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Crítica: «Balada triste de trompeta» (Álex de la Iglesia, 2010)

Tras el clasicismo de la muy exitosa Los crímenes de Oxford, Álex de la Iglesia regresa con este film furioso, psicótico y tremendamente personal. Un plato muy caliente que no será del gusto de todos, pero que no podría preparar ningún otro cineasta.

Hay muchas y sólidas razones para criticar negativamente esta película.

Se trata de un film atropellado, agitado y no especialmente racional. Sus personajes actúan de manera compulsiva sin que se nos explique detalladamente cómo han llegado a ese punto, o incluso cuáles son sus motivaciones.

Hasta su estilo visual está alejado de la estilización a la que nos tiene acostumbrados Álex de la Iglesia desde los tiempos de Acción Mutante (1993). En esta ocasión, cede a la cámara trepidante, a los colores apagados y al montaje nervioso, transmitiendo una sensación desconcertante de feísmo e histeria.

Los enemigos del director –y hay muchos, ya sabemos como este país, y el que no lo sepa, que vea la película– acusarán al director de repetirse más que el ajo, de dejar demasiado suelto a su ego y de haber hecho una película demasiado suya. Y lo harán con razón. Pero, ¿a qué autor no se le puede acusar de todo eso?

Todas las anteriores críticas son razonables, y de hecho, muy acertadas. Lo que sí es más discutible es la denuncia de que Balada triste de trompeta es un film sin alma ni corazón. Si esta película tan despectiva respecto a la deplorable condición humana está realizada sin corazón, entonces está hecha con algún otro órgano interno, porque es una obra visceral, y tanto su argumento como las motivaciones de sus personajes no son tan aleatorios como podría parecer. Bendita sea la salud anímica y mental de aquel espectador que no entienda por qué los protagonistas de Balada triste de trompeta hacen las cosas que hacen.

El film es un chorro de referencias culturales y sociales en la vida y obra de Álex de la Iglesia, como se demuestra en los chocantes créditos iniciales. También es una alegoría sobre la situación de España, ese enorme circo en el que la gente siempre ha decidir entre payasos tontos y payasos tristes, tanto para vivir en ese papel como para decidir qué tipo de gente quiere que le gobierne.

Todo eso no está mal, pero la película, o al menos su parte más interesante, no se queda en la reflexión histórica. Lo más lúcido de Balada triste de trompeta es la locura del triángulo amoroso protagonista, compuesto por una equilibrista que camina sobre una cuerda imposible: a un lado un amor salvaje, violento, de maltrato consentido, y al otro la seguridad y el amor ingenuo de un payaso triste que no entiende nada, y que está abocado a caer en el abismo del que quiere sacar a su amada.

La tragedia es mayor si tenemos en cuenta que este payaso triste –el genial Carlos Areces, cada vez más asombroso– ha sido adoctrinado por su padre payaso para vengarse como solución a la frustración.

Con un variado plantel de actores de todo tipo –escalofriante Antonio de la Torre, sexy Carolina Bang, incuestionables Sancho Gracia, Terele Pávez o Manuel Tejada– y locura desatada, Balada triste de trompeta es esperpento muy español, pero no se encuentra demasiado alejada de extravagancias sangrientas y lunáticas como La matanza de Texas 2 (Tobe Hooper, 1986), Asesinos natos (Oliver Stone, 1994) o La casa de los 1000 cadáveres (Rob Zombie, 2003).

El film no llega a ninguna conclusión optimista, y se da por hecho que el amor es algo imposible, al igual que el entendimiento en España, un país que sólo se une bajo el dolor. ¿Una comedia de terror nihilista? Pues sí, por ejemplo.

Sinopsis

  1. Los monos de un circo aúllan salvajes dentro de su jaula mientras, en el exterior, los hombres se matan en otro circo: la guerra civil española, que sigue su curso.

El payaso tonto del circo, reclutado a la fuerza por los milicianos, termina perpetrando, sin abandonar su disfraz, una carnicería a machetazos entre las filas del bando Nacional.

Así da comienzo esta peripecia en que Javier y Sergio, dos terroríficos y desfigurados payasos, se enfrentan a muerte por el ambiguo amor de una bailarina durante la era del franquismo.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Canal+ España, Castafiore Films, La Fabrique 2, Televisión Española (TVE), Tornasol Films. Cortesía de Warner Bros. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).