Brian De Palma nunca ha sido plato de gusto de todos, al menos cuando se ha alejado de las producciones estándar ‒magníficas, eso sí‒, como Scarface (1983), Los intocables (1987) o Misión Imposible (1996)‒. Como gran director que es, De Palma puede encargarse de cualquier género y formato con profesionalidad e incluso talento. Sin embargo, sus películas más personales chocan con las convenciones de la industria y del público menos abierto a lo diferente.
A medio camino entre Hitchcock y el giallo italiano, los thrillers de Brian De Palma juegan con el exceso y ofrecen tramas que se desarrollan en el propio mundo del autor, sin responder necesariamente a las normas de la lógica, el tiempo o el espacio de la gris realidad.
Precisamente por eso, es legítimo que muchos espectadores y críticos consideren estas obras de autor como ridículas o malas. No obstante, a sus seguidores nos encandila que se entregue a estos trances artísticos.
Como es lógico, la industria cinematográfica (y especialmente la de Hollywood), no está por la labor de pagarle a Brian De Palma sus extravagancias, que ya se saldaron con batacazos comerciales del calibre de La hoguera de las vanidades (1987) o Misión a Marte (2000), de modo que tenemos al veterano cineasta buscándose las castañas en el mundo del cine modesto. Es lo que le sucede a esta insólita coproducción europea, destinada a ser mal recibida por plateas y por opinadores profesionales poco receptivos con el humor y el suspense estilizado del director de Doble cuerpo.
Domino transcurre en insospechados escenarios daneses y andaluces. Se trata de una suerte de buddy movie, protagonizada por dos rostros popularizados gracias a Juego de tronos, Carice van Houten y Nikolaj Coster-Waldau. La pareja se ve envuelta en una trama de terrorismo yihadista, corruptelas policiales y zarandajas internáuticas que sirven como excusa para que Brian De Palma, pese a los modestos medios de la película, nos sirva una colección de excelentes set pieces de suspense. Aquí se incluyen algunos sellos de identidad de su cine: ascensores, pantallas partidas o tensión en espacios públicos (en este caso, una plaza de toros, nada menos).
Como siempre, conviene dejarse llevar por el maestro y no preocuparse de minucias como el sentido común o la seriedad. Si aceptan el juego de Brian De Palma, disfrutarán de lo lindo con un film en el que no se sabe muy bien por dónde van los tiros y donde cualquier cosa, especialmente la más inusitada, puede suceder.
Sinopsis
Un policía danés se asocia con una oficial para localizar al asesino de su compañero. Lo que la pareja no sabe es que el individuo que persiguen trabaja en una operación especial de la CIA y sigue el rastro de una célula terrorista de ISIS en Europa.
Los populares Nikolaj Coster-Waldau (Juego de tronos) y Carice van Houten (El libro negro) protagonizan un thriller contemporáneo de alto voltaje. Completa el reparto Guy Pearce (Memento).
Dirigida por el aclamado Brian De Palma, un maestro del género como acreditan clásicos de su filmografía de la talla de Mission: Impossible, El precio del poder o Los intocables de Eliot Ness. Escrita por el guionista de Kon-tiki.
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