«Batman: Pingüino. Dolor y prejuicio» (2011-2012), de Gregg Hurwitz y Szymon Kudranski

Desde que Bill Finger y Bob Kane lo crearon allá en 1941, el Pingüino siempre ha sido uno de los villanos más populares del mundo del cómic. En todos estos años, como tantos otros personajes, hemos visto cómo Batman hacía fracasar sus malévolos planes, y también cómo este delincuente bajito y estrambótico pasaba por diversas fases, cambiando más que otros enemigos del detective, como el Joker o Dos Caras.

Así, el Oswald “Pingüino” Cobblepot ha sido, según el momento, un loco de las aves, un coleccionista de delirantes paraguas mortales, un delincuente resentido con ansias por encajar en la alta sociedad y, en los últimos tiempos, un mafioso chanchullero dueño de la lujosa sala de fiestas Iceberg.

A pesar de su larga trayectoria, las historias protagonizadas por el Pingüino no han sido las más memorables, en especial después de la “sofisticación” de los cómics de Batman fundada en los trabajos de Alan Moore, Frank Miller o Grant Morrison.

El Pingüino, con sus cómicos ademanes y su aspecto caricaturesco, posiblemente haya resultado demasiado infantil para el lector adulto, y su papel ha sido relegado a informador reticente y poco fiable del héroe, que le suele sacar la información con rotundas amenazas. Algo así como el una mezcla entre los Peter Lorre y Humphrey Bogart de Casablanca, trasladados a la siniestra Gotham.

Pingüino: Dolor y prejuicio (diciembre de 2011-abril de 2012) es una de las mejores historias que se han escrito sobre este personaje, con opciones a ser la mejor. Enmarcada en el Nuevo Universo DC, el guionista Gregg Hurwitz (reconocido novelista de género negro y autor de cómics tan interesantes como Punisher MAX: Niñas vestidas de blanco) hace un compendio de todas las distintas versiones del Pingüino, juntándolas para crear una historia tan sórdida como tierna y tan rocambolesca como melancólica.

A través de las impresionantes y oscuras viñetas de Szymon Kudranski, conocemos de primera mano la actividad de este delincuente al que no conviene enfadar lo más mínimo –ante el más mínimo gesto de desprecio, despliega su poder para arruinar de manera inmediata y demoledora la vida del ofensor‒, mientras se hace un repaso a su trágica vida. También hay lugar para el romance y el obligado enfrentamiento contra Batman, quien aquí ejerce prácticamente de secundario.

Como se ha señalado, este Pingüino es la suma de muchos: sigue usando la sala Iceberg como tapadera y centro de operaciones mafiosas, hereda la naturaleza retorcida y desagradable del Pingüino de Tim Burton, echa mano de las aves para castigar a Gotham e incluso exhibe unos altos conocimientos tecnológicos para crear cachivaches tan ridículos como mortales, incluyendo sus célebres paraguas. Es más, su historia amorosa tiene más de un eco de El Romance del Pingüino (1990), aquella miniserie de Detective Comics en la que colaboraron Marv Wolfman, Jim Aparo, Alan Grant y Norm Breyfogle, una de las historias más destacables de este personaje.

Aun así, este “nuevo” Pingüino no se siente tanto como un Frankenstein de influencias, sino como un personaje mucho más sólido y vivo que antes. Como los viejos monstruos de Lon Chaney (principal inspiración para los villanos creados por Kane y Finger), el Pingüino resulta repulsivo y terrorífico, pero también causa lástima y comprendemos, en cierto modo, las motivaciones de sus terribles actos.

Una lectura altamente recomendable tanto para veteranos como para “novatos” que quieran sumergirse en el mundo de Batman.

Sinopsis

Esta es la historia de Cassandra, una joven invidente que acaba de encontrar al hombre de su vida. Lástima que su príncipe azul sea un monstruo degenerado. Cassandra se ha enamorado del criminal que todos conocemos por el nombre de Pingüino. ¿Descubrirá ella la verdad a tiempo o sucumbirá ante la maldad de su amado? El aclamado novelista Gregg Hurwitz y el espectacular artista Szymon Kudranski actualizan el origen del clásico villano de Batman en un relato que no ha dejado indiferente a nadie.

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