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Crítica: «Bienvenidos al fin del mundo» («The World’s End», 2013)

Han pasado casi diez años desde que Edgar Wright y Simon Pegg se ganaron el amor del público y la crítica con Shaun of the Dead (Zombies Party), brillante combinación de zombis y comedia costumbrista donde todo –guión, actores, realización, montaje y hasta efectos especiales– funcionaba a la perfección.

Shaun of the Dead fue la primera comedia de la llamada Trilogía del Cornetto, tres películas no unidas por el argumento, sino por la intervención del mismo equipo y por ciertos aspectos temáticos y ambientales.

Después de la prodigiosa Hot Fuzz (Arma Fatal), y de que director y actores se hayan convertido en estrellas internacionales, llega al fin la esperadísima conclusión de la trilogía: The World’s End.

Este film es quizá el más diferente en ritmo y estructura de los tres, aunque no tanto como pudiera parecer a primera vista. Tanto Shaun of the Dead como Hot Fuzz basaban gran parte de su comicidad en presentar una serie de situaciones más o menos normales que siempre tenían su réplica cómica según avanzaba la película, todo con un frenético montaje en el que las ocurrencias geniales se sucedían sin respiro.

En The World’s End el ritmo es algo menos desenfrenado –sólo «algo»–, y la película se basa enteramente en la repetición de una situación que se nos expone brevemente en el prólogo de la película: una noche perfecta de borrachera a la que le faltó la guinda.

El film, a su vez, es casi un reflejo de Shaun of the Dead. Aquella película trataba sobre el miedo de un tipo mediocre, al borde de los 30 años (Simon Pegg), a no progresar en la vida, y reflejaba su lucha para madurar, pese a la mala influencia de su amigo tarambana (Nick Frost).

Una década después, Pegg encarna a un «viva la virgen» al borde de los 40 años empeñado en no dejar atrás la ya lejana juventud. El resto de sus amigos ha madurado (en especial el interpretado por Nick Frost); tienen trabajos, niños, coches, mientras que él ha seguido en sus trece de no dejar de disfrutar de la vida, con los consiguientes problemillas de alcoholismo, ruina económica y demás.

Shaun of the Dead trataba sobre la conversión de un chaval en hombre, y The World’s End va de mandar todo eso a la mierda: ser imperfecto, divertirse y, de paso, dejar de lado el endiablado Internet que nos ha transformado a todos en robots idénticos y aburridísimos.

La película posee cierto tono melancólico, pero nunca llega a ser deprimente –algo que agradece este que escribe, con los 40 al borde de la esquina y totalmente desubicado por carencia de madurez–. El reparto al completo está soberbio, con lo mejor de lo mejor de las nuevas estrellas británicas, y además de comedia «de personajes», tenemos una invasión espacial al más puro estilo Doctor Who, artes marciales y mucha, mucha cerveza.

The World’s End sufre el problema de no contar con el beneficio de la sorpresa, al contrario que sus predecesoras, pero aun así nos encontramos ante una magnífica película llena de grandes detalles, incluyendo los artúricos.

Sinopsis

Al terminar el instituto, cinco amigos decidieron hacer una ruta por todos los bares de su pueblo. Sin embargo, la cogorza les impidió llegar al último pub de la lista: “El fin del mundo”. Veinte años después se reúnen para completar la hazaña, pero una serie de percances los llevan a enfrentarse a un fenómeno que podría poner en jaque a toda la humanidad…

Edgar Wright regresa con esta hilarante comedia fantástica, cuyo reparto congrega lo mejor del panorama británico. Wright (Poole, Dorset, 1974) es uno de los grandes renovadores del fantástico y de la comedia en el Reino Unido. Fue creador de la serie de televisión Spaced (1999-2001) y ha dirigido filmes como Scott Pilgrim contra el mundo (2010).

Tras haber descrito el apocalipsis zombi desde la barra de un típico pub británico en Zombies Party (Shaun of the Dead, 2004) o desmembrar el buddy movie policiaco en Arma fatal (Hot Fuzz, 2007), Edgar Wright completa su trilogía con Simon Pegg y Nick Frost con The World’s End, que vuelve por los fueros de su primera película y cuenta la lucha de un grupo de aficionados a la cerveza y los pubs contra una invasión hostil de alienígenas.

Wright vuelve así al territorio que le dio fama consolidando de este modo esa faceta paródica del género británico que también ha triunfado en los últimos años con títulos como Doghouse (Jake West, 2009), Attack the Block (Joe Cornish, 2011) o Grabbers (Jon Wright, 2012), todas ellas presentes en anteriores ediciones de Sitges.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de la sinopsis © Sitges 2013. 46 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).