La existencia de pequeños roedores y las cosechas en los asentamientos de los antiguos agricultores fueron las claves por las que los gatos salvajes se aproximaron a los humanos hace más de 5.000 años. Un estudio de restos fósiles de felinos en China señala que a diferencia del perro, que fue domesticado por cazadores recolectores siglos antes, la agricultura motivó la relación entre los gatos y las personas.
La amistad entre el gato y el hombre se originó hace más de 5.000 años, gracias a la agricultura, 14.000 años más tarde que la del perro. Un equipo internacional de científicos encontró las primeras evidencias de la relación entre felinos y humanos al analizar los restos óseos de animales en el yacimiento chino de Quanhucun.
El trabajo, publicado por la revista PNAS en 2013, señala que los gatos salvajes se sentían atraídos por los roedores que vivían en las cosechas de los agricultores y por los alimentos de los asentamientos humanos. Fueron los primeros contactos hacia la domesticación felina en los que ambas especies se vieron beneficiadas.
“A diferencia de los perros, que fueron domesticados por cazadores recolectores, los gatos se relacionaron con los seres humanos gracias a la agricultura porque había roedores y otros alimentos disponibles para ellos hace más de 5.300 años”, destaca Fiona Marshall, investigadora del departamento de antropología de la Universidad de Washington (EE UU) y una de las autoras del estudio.
Los científicos indican que esta situación hizo posible la domesticación de un animal nocturno, que no era social, y explica por qué los gatos fueron domados mucho más tarde que los perros. “Incluso si estos gatos no fueron domesticados, los datos confirman que vivían en las proximidades de los poblados y que la relación entre felinos y agricultores tenía beneficios mutuos», indica la Marshall.
El estudio aporta las primeras evidencias precisas sobre los orígenes de esta relación. Para datar los restos óseos de los gatos, los investigadores estudiaron varios huesos de decenas de animales localizados en el yacimiento de Quanhucun.
Las pruebas de radiocarbono y el análisis de las huellas de carbono y nitrógeno demostraron que la raza de gatos salvajes encontrada se alimentaba de la cosecha de mijo cultivada por los agricultores.
Previamente, se sabía muy poco del proceso de domesticación de los gatos ya que los restos óseos de estos animales raramente se encuentran en los yacimientos arqueológicos.
En 2004 se halló en Chipre un esqueleto de un gato salvaje que sugiere que esta relación pudo haber comenzado incluso hace más de 9.000 años en el norte de África y el Mediterráneo aunque las investigaciones aún no han añadido conclusiones claras. Las primeras teorías consideraban que la relación entre gatos y personas comenzaron en Oriente Próximo o en Egipto hace más de 4.000 años.
Gatos más longevos
Los resultados apuntan a que la relación entre ambas especies se había intensificado porque se identificaron gatos alimentados con menos roedores y más mijo. Además, se localizaron los restos de un felino que vivió más años de lo habitual. “Uno de estos gatos estudiados era muy mayor lo que sugiere que sobrevivió bien en el entorno del asentamiento”, subraya Marshall.
Por otro lado, la existencia de una antigua madriguera cerca de un pozo de almacenamiento de alimentos y el diseño a prueba de roedores de las ollas para guardar el grano indican que estos pobladores tuvieron problemas con los roedores. “Las aldeas daban comida a los gatos pero los agricultores también se beneficiaron ya que los felinos cazaban roedores”, recalca Marshall.
Según recientes estudios, los 600 millones de gatos domésticos en el mundo actual descienden del gato Felis silvestris líbica, una especie salvaje presente hoy en día en Europa. “Si los felinos de Quanhucun fueran descendientes de esta especie, indicaría que fueron domesticados en otro lugar y posteriormente introducidos a la región”, asegura Marshall.
«Todavía no sabemos si estos gatos llegaron a China desde Oriente, se cruzaron con otras especies de felinos asiáticos, o si los gatos procedentes de China tuvieron algún un papel el proceso de domesticación”, recalca la investigadora.
La unión entre gatos y humanos
Antes de que los gatos conquistaran internet, se propagaron por el antiguo mundo hace unos 10.000 años. Según otro estudio de 2017, que permitió analizar ADN antiguo, estos felinos evolucionaron hasta convertirse en los animales domésticos que conocemos hoy gracias a varias olas de domesticación y a la contribución de los habitantes de Egipto y Oriente Próximo. Los análisis revelan que todos los gatos domésticos descienden del gato salvaje africano Felis silvestris lybica.
Pese a que la unión entre ser humano y gato es muy antigua, este último fue domesticado relativamente tarde en comparación a los perros. El citado estudio analizó el ADN de cerca de 200 gatos desde 100 hasta 9.000 años de antigüedad y revela que la población de felinos comenzó a extenderse durante el Neolítico.
La preservación del grupo de genes de los gatos domésticos que viven en nuestros hogares en la actualidad tan solo fue posible gracias a la gran contribución de los pueblos de Oriente Próximo y Egipto, según señala el trabajo liderado por la Universidad de Lovaina (Bélgica).
El equipo científico recopiló datos a partir de restos arqueológicos hallados en Europa, África y Asia, desde la Rumanía mesolítica hasta la Angola del siglo XX. Los resultados apuntan hacia la existencia de dos linajes de felinos que, mayoritariamente, han dado lugar al gato doméstico moderno, que desciende del gato salvaje africano (Felis silvestris lybica), una subespecie salvaje que se encuentra en el norte de África y el Oriente Próximo.
El primero apareció en el suroeste de Asia y se extendió hasta Europa hace unos 6.400 años. Según el análisis llevado a cabo por los científicos, los gatos fueron domesticados por los primeros agricultores de Oriente Próximo hace unos 10.000 años.
La domesticación del gato, basada en una relación beneficiosa mutua para el felino y el humano, tuvo lugar en los primeros asentamientos agrícolas, donde los granjeros aceptaron la entrada de gatos para mantener a los roedores alejados de la producción. Con el tiempo, este comportamiento derivó en la domesticación del gato montés.
La contribución del linaje egipcio
La segunda estirpe corresponde con la de la mayoría de las momias egipcias analizadas. En este caso, el felino se difundió por el Mediterráneo y otras partes del mundo durante el primer milenio antes de Cristo gracias a la introducción de los gatos en los barcos comerciales como cazadores de ratones.
No obstante, aún existe alguna incógnita en torno al origen de los gatos egipcios, según apuntan los investigadores. “Todavía no está claro si descienden de gatos importados desde Oriente Próximo o si tuvo lugar un segundo proceso de domesticación en Egipto”, señala Claudio Ottoni, uno de los autores de esta investigación y miembro del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS, por sus siglas en francés).
Por último, los científicos observaron los distintos patrones en la piel de los gatos a lo largo de la historia y descubrieron que la mutación genética recesiva asociada con las clásicas marcas del gato atigrado, o gato tabby, no aparecieron hasta la Edad Media. Hasta entonces, la mayoría de los gatos antiguos tenías rayas.
Este proceso se dio en un primer momento en el suroeste de Asia y, posteriormente, se extendió por toda Europa y África, concluyendo que la domesticación más temprana del gato estuvo enfocada con toda probabilidad a los rasgos del comportamiento, en lugar de a factores más estéticos.
Copyright © SINC, CC.