Este no es el tiempo adecuado ni el momento idóneo para dar rienda suelta a determinados caprichos. A ver, ¿quién tuvo la idea de producir un remake de Amanecer Rojo (1984) justo cuando impera en Hollywood la corrección política? Yendo un poco más allá: ¿a nadie se le ocurrió pensar que la paranoia de la cinta original era asumible gracias al enorme talento narrativo de su director, John Milius?
En la versión del 84, Estados Unidos era invadido por las fuerzas comunistas. Ya me supongo que, a estas alturas, la guerra fría a algunos les parecerá tan lejana como la caída de Constantinopla. En todo caso, la cinta de Milius concentraba, en dosis de infarto, los ingredientes que un crítico medio suele aborrecer: militarismo, pasión por las armas, patriotismo al viejo estilo, maniqueísmo… Gracias a los dioses, Milius añadía al cóctel su sabiduría narrativa y esa épica que ya era marca de la casa.
El remake que nos ocupa está dirigido por Dan Bradley. El guión original de Kevin Reynolds y de Milius ha sido remodelado por Carl Ellsworth y Jeremy Passmore, cuya labor parece digna de un comité: eliminando la incorrección política y sustituyéndola por las rutinas del moderno cine de acción.
Previsible y de bajo vuelo, este nuevo Amanecer rojo insiste en un patrón narrativo que hoy tiene mucha aceptación: el heroísmo de un grupo que intenta sobrevivir cuando los pilares de la sociedad se resquebrajan. Sustituyan a la milicia juvenil de este film por supervivientes, y a los invasores norcoreanos por zombies, y entenderán a la perfección lo que les cuento.
Es ya un tópico, y muy manido, el de los animosos norteamericanos que enarbolan su bandera cuando los políticos y los militares ya no tienen fuerza para hacerlo. La primera derrota es sólo circunstancial: sabemos que estos guerrilleros lucharán como lo hicieron sus tatarabuelos frente al ejército colonial inglés. Guste o no, éste es uno de esos estereotipos que funcionan a la perfección con un auditorio local, convencido de que ese afán indomable de libertad lleva copyright norteamericano.
Del reparto, qué les voy a contar. Chris Hemsworth (Thor) se lleva los mejores planos como el héroe de la función. Josh Peck es un completo error de casting. Adrianne Palicki luce su físico en cada secuencia. Y el estupendo Jeffrey Dean Morgan, en un rol secundario, está pidiendo a gritos que su agente le busque mejores papeles.
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