El reloj mental de Fernando Castillo necesita poco tiempo para adaptarse a cada paisaje. Como viajero, parece saber exactamente lo que busca en cada ruta y en cada destino. Al contrario de lo que sucede con los nómadas ocasionales, los ángulos y panorámicas de su memoria se ordenan aquí de forma meticulosa, completando una trayectoria elegante, ilustrada y desprovista de tópicos.
El mapa que sigue en este libro es ambicioso, pero también disperso y felizmente heterogéneo. La escritura trasciende la mera descripción y aspira a una prolongada reminiscencia, marcada por el arte y la cultura.
Por medio de esta serie de textos, escritos entre 1974 y 2017, Castillo va poniendo nombre a algunos de sus lugares predilectos. Ciudades y senderos que le hacen sentir y pensar, y cuya dimensión histórica transmite un embrujo inigualable.
Para enseñarnos a conocer ese mundo, el autor elige muy diversos caminos. Por ejemplo, las Hurdes, la tierra sin pan inmortalizada por Buñuel. El itinerario que lleva de Salamanca a Zamora, con otras bifurcaciones castellanoleonesas. La villa de Almonacid del Marquesado, donde se celebra la fiesta ancestral de la Endiablada. El Portugal de la Revolución de los Claveles. O mejor aún: ese Madrid que Ramón Gómez de la Serna convirtió en un reducto personal y en escenario de originalísimas evocaciones.
¿Seguimos? Castillo recorre el Levante que Gabriel Miró transformó en territorio íntimo, y también los rincones de Cracovia y de Lvov donde el pasado se hace presente. Asimismo, nos invita a un paseo por urbes tan leídas como Praga y Heidelberg. Ciudades que, como dice el autor a propósito de Lisboa, de Tánger o de Trieste, «además de un largo e intenso pasado histórico, tienen un contenido literario, una capacidad de inspirar el relato, la reflexión o la poesía».
El libro sugiere otras reflexiones más allá del hechizo propio de los lugares que salen a nuestro encuentro. Por ejemplo, sentimos acá el empuje de las costumbres antiguas, o la importancia de acontecimientos históricos que alimentaron el miedo o la esperanza, y que aún nos hablan de viejas glorias.
En el fondo, como podrán comprobar sus lectores, este Atlas personal plantea los modos en que Fernando Castillo concibe la aventura humana, unas veces subordinada a la imaginación literaria y artística, y otras, como lienzo de pasiones memorables. En definitiva, se trata de un libro espléndido, lleno de erudición, que no defrauda en ninguno de sus capítulos.
Sinopsis
«Aunque Atlas personal reúne textos escritos a lo largo de cuatro décadas, el resultado es un demorado libro de viajes en el que la mirada del viajero va subrayando la historia cultural y la literatura de los paisajes que recorre. De Las Hurdes –la tierra sin pan– al decadente Biarritz, del Portugal de los claveles a la Francia profunda, de la Praga de la segunda guerra fría al Madrid de Ramón, de las tan polacas como austriacas Lvov y Cracovia a la Marina Alta de Gabriel Miró o la secular Salamanca, Fernando Castillo va trenzando lugares y personajes fijada la atención tanto en lo que son como en lo que fueron. Compone así un libro que a pesar de su carácter misceláneo mantiene la coherencia de los títulos que son sus más claros referentes: Los pueblos de Azorín, El espectador de Ortega y Gasset, Nuevo descubrimiento del Mediterráneo de González-Ruano. En esa fértil tradición de nuestra literatura, Atlas personal brilla con la luz de un paseante que, como el personaje borgiano, al dibujar una cartografía está desvelándonos también los rasgos de un rostro que reconocemos porque, finalmente, al hablar de ciudades y autores, de pintores y momentos históricos, está hablando de lo que fuimos» (Juan Bonilla).
Fernando Castillo (Madrid, 1953) es ensayista y escritor, autor de varios libros y numerosos artículos en revistas universitarias y especializadas. Entre sus libros destacan los dedicados a la cultura y la historia contemporánea: Capital aborrecida. La aversión hacia Madrid en la literatura y la sociedad, del 98 a la postguerra; Tintín-Hergé. Una vida del siglo XX; Madrid y el Arte Nuevo. Vanguardia y arquitectura 1925-1936; Noche y niebla en el París ocupado. Traficantes, espías y mercado negro; París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68; Los años de Madridgrado; Españoles en París 1940-1944. Constelación literaria durante la Ocupación y La extraña retaguardia. Personajes de una ciudad oscura. Madrid 1936-1943. También ha dedicado trabajos a los dos últimos siglos medievales y los comienzos de la Edad Moderna en el ámbito de la literatura, el arte y la polemología como Estudios sobre cultura, guerra y política en la Corona de Castilla (siglos XIV-XVII) y Un torneo interminable. La guerra civil castellana del siglo XV. Ha sido responsable de la edición y prologuista de diferentes obras y ha impulsado y comisariado exposiciones de arte como las dedicadas a Luis Bagaría, Carlos Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde, o Tomás Ferrándiz, así como a la obra de Patrick Modiano, a las aventuras de Tintín, a la relación entre pintura y literatura en los años de entreguerras como «Ciudades literarias: Lisboa, Tánger, Trieste, Argel, Estambul y Shanghái» y «El viaje y el escritor 1914-1939», esta última, al igual que la dedicada a las ciudades de Ramón Gómez de la Serna, con el artista Damián Flores. Entre las exposiciones de fotografía realizadas destacan las referidas a la fotografía en el Museo Naval y en el Museo del Ejército, a la combinación de poesía y fotografía por medio de las obras de Juan Manuel Bonet y de Bernard Plossu, al argentino Grupo Fórum y al fotógrafo cubano Jesse A. Fernández.
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