmamos las torres de vigilancia de la Segunda Guerra Mundial, que son uno de los iconos de la isla. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos e intentos de muchos de los implicados, al final vimos que no era posible, logísticamente, intentar transformar la totalidad de Guernsey para plasmar el período en el que se ambienta la historia.

“Hicimos fotografías de la isla, que hemos incorporado a la película. Los isleños fueron muy generosos, y nos ayudaron mucho”, dice Newell. “El problema de rodar ahí era que había que trasladar cualquier cosa hasta allí, en barco, a través del Canal de la Mancha: cámaras, luces, todo.”

El diseñador de producción James Merifield y la directora de vestuario Charlotte Walter han sido dos personajes claves en el esfuerzo por recrear el look y el aspecto del Guernsey de los años 40, así como el del Londres de la postguerra.

El Dr. Jason Monaghan, jefe del Servicio de Patrimonio del Gobierno de Guernsey es un experto en la ocupación, y nos informó sobre los elementos más destacados de la ocupación alemana de las Islas del Canal.

Las tropas inglesas y francesas que combatían contra la Alemania nazi sufrieron una derrota imprevista en mayo de 1940. Francia se rindió a los alemanes, y fue ocupada por el ejército alemán, con lo cual la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe, puedo establecer bases en el litoral francés. Esto significaba que las Islas del Canal no podían ser defendidas, por lo cual las tropas británicas se retiraron y las islas fueron “desmilitrizadas”. El enemigo lo supo demasiado tarde, así que todavía se produjo un bombardeo de la Luftwaffe sobre el puerto de St. Peter el 28 de junio. Hay un monumento en White Rock que recuerda las 23 víctimas del bombardeo.

Casi toda la población de Alderney fue evacuada a Inglaterra, así como 17.000 personas de Guernsey. Quedaron 25.000 habitantes. El ejército alemán hizo planes para una invasión de las islas, pero el 30 de junio un piloto de la Luftwaffe aterrizó con su avión en Guernsey y constató que la isla carecía de defensas. Guernsey se rindió a los invasores al día siguiente.

Durante el resto de la guerra las islas estuvieron ocupadas por el enemigo. La resistencia era imposible en un lugar tan pequeño, en el que había un soldado por cada dos habitantes. Los que se atrevían a desafiar a los alemanes eran enviados a campos de prisioneros, y las tres mujeres judías que vivían en Guernsey fueron evacuadas por los nazis, para acabar muriendo en Auschwitz. Dos soldados naturales de Guernsey y enviados para espiar consiguieron escapar al pelotón de fusilamiento porque el comandante alemán, Von Schmettow, decidió que debían ser tratados como prisioneros de guerra. Las radios fueron confiscadas y se le prohibió a la gente frecuentar las playas.

Los barcos de pesca solo podían salir a faenar con un guardia a bordo, para impedir que los hombres huyesen. Sin embargo, Guernsey eludió la crueldad y la destrucción que padecieron otros países de Europa. Adolf Hitler quería usar la ocupación de las Islas del Canal para mostrarles a los británicos lo civilizados que podían ser los alemanes. Muchos soldados también estaban contentos por estar en un lugar en el que no había combate, y muchos de ellos regresaron cuando la guerra hubo acabado.

Los alemanes habían decidido impedir que los británicos recuperasen las islas, así que destacaron a 37.000 soldados con artillería, aviones, barcos y tanques. llenaron la isla de bunkers, trincheras, torres y posiciones de artillería, algunos de los cuales se pueden visitar hoy en día. Se usaron esclavos procedentes de Rusia y de otros países ocupados para construir estas fortificaciones y muchos murieron por las malas condiciones de vida en las que se les mantenía. Las fortificaciones, sin embargo, nunca sirvieron para nada.

Los británicos únicamente lanzaron unos pequeños ataques contra las islas con comandos o con bombarderos, con la intención sobre todo de molestar a los alemanes o de obtener información. Hubo un plan para una gran invasión, pero afortunadamente no se llevó a cabo porque Guernsey hubiese quedado destrozada y muchos de sus habitantes hubiesen muerto.

Durante 1942 y 1943 unos 2.000 habitantes de las islas fueron deportados a campos en Alemania. La mayoría de los deportados de Guernsey fueron a Biberbach, y transcurrieron el resto de la guerra detrás de una alambrada. Para la gente que permaneció en la isla, las cosas se pusieron peores con el paso del tiempo. Era imposible encontrar cosas normales como neumáticos de bicicleta o juguetes para los niños. La comida empezó a escasear y la criminalidad aumentó.

En junio de 1944 los aliados desembarcaron en Normandía y empezó la reconquista de Francia. A partir de ese momento los alemanes en la isla quedaron desconectados, y se interrumpieron los suministros de comida, carbón y medicinas. Ese invierno tanto los isleños como las fuerzas de ocupación estaban cercanos a la inanición por hambre, y ya estaban comiendo algas. La salvación llegó con paquetes de comida de la Cruz Roja a bordo del barco Vega.

El 8 de mayo de 1945 la guerra concluyó en Europa y los británicos enviaron al barco HMS Bulldog a Guernsey para aceptar la rendición de las fuerzas alemanas. El 9 de mayo soldados británicos de la Grupo 135 (el código que recibió la fuerza militar destacada) desembarcaron y tomaron el control de la isla. La ocupación ha perdurado en la memoria del los habitantes de las islas, y el 9 de mayo se conmemora como Día de la Liberación.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).