La trágica realidad ha ido acabando con esa imagen del terrorista profesional que todos teníamos en mente por culpa de la ficción. El Chacal o los asesinos de SPECTRA: sofisticadas máquinas de matar, maestros en el combate, la infiltración y el sabotaje. En la práctica, súper-agentes instruidos en cuerpos militares de élite.
De la peor de las maneras, ya hemos comprobado que un atentado terrorista lo puede llevar a cabo cualquier idiota. De hecho, ese tipo sin dos dedos de frente que ha visto los vídeos de YouTube equivocados es el prototipo del terrorista actual.
Ya no hace falta hacerse con sofisticados rifles de alta precisión o con pistolas de porcelana. Basta con un coche, unos cuchillos baratos o, en el caso de los dos merluzos causantes del atentado del que trata esta película, una bombas caseras hechas con ollas, rodamientos y fuegos artificiales.
Día de patriotas recrea la masacre en el maratón de Boston de 2013 desde una perspectiva patriótica (el título no engaña) y con un tono algo desconcertante. El director Peter Berg, en esta ocasión, parece imitar los dos tipos de películas que han hecho famoso, gracias a su estilo pseudo-documental, al realizador británico Paul Greengrass: la recreación de momentos trágicos de la historia reciente (Bloody Sunday, United 93) y el thriller de acción.
En su primera mitad, Día de patriotas sigue a varios personajes que se verán afectados por el atentado, y dedica la segunda a describirnos la “caza al hombre” por parte de la policía, el FBI y demás autoridades que atraparon a la escurridiza y peligrosa pareja de criminales.
La película está narrada con buen pulso y no le faltan momentos de tensión y acción violenta. Sin embargo, resulta algo desequilibrada cuando alterna el realismo y el discurso patriótico con el humor chusco, propio de una producción palomitera.
A ratos, es una recreación dolorosa de un momento histórico, pero acto seguido, se transforma en una película de Roland Emmerich.
Dia de patriotas cuenta con un reparto coral liderado por un Mark Walhberg que encarna al clásico héroe estadounidense (insolente con los superiores, generoso, sacrificado y con sentido del humor).
Aunque representan en su mayoría a personas reales, los personajes también se inscriben dentro de clichés, lo cual no funciona del todo en la parte realista del film pero sí en su faceta de thriller. Cabe destacar el breve pero intenso trabajo de Melissa Benoist y de Khandi Alexander en una escena de interrogatorio que supone el mejor momento de la película.
Todo concluye con unas largas declaraciones de los protagonistas reales del suceso, prácticamente un extra de DVD, para mayor sensación de desconcierto entre el respetable.
Sinopsis
Basada en hechos reales, Día de patriotas es una impactante historia del extraordinario valor de una comunidad ante la adversidad. Este thriller dramático lleno de tensión, que narra los hechos sucedidos en torno al atentado con bomba en la maratón de Boston, recoge en detalle una de las operaciones de busca y captura más sofisticadas y mejor coordinadas de la historia de las fuerzas del orden. Puede que los sucesos tuvieran lugar en Boston, pero el atentado y la decidida reacción de la ciudad impactaron a todo el mundo.
El atentado en la maratón de Boston de 2013 destrozó vidas y puso a prueba la entereza del espíritu norteamericano pero, tras producirse los hechos, una ciudad entera se unió para llevar a los autores ante la justicia, localizándolos en tiempo récord, antes de que tuvieran ocasión de infligir más daños fuera de Boston. En lugar de dejarse llevar por el pánico y el miedo, los ciudadanos se unieron, optando por la solidaridad en lugar de la división, en pos de un enemigo común.
La historia de Día de patriotas está sacada de testimonios reales, entre los que se incluyen los servicios de emergencia, personal de hospitales, investigadores de las fuerzas del orden, representantes del gobierno, ciudadanos corrientes y los propios supervivientes.
Boston, una de las urbes más antiguas de los Estados Unidos, se fundó en 1630 y es una ciudad repleta de tradición y orgullo. El Día de los Patriotas conmemora las batallas de Concord y Lexington, las primeras batallas de la Guerra de la Independencia de EE. UU. Cada año, en el Día de los Patriotas, el tercer lunes de abril, la ciudad celebra la maratón de Boston («Lunes de Maratón»). Todo el mundo sale a la calle para celebrarlo y su querido equipo de béisbol de los Red Sox juega en el estadio de Fenway Park. El lunes 15 de abril de 2013, dos terroristas locales concibieron un atentado contra una de las tradiciones más importantes de la ciudad, en el que murieron tres personas y otras 264 resultaron heridas.
