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Crítica: ‘El bastardo’ (Hoon-Jung Park, 2023)

En estas tierras nuestras, la inversión en cultura es vista generalmente como algo romántico o idealista, tanto por los defensores como por los detractores. Corea del Sur tuvo la buena idea de considerar que, además de los beneficios para la mente y el espíritu, dicha inversión puede ser un buen negocio, y acertó de lleno.

En lo que llevamos de siglo, y aunque los medios occidentales no lo reflejen demasiado (salvo en casos de éxitos arrolladores como Parásitos o El juego del calamar), el cine, la ficción televisiva (K-Dramas) y la música (K-pop) han calado en una buena parte de la juventud occidental, con bases de fans entregadísimas que nada tienen que envidiar a loas admiradores de las Rosalías o los Chalamets de turno.

Los aficionados al cine de todas las edades ya saben que, peores o mejores, las películas surcoreanas siempre presentan una factura impecable, sin nada que envidiar a Hollywood (más bien al contrario). Aunque la producción de cine de aquel país es fértil y variada, los occidentales solemos tener especial afición por el thriller surcoreano, casi siempre a medio camino entre la ambientación realista y el argumento descabellado; historias con buen ritmo, momentos de acción violenta impactante y personajes al extremo.

El bastardo (The Childe) no está a la altura de grandes thrillers surcoreanos como Oldboy, Memories of Murder o I Saw the Devil, algo desequilibrada en su enfoque y, especialmente, en su desarrollo, pero supone un digno entretenimiento en clave, principalmente, de comedia negra.

Con momentos puntuales de acción potencialmente explosiva, aunque algo desaprovechada al estar filmada y montada con poco estilo, el interés recae en lo que le puede deparar al pobre protagonista, un bastardo mestizo filipino de padre coreano (un kopino, según el término despectivo que se usa en el film) que pasa de ser un don nadie a ser perseguido por diversos personajes que le codician por… bueno, en teoría es un misterio hasta la mitad de la película, aunque no hay que ser un lince para olerse cuál es la razón.

Aunque el protagonista en sí es está interpretado por el modelo-cantante-actor (casi todos los protagonistas del cine y las series del país con «mocantantes» o «mocatrices») Kang Tae-Ju, el film está claramente diseñado para lucimiento de Kim Seon-ho, actor que ha desarrollado su carrera principalmente en teatro y en series de televisión.

En este su debut cinematográfico, Kim Seon-ho, de 37 años pese a su rostro de casi adolescente, encarna a un divertido e inquietante asesino a sueldo amante del lujo y aparentemente no en su mejor momento de salud.

Pese a que protagoniza los mejores momentos, también llega a hacerse un poco pesado por su insistencia y la de los creadores de la película por hacerse carismático y «molón».

El film está dirigido por Park Hoon-jung, que se dio a conocer como guionista de la mencionada I Saw the Devil y posteriormente ha tenido algunos hits como director: el éxito de New World (2013) y las dos partes de The Witch (2018 y 2022), suficiente motivo para echarle un ojo a este film que parece reinventarse varias veces durante su transcurso, pasando de lo que parece ser un drama criminal a una comedia casi (casi) amable, y que incluye un epílogo desconcertante por su extensión excesiva, con exceso de revelaciones y la clara intención de lograr una continuidad en forma de secuela.

Sinopsis

Han es un boxeador de padre coreano y madre filipina que participa en combates ilegales con la intención de reunir dinero para pagar una costosa operación a su madre enferma. Paralelamente a esto, Han trata de encontrar a su padre y, cuando un día recibe una llamada desde Corea de alguien que afirma serlo, se embarca en un viaje infernal al país en el que tendrá que luchar por su propia vida.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).