Detrás del buen cine de terror, como suele suceder con cualquier género, late la certeza de que hay historias que merecen incorporarse a nuestra memoria para no abandonarla jamás. En este caso, lo que se contaba en Halloween (1978), de John Carpenter, sigue produciendo en los espectadores de mi generación la necesidad de revivir ciertos temores. No importa que conozcamos de sobra todo el argumento. Cuando la joven Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) siente la perturbadora presencia del psicópata Michael Myers, seguimos acompañándola a través de su pesadilla. Y lo hacemos con la misma entrega con la que, hace tantos años, asistimos por vez primera a esa aventura nocturna y espeluznante que Carpenter llenó de suspense y fatalidad.
Once películas después ‒imagínense lo que ha llovido entre Halloween II: Sanguinario (1981) y Halloween Kills (2021)‒, nos encontramos con el cierre definitivo (?) de esta serie inagotable.
David Gordon Green, que culmina aquí la trilogía inaugurada por La noche de Halloween (2018), parece preguntarle a Laurie: «¿Y qué vas a hacer ahora?». Aquella jovencita de 1978 es ahora una mujer mayor, evidentemente traumatizada, que escucha el tic-tac del reloj con la certeza de que no volverá a ver a su hija, asesinada por Michael Myers en la película anterior.
Laurie convive ahora con su nieta Allyson (Andi Matichak) y trata de evitar esa sensación malsana que aún invade Haddonfield, el escenario elegido por Myers para sus crímenes. Mientras ambas procuran sanar sus heridas, se cruza en su camino Corey (Rohan Campbell), un joven marcado por otra tragedia que está narrada en el estupendo prólogo del film.
Que Corey se convierta en protagonista de buena parte de la película es una decisión respetable, pero no sé si el guion elige el mejor punto de meta para él.
En realidad, David Gordon Green parece alejarse de las convenciones del slasher para abrazar el tipo de historia que tanto atrae a Stephen King: un relato que descifra lo que pasa inadvertido en un pueblo que podría ser perfectamente real. El lote se completa con una atmósfera enrarecida y con la intervención de un paria que, sin saber muy bien por qué, pulsa el interruptor del Mal en estado puro.
Esas dos almas de la película ‒la típica de los slashers y la que pretende ser una metáfora de la violencia en América‒ conviven con cierta dificultad, robándose espacio y generando un producto que no es tan convincente como se espera.
Ahora bien, eso no impide que el espectáculo resulte sólido. La actuación de Jamie Lee Curtis se sobrepone a los momentos menos certeros del guion, y a modo de propina, nos encontramos con tributos a otros films de Carpenter, quien además firma la banda sonora junto a su hijo Cody Carpenter y Daniel Davies.
Aunque la película no logra descifrar el orden correcto de los factores que sí funcionaban en la entrega de 2018, hay partes sueltas que compensan sus desaciertos. En este sentido, la franquicia de terror inaugurada por Carpenter llega a su conclusión con una cinta menos épica de lo debido, pero a pesar de ello, interesante.
Sinopsis
Cuatro años después de los acontecimientos de Halloween Kills, Laurie (Jamie Lee Curtis) vive con su nieta Allyson (Andi Matichak) y está a punto de terminar de escribir sus memorias. Nadie ha vuelto a ver a Michael Myers desde entonces. Laurie, después de permitir que el espectro de Myers controlara su realidad durante décadas, ha decidido por fin dejar atrás el miedo y la rabia para dedicarse a vivir. Pero cuando acusan a Corey Cunningham (Rohan Campbell) de matar al niño al que cuidaba, se desencadena una cascada de violencia que obligará a Laurie a enfrentarse de una vez por todas a una maldad que no puede controlar.
Durante más de cuatro décadas, la franquicia Halloween y el personaje protagonista de Laurie Strode, interpretado por Jamie Lee Curtis, han revolucionado y redefinido el género de terror. El increíble relanzamiento de La noche de Halloween en 2018 –que batió todos los récords– seguido por el tremendo éxito de Halloween Kills en 2021 llega a su fin con la más inesperada conclusión en una película que no tiene nada que ver con las entregas anteriores.
