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Crítica: «El cuarto pasajero» (Álex de la Iglesia, 2022)

En esta comedia romántica de Álex de la Iglesia, el humor y el amor no están equilibrados al estilo clásico, por más que esos términos ‒comedia y romance‒ nos hagan pensar en inocentes enredos, simpatía e intimidad. En realidad, El cuarto pasajero está más cerca de la desesperación existencial que proponía Scorsese en Jo, ¡qué noche! (After Hours, 1985). Prácticamente no hay ternura y el humor, desenfrenado y bastante efectivo, se construye a través de accesos de ansiedad, golpes de mala suerte, borbotones de resentimiento y desgracias encadenadas.

El director no tiene dificultad alguna para colocar nitroglicerina en el camino de sus personajes. Los maltrata a conciencia y sabe que por la vía del exceso, el fatalismo y la demencia obtendrá buenas oportunidades para exhibir sus dotes narrativas.

El protagonista es un señor muy formal, Julián (Alberto San Juan), que a través de una aplicación móvil, suele compartir su coche con una joven (Blanca Suárez) de la que está enamorado. Justo el día en que planea confesarle su amor, recibe en su vehículo a otros dos pasajeros: un tipo liante, paradójico y pelmazo, que nadie sabe lo que se trae entre manos, Juan Carlos (Ernesto Alterio), y un galán bohemio que parece salido de un anuncio, Rubén (Rubén Cortada). A partir de ahí, la odisea de Julián se convertirá en un divertido descenso a los infiernos, lleno de incidentes que le llevan del sobresalto y la desesperación a la furia desatada.

Con esta receta, Álex de la Iglesia consigue su principal objetivo: hacernos reír. Incluso aunque uno tenga el día sombrío, la película es lo bastante ligera y animada como para dibujarnos una sonrisa. El contraste entre los personajes de Alberto San Juan y Ernesto Alterio ‒recordemos que ambos fundaron la compañía Animalario en 1997‒ es tan tenso como eficaz. Basta que ambos se miren en la pantalla para que la película siga destilando sarcasmo y diversión.

Al final, como sucede con otros films de De la Iglesia, la película acaba en estado de histeria, como diciendo: «A ver, que ya no es posible acumular más ocurrencias». Y esa sensación de desmesura pirotécnica, aunque pueda ser interpretada como una marca de fábrica del director, le lleva a uno a pensar que la cinta, como sucede con los catafalcos que arden en las fallas, tiene una vida útil más bien corta.

Sinopsis

En El cuarto pasajero, Julián (Alberto San Juan), un divorciado de 50 años con problemas económicos, recurre a una aplicación para compartir su coche con desconocidos y, en especial, con alguien que ya no lo es tanto: Lorena (Blanca Suárez), una joven que viaja a menudo a Madrid. Desde hace meses tiene un asiento fijo en su coche y últimamente también en su corazón. Julián quiere aprovechar el viaje para sincerarse con ella, pero un error a la hora de escoger el resto de los ocupantes (Ernesto Alterio y Rubén Cortada) incluye a un inquietante pasajero, que provocará un radical cambio en el rumbo de los acontecimientos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.