Como ven, esta película es de las de argumento simple. Un “corre-corre que te pillo” en el que el espectador podrá dar rienda suelta a sus instintos sádicos viendo como son troceados unos atractivos y descerebrados veinteañeros.
La película es mala, prácticamente no tiene guión y, para ser sinceros, casi mejor. Porque esta no es una película para cinéfilos con pedigrí, ni siquiera para aficionados “normales”. Es un subproducto gore destinado a las sesiones videográficas-alcohólicas de la chavalería, para dar achuchones a la novieta presuntamente asustada y/o para nostálgicos del gore más honesto y comercial, aquel que veíamos en el mítico programa Noche de lobos.
Se agradece de esta simpática basura la loable tarea de volver al estilo más –ya lo podemos llamar así– clásico. La deuda con películas como Las colinas tienen ojos o Deliverance es más que obvia, y la explicitud gráfica aumenta favorablemente respecto al aséptico horror adolescente post-Scream.
El productor de la película es el ilustre Stan Winston, legendario creador de criaturas y maquillajes, quien no puede resistirse a poner monstruillos y convierte a los paletos caníbales en una especie de orcos deformados por la endogamia.
¿Qué más se puede contar de una película que cuenta con todos los requisitos del subgénero, y que se olvida antes de salir de la sala? Se puede advertir a los fans de la serie Buffy que la protagonista de esta sucesión de carreras es la popular Faith (Eliza Dushku) volviendo a hacer de Faith, es decir, pateando traseros mientras pone cara de cabreo y usando con destreza la ballesta contra monstruos tontorrones. Porque, aunque se venda como una historia de terror, Km. 666 se decanta más hacia la acción, bastante violenta, eso sí.
Los asesinatos son ingeniosos y muy bestias, a medio camino entre Viernes 13 y Dario Argento, todo un festín sangriento de violencia caricaturesca, al estilo Rasca y Pica, que puede servir de catarsis ante tanta violencia real e insoportable.Tiene poco sentido recomendar o no una película como esta, todo el mundo sabe lo que va a ir a ver. Esa es su mejor cualidad, que se toma o se deja.
Un plato de lentejas lleno de sustos baratos, hachazos, actores malos recitando diálogos de pena y garrulos antropófagos, todo servido en un metraje que no alcanza la hora y veinte minutos.
Sinopsis
Chris Finn (Desmond Harrington) viaja por las carreteras de West Virgina para acudir a una entrevista de empleo. Al tomar un camino rural, colisiona con un coche en el que viaja un grupo de jóvenes. Buscando ayuda, entran en contacto con una familia de caníbales deformes que les persiguen sin tregua.
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