Desde el principio, el director David Gordon Green, que ha dirigido y coescrito la trilogía, y los productores quisieron dar una firma creativa y un arco emocional independientes a cada una de las tres películas, sin olvidar lo que más disfrutan los fans de la franquicia. “El público espera que algunos ingredientes se repitan en una película Halloween”, dice el director. “Y siempre nos hemos esforzado en que sea así. En alguna ocasión nos metemos de lleno en los clichés de la mitología de la franquicia, pero en otras nos alejamos totalmente”.
“Para tener referencias he visto muchas películas dirigidas por Carpenter”, dice. “Por ejemplo, me he inspirado en Christine y La niebla. A veces se encuentra la inspiración en lugares inesperados. En sus películas hay abusones y empollones geniales, y trucos narrativos con los que nos hemos divertido mucho”.
“La historia empieza con el drama de un canguro y un niño la noche de Halloween”, explica Jamie Lee Curtis. En realidad, se trata de una inversión de lo que ocurre en la película de 1978, cuando el objetivo del asesino es el canguro, no el niño. “Es una secuencia superintensa, rodada a la perfección y visualmente muy bien montada. Creo que por si sola podría ser nominada al Oscar al Mejor Cortometraje”, sigue diciendo.
Años después de que el joven sea declarado inocente, Laurie sale en su defensa cuando unos ciudadanos se meten con él. Así nace la relación entre Allyson y Corey, pero a medida que el romance cobra importancia, Laurie empieza a preocuparse al ver que su nieta se aleja de ella y que la personalidad del joven parece cambiar.
Para el director David Gordon Green, lo anterior permite que los personajes centrales tengan una vida interior más profunda y también aumentar la sensación de miedo y las emociones en esta entrega final. “La película entra de lleno en un mundo dramático, en las emociones y pensamientos de Laurie y de Allyson, además de incluir a un nuevo personaje, Corey, del que Allyson se enamora. Pero su relación se ve muy afectada por el horror que representa Michael Myers”, explica el director.
El productor Jason Blum cree que todos reconocen el impacto de Jamie Lee Curtis en el género de terror, asó como en la cultura cinematográfica en general. “No conozco a nadie que odie tanto que hablen de ella como Jamie, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad y decir que es la mejor”, recalca. “Se entrega totalmente a sus compañeros de reparto, al equipo, a los fans, y aun así consigue guardar algo de Jamie para Jamie. Hay un resplandor detrás de esa sonrisa pícara. Sigue fascinándonos después de décadas a través de su personaje; queremos proteger a Laurie, pero también nos da fuerza y nos defiende de la personificación del mal. Ya sé que la palabra se usa demasiado a menudo, pero ‘leyenda’ es la que mejor describe a Jamie”.
Aunque la trilogía se ha rodado en decorados muy diferentes en el sureste de Estados Unidos, el objetivo siempre ha sido crear un retrato cohesivo de Haddonfield y alrededores. “John Carpenter rodó en Pasadena, California, para hacer las veces de Illinois en Halloween de 1978”, explica David Gordon Green. “Primero filmamos en Carolina del Sur; luego en Wilmington, Carolina del Norte, y ahora en Savannah y en Sylvania, dos ciudades de Georgia. Hemos estado por todas partes, pero siempre intentamos mantener una fuerte coherencia en cuanto a la personalidad del telón de fondo”.
El departamento de diseño de producción se desplazó a Sylvania, al noreste del estado de Georgia, para crear la cueva debajo del puente de la carretera donde Michael Myers lleva escondido cuatro años. “Fuimos a Sylvania porque había un puente muy específico en una carretera”, explica David Gordon Green. “Buscábamos un puente y una zona por debajo donde pudiéramos construir un refugio subterráneo. No había nada en Savannah que me gustara, pero cuando vi el lugar en Sylvania, supe que era el sitio idóneo, aunque estuviera a hora y media del decorado principal. La ciudad no tuvo ningún problema a la hora de cerrar la carretera durante unas noches mientras rodábamos”.
Al igual que La noche de Halloween de 2018 y Halloween Kills de 2021, la música completa de la película se grabó en los estudios instalados en las casas de John Carpenter y Daniel Davies. En toda la banda sonora se entretejen delicadas piezas de música ambiental entre los momentos más dramáticos sin perder nunca las sutiles inclinaciones pop. Los tres grandes músicos, entre los que está el inventor del género musical de terror basado en sintetizadores, han compuesto una música evocadora y ligera, fácil de escuchar, que hace honor a un legado de décadas hasta alcanzar una triunfante conclusión.
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