Desde que el Cine existe, las películas divididas en capítulos más o menos estancos y dirigidas por varios realizadores han pecado de falta de unidad, dispersión de estilos y disfunciones artísticas variadas. Al final todos mueren es un típico ejemplo… de los tres casos. Cinco historias episódicas, desangeladamente hilvanadas, y dirigidas por Javier Botet, Javier Fesser, David Galán Galindo, Roberto Pérez Toledo y Pablo Vara nos proponen un nuevo viaje del cine español al fin del mundo (3 días, Fin, Los últimos días, Los días no vividos y ahora ésta) abordado desde posiciones hasta ahora inexploradas en los títulos citados. A saber:
42 días antes del impacto: un capítulo de experimentación narrativa e interpretativa, con Botet en la dirección. Un asesino en serie encierra y mata a sus víctimas, siempre mujeres, pero no puede vencer al fin del mundo, que chafa sus planes.
Los románticos del fin del mundo, 13 días antes del final, un igualmente fallido acercamiento a los jóvenes de hoy sin mañana, dirigido por Pérez Toledo. Un grupo de jóvenes sin futuro se lanzan a buscar el amor de su vida con la presión de aprovechar bien el tiempo y probar cosas inéditas en su experiencia sensorial. Posmodernidad en el apocalipsis.
8 dias antes del impacto, un interesante fogonazo con varios personajes reunidos en un chalet disputándose los tickets para la salvación, con Pablo Vara dirigiendo. Conseguir entrar en uno de los búnkeres que darán cobijo a los privilegiados convierte a los amigos en carne de ansiedad.
El hombre del mañana, a tres horas del impacto, el inevitable humor español siglo XXI con la historia del bebé del fin del mundo que podría firmar Álex de la Iglesia, pero que dirige Galán Galindo. Gustará a los aficionados de la última generación.
Prólogo y epílogo, un glorioso doble episodio con forma de prólogo-epílogo que nos sitúa en el mismo espacio inmenso que Gravity y que ya adelanto es el más satisfactorio de la película. Javier Fesser entiende a la perfección la perspectiva con la que hay que mirar este acontecimiento planetario que será la destrucción de la Tierra.
Los directores, sus actores y sus técnicos han reunido un muy limitado presupuesto por cabeza para rodar (en Moraleja de Enmedio y Madrid) esta sugerente rareza que va a sorprender a muchos espectadores. Alguno de los cineastas que han buscado inspiración para esta teoría de cómo afrontar el final de los días habrá visto 4:44 Last Day on Earth de Abel Ferrara, pero ha quedado a años luz de su profundidad psicológica, de la hondura de sus personajes y de la brillantez de su propuesta formal, a pesar de que en Al final todos mueren se busque sorprender precisamente con esa variedad de su estructura, que contraviene la narrativa clásica.
Puestos a bucear en análisis cinematográficos sobre el neo-apocalipsis, destaca la propuesta de la británica Perfect Sense, de David Mackenzie: los seres humanos van perdiendo sus sentidos… si es que alguna vez los han tenido, o lo que de teorización sobre el final del mundo tal y como lo entendemos pueda tener Lo imposible, de J.A. Bayona, que es bastante.
Sinopsis
Quedan pocos días para el fin de la humanidad a causa de un meteorito que impactará sobre la tierra. En este contexto los protagonistas de cinco historias intentarán dar sentido a sus vidas antes de su desaparición definitiva: un asesino psicópata enfrentado a la necesidad de finalizar su plan maestro, una invasión de románticos empedernidos a la caza desesperada del amor, la encarnizada batalla por lograr el acceso a unos supuestos búnkers que ofrecen la salvación y una embarazada a punto de dar a luz al último bebé del planeta.
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