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Crítica: ‘Amigos imaginarios’ (2024)

Una infancia feliz, ideal, quizá en exceso, se verá truncada por la pérdida de su madre y por la enfermedad cardiaca que amenaza la vida de su padre. La joven Be (Cailey Fleming), ha dejado de ser una niña y de creer en la magia, y argumentos no le faltan ante tal cadena de infortunios a sus doce años.

Juegos, ilusión, fascinación, dibujos… ¿Dónde se fueron, en qué rincón de qué armario quedó guardado todo aquello? La infancia desaparece un buen día para no volver jamás. De forma abrupta una riada se lleva el paraíso. ¿Quién se acuerda de sus sueños, de sus inmaculadas fantasías, de sus amigos imaginarios?

Amigos imaginarios nos cuenta, a modo de alegoría onírica, la pérdida de una memoria primigenia y pura, que queda sepultada por el advenimiento de la toma de consciencia, y que representa la expulsión de un paraíso que creíamos eterno. Y lo hace con una paleta de colores melancólicos, púrpuras y lacrimógenos, mediante una recreación plástica de emociones desteñidas, de aquello que perdió vigencia y luz, y que nos deja en la edad adulta en medio de un desierto de descreencia y añoranza.

Sin su madre, y con su padre en el hospital, Bo vive con su entrañable y voluntariosa abuela, pero ni todo el cariño del mundo le devuelven la alegría de aquel tiempo pasado. Si bien, pronto se cruzará en su vida un peculiar grupo de pintorescos amigos que parecen surgidos de una fantasía, seres imaginarios, probablemente, pero presentes y tangibles para aquellos cuyo corazón aún conserva un rescoldo de ingenuidad.

Velando por este grupo está el bueno de Cal (Ryan Reynolds), quien se ve un tanto superado por las circunstancias. Y es que estos personajes resultan ser los amigos imaginarios de unos niños que ya dejaron de serlo, y perdido aquel vínculo han caído en el olvido, de modo que sus “vidas” han quedado sin propósito, como les acabó sucediendo en su día a Woody, Buzz Lightyear y compañía.

Encontrar a sus antiguos niños y que se reencuentren con los amigos imaginarios es la labor que emprenden Bo y Cal, que empiezan a trabajar como si de una agencia de colocación se tratase, devolviendo a estos seres fantásticos su luz y su razón de ser.

La película habla de los sueños perdidos, de la infancia idílica y todopoderosa dejada atrás, y de la traición que cometemos con el niño que fuimos. Aunque nos ofrece el resquicio esperanzador de que algo quedó, algo sustancial se mantuvo indemne, que nos empuja a ser la persona que hoy somos, a poseer unos valores, y a alimentar la llamita de la vocación para mantener encendido el hilo conductor de nuestra vida, de principio a fin.

El tono del filme resulta, no obstante, un tanto melancólico y sobrecargado de drama, y cae en la apología de la añoranza a la que es tan dada el cine de Hollywood, esa añoranza que resulta enfermiza cuando el apego al pasado supone cargar con el lastre de algo que fue pero que no volverá, y que hay que saber “soltar”, ese consejo mindfulness tan de moda y repetido hasta la saciedad, pero que tanta sabiduría encierra.

La conexión entre los mundos real e imaginado, nos remite a grandes películas del género de fantasía, como Monstruos S.A., Toy Story, La bruja novata o Jumanji, referentes que acuden a la mente de forma instantánea durante el visionado de Amigos imaginarios, en la que deseas encontrar rastros de aquellas. Pero desafortunadamente, esta historia carece de la finura cómica que desbordan esas maravillosas películas, de su sensibilidad para transmitir al espectador la emoción que le conecte con los personajes, y de la claridad de hacia dónde se dirige la historia.

En todo caso, resulta un espectáculo vistoso, con momentos brillantes, y un meticuloso trabajo artístico que rezuma cariño. Amigos imaginarios es una filigrana agridulce, aunque la emotividad se ve forzada, y no alcanza a lograr que nos encariñemos con un elenco de personajes a los que les falta una pizca de polvos mágicos para resultar entrañables.

No obstante, es una película honesta y entretenida que merece ser vista, tanto por su cuidada plasticidad, como por su buena intención, y que no es otra que la de reconectar al espectador adulto con la luz del niño que fue, y de enseñarle al niño que no pierda el brillo de la ilusión, y que dejar atrás la inocencia no debe suponer la pérdida de la esperanza y de la fe en uno mismo.

Sinopsis

Amigos imaginarios trata sobre una niña que descubre que puede ver a los amigos imaginarios de todo el mundo -y lo que hace con ese superpoder- mientras se embarca en una aventura mágica para reconectar a los amigos imaginarios olvidados con sus hijos.

Del guionista y director John Krasinski, Amigos imaginarios está protagonizada por Ryan Reynolds, John Krasinski, Cailey Fleming, Fiona Shaw y las voces de Phoebe Waller-Bridge, Louis Gossett Jr. y Steve Carell, entre muchos otros [Awkwafina, Emily Blunt, George Clooney, Bradley Cooper, Matt Damon, Bill Hader, Richard Jenkins, Keegan-Michael Key, Blake Lively, Sebastian Maniscalco, Christopher Meloni, Matthew Rhys, Sam Rockwell, Maya Rudolph, Amy Schumer, Allyson Seeger, Jon Stewart y Brad Pitt], como los personajes que reflejan el increíble poder de la imaginación de un niño.

Copyright de imágenes y sinopsis © Paramount Pictures. Reservados todos los derechos.

Copyright del artículo © Fernando Mircala. Reservados todos los derechos.

Fernando Mircala

Artista, escritor, traductor y fotógrafo. Premio Lazarillo en el año 2000. Entre otros libros, es autor de 'Ciudad Monstrualia' (2001), 'El acertijo de Varpul' (2002), 'Eclipse en Malasaña. Una zarzuela negra' (2010), 'Lóbrego romance, pálido fantasma' (2010), 'Compostela iconográfica' (2012), 'Pentagonía' (2012), 'En un lugar de Malvadia' (2016; ilustrado por Perrilla), 'Pánico en el Bosque de los Corazones Marchitos' (2019), 'Versos para musas y cuatro cuentos de Edgar Allan Poe' (2019) y 'Concéntrico' (2022).