Salvo en casos excepcionales (Kubo, Del revés), el cine estadounidense de animación no corre riesgos. Ante el mínimo éxito, la maquinaria de explotación se lanza a la fabricación de secuelas, spin-offs, derivaciones (¿cuántas parodias de superhéroes y supervillanos se estrenan en un año?) y, especialmente, merchandising.
Hay quien dice que los personajes de Cars son más populares en carteras y estuches que en las propias películas, y hasta en Cars 3 se hace una referencia a la presencia de la imagen de Rayo McQueen (Owen Wilson) en todo tipo de productos comerciales.
Pese a todo, Cars 3 se diferencia de las anteriores entregas al tener un enfoque ligeramente más adulto (aun siendo una película 100% familiar sobre coches parlantes, vaya), al reducir los gags preescolares y al relatar una historia que es, básicamente, la misma que se nos cuenta en casi todas las películas de Rocky Balboa.
Y es que Rayo McQueen se ha hecho mayor para la competición. Sus colegas de profesión se van retirando para dar paso a los jóvenes, que vienen empujando fuerte con su potencia, tecnología punta y actitud altiva. Tras la depresión inicial, el coche de carreras decide que todavía tiene lo necesario para ganar o, por lo menos, para disfrutar compitiendo, e inicia un intenso entrenamiento.
Las mejores partes de la película se refieren al recuerdo del mentor de Rayo McQueen, Doc Hudson, interpretado en su momento por el añorado Paul Newman. Son momentos melancólicos, pero no depresivos, que suponen un homenaje a los pioneros del mundo de la competición automovilística.
La comparación entre el entrenamiento tradicional (¿analógico?) de Rayo con la tecnificada preparación de su competidor remite directamente a Rocky IV (Sylvester Stallone, 1985). Por otro lado, las últimas entregas del “Potro Italiano”, en las que acepta el paso del tiempo y adquiere el papel de mentor, también influyen poderosamente en Cars 3.
Sin duda, esta producción Disney-Pixar es impecable en el aspecto técnico. En este sentido, destaca la variedad de entornos hiperrealistas y la fotografía virtual, con un momento nocturno de “Demolition Derby” bastante impresionante.
Es, en suma, una película bien hecha, pero que no aporta ninguna novedad o idea que la haga memorable.
Sinopsis
Sorprendido por una nueva generación de corredores ultrarrápidos, el legendario Rayo McQueen (voz de Owen Wilson) queda relegado repentinamente del deporte que tanto ama. Para retomar su carrera, va a necesitar la ayuda de una joven mecánica de carreras, Cruz Ramírez, que tiene su propio plan para ganar, además de la inspiración del fallecido Fabuloso Hudson Hornet y un par de giros inesperados. ¡Y para probar que el nº95 no está ni mucho menos acabado, el campeón tendrá que poner a prueba su valía en el gran circuito de la Copa Piston!.
Según el director Brian Fee, mientras que Rayo sigue siendo el mismo coche de carreras seguro, decidido y amante de la diversión que enamoró al público hace más de una década, los nuevos rookies están poniendo a prueba la confianza que tiene en sí mismo. «Cuando conocimos por primera vez a Rayo McQueen, era un rookie joven, un superhéroe», dice Fee. «Tenía toda la vida por delante. Y aunque le ha ido muy bien desde la última vez que lo vimos ya que ha ganado cinco Copas Piston, ya no arrasa en las pistas».
Los realizadores consultaron a los veteranos del NASCAR, incluyendo a Jeff Gordon, cuatro veces campeón de la NASCAR y a Ray Evernham, que fue jefe de equipo de Gordon en tres de sus campeonatos. «Investigamos muchísimo», dice Fee. «Estudiamos a atletas de otros deportes, pero nos centramos sobre todo en pilotos de la NASCAR. Empiezan a una edad muy temprana y sus vidas giran alrededor de las carreras. Llegamos a hablar con un psicólogo deportivo que nos explicó que muchos de esos pilotos no conocen nada más. No pueden imaginarse haciendo otra cosa».
Y tampoco puede Rayo McQueen. Para volver a ser alguien, necesitará la ayuda de una joven y ambiciosa experta en tecnología, Cruz Ramírez, que ha diseñado su propio plan para ganar. Cruz es una excelente entrenadora del Rust-eze Racing Center. Lo sabe todo sobre tecnología y también sabe crear campeones sirviéndose de simuladores. Pero Rayo es de la vieja escuela, y comprende que deberá tomar otro camino con Cruz si quiere volver a triunfar.
Gordon resultó ser un recurso clave. «Nos contó cómo los jóvenes pilotos rebosan energía», dice la coproductora Andrea Warren. «Les gusta ir rápido y apretar al máximo, mientras que un piloto más experimentado sabe que no tiene que hacer eso. Llegan a conocer tan bien este deporte que lo abordan de otra manera».
Rayo decide volver a sus raíces, recordando los sabios consejos que le dio su querido mentor, el fallecido Fabulous Hudson Hornet. En última instancia, acude a Smokey, el entrenador de su entrenador, que asistió al apogeo de Doc, para que le guíe y le inspire. Y acaba comprendiendo el inmenso valor que tiene un mentor. Mientras los realizadores estudiaban a entrenadores de la vida real como Evernham, también ahondaron en sus propias experiencias. «Si como realizador, quieres compartir una idea con el público, tienes que haberla experimentado tú mismo», dice Fee. «Así que ser padre se convirtió en mi principal recurso para dotar a la película de sentimientos y emociones.
«Como nos ocurre a muchos de nosotros, me costaba encontrar tiempo para explorar los proyectos que me apasionaban de verdad. Todos tenemos responsabilidades en el trabajo y en casa que nos dejan poco tiempo libre», continúa Fee. «Pero un día, pasé un par de horas pintando un pequeño cuadro para enseñar a mis hijas algunas pautas artísticas. Y algo cambió después de eso. Encontré la experiencia mucho más gratificante de lo que jamás imaginé. Y eso es lo que estamos tratando de comunicar en esta película con la relación entre Rayo McQueen y Doc».
Owen Wilson vuelve a prestar su voz al nº95. «Cuando conocimos a Rayo McQueen en la primera película, era bastante fanfarrón», dice Fee. «Pero nadie quiere que al público no le guste su protagonista, y esa es la magia que Owen aporta a Rayo McQueen. Hace que el personaje resulte simpático. Y en Cars 3, cuando Rayo descubre que no es el superhéroe que solía ser, se frustra. Y a raíz del accidente, se vuelve bastante vulnerable. Owen no sólo transmite maravillosamente bien esos sentimientos, también añade grandes dosis de diversión».
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