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«Ama Rosa», de Guillermo Sautier Casaseca y Rafael Barón

Los franceses llaman feuilleton a lo que nosotros llamamos folletín: consideran superlativo lo que nos parece diminutivo. Y es que este vago género (que ha dado lugar a una misteriosa cualidad: lo folletinesco) es, en un sentido valorativo, desdeñado, y en un sentido cuantitativo, aceptado más que ninguno.

En su forma originaria impresa, o en sus formas técnicamente derivadas (las películas de episodios, las historietas, los telefilms, las radionovelas), sigue siendo el alimento más deglutido por la boca imaginaria de la humanidad.

Ciertos recursos retóricos del folletín (dosificación de la intriga, tensión al final de página, contrastes de puesta en escena narrativa, etc.), integran el arsenal de los mejores y los peores narradores. Entre los primeros, Dickens, Galdós, Dostoievski y Baroja no han renunciado a su apelación inmediata. Por tanto, el folletín es tan legítimo integrante del arsenal narratológico como cualquier otro.

La relectura de Ama Rosa, el serial radiofónico de Guillermo Sautier Casaseca y Rafael Barón emitido por la Cadena SER desde 1959 (con prólogo de Francisco Umbral, lo tiene editado Bruguera en Barcelona, en 1981, con 283 páginas), permite volver sobre lo distintivo del folletín, que no es su técnica ni tampoco cierta gruesa o, por el contrario, fina, instrumentación de los trucos literarios (grosería y fineza no son cualificables).

Lo peculiar del folletín es un conflicto tajante entre lo manifiesto y lo latente, entre el ordenamiento visible de la moraleja expuesta y la fábula que, entrelineas, se deja leer. Ama Rosa, por ejemplo, es el drama unamuniano de la madre del cuerpo y la madre del alma, la madre institucional y la madre real, contado en términos de guiñol.

El joven de origen pobre que aparece como hijo apócrifo de la madre rica, y cuya finalidad se disputan sordamente, la verdadera madre, que es la criada, y la tía solterona precozmente abandonada por su novio, protagoniza un drama edípico que sólo puede resolver un temerario tejedor de intrigas como únicamente pueden serlo los folletinistas.

La moraleja expresa señala que la abnegación de la madre, que soporta no sólo todas las inhibiciones afectivas del caso (convive con su único hijo pero no puede decírselo), sino los aguijonazos de la vieja doncella y hasta un chantaje con fango y disparos mortales, es premiada con la anagnórisis final.

Pero hay una moraleja indeliberada que excede esta armoniosa apoteosis del dolor, la renuncia y el sacrificio, valores cristianos si los hay: la familia burguesa, custodia de tradiciones inconmovibles, hace gala de un desprecio intransigente por la mujer de clase inferior, que sólo es sentada a la mesa de los señores una vez en el libro, aparte de que sólo puede pagar su derecho a lo elemental (ser la madre de su niño), con un largo camino de humillaciones que, en lugar de enaltecerla, la denigra.

Ama Rosa muestra una sociedad que perora sobre la sublimidad de la madre (incluida en la perorata la propia novela), pero que actúa como un rígido aparato clasista en que los de arriba aplastan a los de abajo, sean éstos más o menos sublimes. La mentira acaba por decir la verdad.

Copyright © Blas Matamoro. Artículo editado previamente en «Cuadernos Hispanoamericanos». El texto aparece publicado en Cualia con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")