Como señala el antiguo comisario de policía de Boston Ed Davis, la ciudad no se encogió de miedo: «(El Día de los Patriotas) es un acontecimiento importante en Boston. Representa nuestra historia y nuestro orgullo por el papel tan importante que Boston desempeñó en la Guerra de la Independencia. Eso es lo que se celebra el Día de los Patriotas. Que nos atacaran entonces, supuso un insulto muy personal, así que respondimos como se merecían».
En los cuatro días posteriores al atentado, se formó una fuerza operativa compuesta por más de mil agentes del orden locales, estatales y federales para reconstruir la escena del atentado, examinar detenidamente las pruebas y seguir miles de pistas para identificar a los terroristas. El 18 de abril, al seguir una pista de un rehén que había logrado escapar, y con la ciudad básicamente paralizada (los colegios estaban cerrados, el transporte público detenido y se ordenó a la gente que no saliera a la calle), algo básicamente sin precedentes en la historia reciente de EE. UU., los agentes de la ley se enfrentaron a los sospechosos en un prolongado y encarnizado tiroteo en Watertown, donde uno de ellos (Tamerlan Tsarnaev) resultó mortalmente herido. A la noche siguiente, el cómplice de Tsarnaev, su hermano pequeño Dzhokhar, fue capturado mientras se escondía bajo la lona que cubría un barco, en el jardín trasero de un residente de Watertown.
En las noticias, hubo ocasión de ver ampliamente los momentos más importantes del atentado y de la posterior persecución, pero la historia real aún estaba pendiente de contarse por completo… hasta ahora.
El atentado y los extraordinarios días cargados de suspense que lo siguieron sonaban como una auténtica historia de triunfo norteamericana, poblada de héroes de todos los tamaños, desde los supervivientes y sus familias, a los servicios de emergencia, agentes del orden locales y nacionales (uno de los cuales, el agente de patrulla del MIT Sean Collier, fue asesinado en acto de servicio), representantes del gobierno, ciudadanos que proporcionaron pistas inestimables (entre ellos el valiente joven Dun «Danny» Meng, que escapó después de que los terroristas lo tomaran como rehén y avisó a la policía de su paradero). Cada hombre y mujer se convirtió en una pieza de un mosaico más grande.
Como muchos estadounidenses, Berg había seguido los acontecimientos desde el principio. «Me conmovió cómo la ciudad se unió para atrapar a los autores y cómo no dejaron de apoyarse unos a otros», señala Berg.
Otro tema que Berg encontraba interesante era el modo en que estos actos de terrorismo afectan a la sociedad actual. «Este horroroso incidente y otros similares que se están produciendo por todo el mundo son actos de auténtica cobardía llevados a cabo por extremistas religiosos y otros individuos radicalizados que van dirigidos contra gente inocente», explica. «Lo que resulta verdaderamente impactante, escalofriante y perturbador de estos hechos es que no se produjeron en las montañas asoladas por la guerra de Afganistán, ni en una ciudad asediada de Oriente Medio, sino en plena calle mayor de una ciudad norteamericana cualquiera».
A Berg también le interesaba mucho mostrar el esfuerzo conjunto de las fuerzas del orden de la zona de Boston, en estrecha colaboración con el FBI, y cómo superaron tan dura prueba, trabajando incansablemente en las circunstancias más duras, con todo el mundo observándolos. «El valor desinteresado de los miembros de nuestras fuerzas armadas y nuestras fuerzas del orden ha sido una inagotable fuente de inspiración para mí», afirma el director.
Al igual que Berg era la elección obvia para dirigir el filme, quién mejor para representar el espíritu entusiasta y la dedicación de Boston que el actor nominado al Óscar y natural de la ciudad Mark Wahlberg, que se crió en el barrio bostoniano de Dorchester y se encargaría de interpretar un papel central de la película. Wahlberg también ejerció de productor de la misma.
Wahlberg reconoce que, en un primer momento, se sentía un poco reticente a embarcarse en el proyecto. «Es un tema muy delicado para mí, porque todo el mundo en Boston conoce a alguien que se vio directamente afectado. Si iba a hacerlo, quería asegurarme de que la historia fuera fiel».
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