En su inicio, pese a los diseños de personajes totalmente estándar («a la Pixar», vaya), Dragonkeeper parece que va a ser distinta a ese modelo de animación 3D americano que parece haberse convertido en la única opción posible para el cine familiar. El tono es menos cómico, bastante más dramático y tanto los escenarios -lo mejor de la película, técnicamente- como la música se alejan de lo que cabría esperar de una historieta ambientada en el folclore chino.
Pero pronto todo tomará los derroteros esperados, con la inclusión de un simpático ratoncillo mascota, un argumento de sota, caballo y rey y la eliminación de cualquier tipo de complejidad psicológica y ética (en principio, el villano solo es un hombre que intenta curar su enfermedad letal hereditaria sin importar el precio, pero luego pasa a ser un megalómano de manual). En lo visual, el film tampoco deslumbra, con algún momento problemático en cuanto a la integración de los personajes en los escenarios.
¿Demasiada dureza para una peliculilla destinada a rellenar huecos en algún canal de televisión temático para niños? Quizá, pero es que Dragonkeeper, coproducción hispano-china con la participación de lo que parecen ser todas las instituciones y cadenas, cuenta con un director que anteriormente nos ha demostrado que otro cine de animación es posible con Buñuel y el laberinto de las tortugas.
Que no cunda el pánico, estamos aquí ante lo que claramente es un trabajo de encargo de Salvador Simó, profesional del audiovisual que ha participado en los efectos especiales y la animación de producciones de primera fila hollywoodienses, con lo cual no es descabellado que firme esta digna, aunque olvidable cinta que no llega a ser la versión AliExpress del film de Disney Raya y el último dragón, aunque comparta cierta filosofía, y la intención de ampliar mercados en la colaboración del audiovisual occidental y chino.
Por otro lado, una cinta de aventuras clásicas, no demasiado intensas o violentas que, a través de su típico mensaje de rebelión contra las ataduras y los opresores, quizá logre despertar la rabia «fight the power» en alguna criaturilla, lo cual nunca viene mal.
Sinopsis
Tiempos oscuros en el antiguo imperio chino. Los dragones, antaño amigos y sabios aliados de los hombres, llevan años perseguidos y enjaulados. En una lejana fortaleza, una joven ayuda al último dragón vivo a escapar de su cautiverio y se une a él en una trepidante aventura para recuperar su tesoro más preciado: el último huevo de dragón, robado por un malvado hechicero que desea el poder que en él reside para alcanzar la inmortalidad. Perseguida por los ejércitos del Emperador, esta extraña pareja se embarca en un apasionante viaje a través de China, en el que ambos aprenderán a crecer juntos y a confiar el uno en el otro para derrotar a sus enemigos y garantizar la supervivencia del linaje de los dragones.
Basada en la primera de las seis novelas de la popular y multipremiada saga literaria homónima de Carole Wilkinson, esta gran producción española-china está destinada al público familiar.
Dirigida por Salvador Simó, cuya opera prima fue Buñuel en el laberinto de las tortugas, film que en 2019 recibió numerosos premios y reconocimientos. Entre ellos, el Premio Goya a la Mejor película de animación (además de las nominaciones a Mejor dirección novel, Mejor guion adaptado y Mejor música original), el premio a la Mejor película de animación en los Premios del Cine Europeo y en los Premios Platino, y fue preseleccionada para los Oscars 2020 por la Academia del Cine español. Aparte de la dirección, el realizador español también tiene una larga trayectoria en la animación y los efectos visuales, habiendo trabajado en producciones internacionales como Passengers, El libro de la selva o en las sagas Piratas del Caribe o Las Crónicas de Narnia.
El guion de la película corre a cargo de Pablo Castrillo, Ignacio Ferreras, Rosanna Checchini y la propia Carole Wilkinson. El film cuenta con dirección de arte de Elisabeth Castro y Fu Yan, la dirección de animación de Abraham López y la dirección técnica 3D de Víctor Sauco.
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