Blas MatamoroEste filme dirigido por Santiago Mitre aborda el género llamado biopic, es decir la biografía filmada de personajes históricos. Para el caso, algunos de ellos como los que asumen los actores Ricardo Darín y Peter Lanzani, aún vivos. Es decir que estos individuos concretos tienen la oportunidad de verse en una pantalla de cine transformados en personajes de una ficción.
Lo anterior sustancia un elogio a la obra de Mitre porque sus criaturas transfieren a la imagen filmada los rostros y las actitudes corporales de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo, que llevaron la requisitoria contra los militares de la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1982. La ficción se apodera del documento pero ha de pagar un alto precio en cuanto a verosimilitud.
A tal efecto, la descripción elude cualquier extremismo, es decir: hay víctimas y verdugos pero no hay buenos y malos. Se trató de esclarecer los delitos cometidos por quienes querían ganar una revolución y quienes querían derrotar una subversión. Para ello, Mitre recurre a la máxima objetividad posible, evitando escenas directas en cuanto a violación de los derechos humanos y buscando siempre la posible verbalización de las situaciones, de manera que se tornen lo más objetivas posibles. Se inhibe así de tremendismos y de trances de directa repugnancia, lo cual habría llevado a otra decisión genérica, la del melodrama o el cine de terror. La índole de Argentina 1985 no es esta sino una crónica moral y social con rigurosas citas y fechas.
Este trámite narrativo hace de la palabra –relato, diálogo, discusión pero no alabanza ni vituperio– la verdadera protagonista de la película. Los personajes se muestran casi siempre en espacios cerrados: habitaciones domésticas, oficinas, salas tribunalicias, cafés, como si los hubiese confinado el poder dictatorial. Pero hay algo más: una sociedad prisionera de un terror infuso y apenas manifiesto pero de una eficacia paralizante. La Argentina estuvo muerta de miedo sin saberlo, volviendo la vista al costado para no percibir su espantosa realidad y oponiendo sutiles obstáculos a la investigación de los atrevidos fiscales.
Este filme, con su austera objetividad y un trabajo actoral implacable de primeros planos sutilmente matizados, es una suerte de catarsis dramática que una sociedad puede experimentar a través de una puntillosa ficción. Sí: el arte finge y su poder ficcional es capaz de hacernos sentir y reflexionar a todos nosotros, criaturas reales de carne y hueso, de pasado y de historia, de sumisión y de libertad.
Sinopsis
Argentina, 1985 está inspirada en la historia real de Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a la más sangrienta dictadura militar argentina. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados.
Argentina, 1985, la nueva película original de Amazon Studios de Santiago Mitre (El estudiante, La cordillera) sobre el juicio de las Juntas Militares, y protagonizada por Ricardo Darín, llega el 30 de septiembre de 2022 a las salas de cine de nuestro país de la mano de A Contracorriente Films, unas semanas antes de su estreno en Prime Video.
El film fue premiado en el Festival de Venecia, ha conseguido un 9,14 sobre 10 de nota para el Premio del Público en la Sección Perlas del Festival de San Sebastián, y estará en el Festival de Cine de Londres.
Argentina, 1985 está coescrita por Santiago Mitre junto con su habitual colaborador Mariano Llinás (La flor, Historias extraordinarias). La película cuenta con un elenco encabezado por Ricardo Darín (El secreto de sus ojos, Relatos salvajes) como Julio Strassera, y Peter Lanzani (El clan, El ángel) como Luis Moreno Ocampo.
Producido por Axel Kuschevatzky, Federico Posternak, Agustina Llambi Campbell, Ricardo Darín, Santiago Mitre, Santiago Carabante, Chino Darín y Victoria Alonso, el film de Santiago Mitre narra las dificultades del fiscal civil Julio César Strassera para llevar adelante el juicio que sentó en el banquillo de los acusados por crímenes de lesa humanidad a los comandantes de la última dictadura militar.
La película logró una larguísima ovación en el Festival de Venecia, donde cosechó magníficas críticas de medios de todo el mundo, obteniendo el Premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci), así como también la mención especial del premio Signis, otorgado por la Oficina Católica de la Comunicación. Uno de los aspectos que más se resaltaron de la producción fue la interpretación de Ricardo Darín.
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Vicente Díaz
Guzmán Urrero
