La palabra filosofía está siendo tan usada que corre el peligro de significarlo todo, cualquier cosa y nada. Un modisto muestra su nueva línea de ropa y explica la filosofía de sus diseños y sus costuras. El director técnico de un equipo de fútbol describe sus tácticas y estrategias y las llama su filosofía. El consejero delegado de una entidad bancaria desarrolla su filosofía crediticia y sus planes de ahorro social, igualmente filosóficos.
Todos estos discursos e incontables otros muy afines –mi filosofía para el verano es evitar el whisky, por ejemplo– entran en crisis, no obstante, cuando la filosofía se propone como materia de estudio, cuando se vuelve una cosa de filósofos, una especialidad profesional. Como toda profesión, tiene su lenguaje peculiar y hasta sus jergas. Cada escuela filosófica la exhibe y la explaya, y nada digamos de los problemas que plantea su traducción. Todavía seguimos discutiendo sobre el Eros de los griegos, la Weltanschauung de los alemanes o la sagesse de los franceses.
El lego –usted y yo, sin ir más lejos– suele preguntarse por qué los filósofos de profesión, preocupados por los grandes problemas comunes a todos los seres humanos, se dedican a tratar esos problemas con un galimatías verbal que la inmensa mayoría de los seres humanos no entienden, no entendemos. Y la cosa no es nueva sino que viene de lejos. Platón escribía diálogos, escenas de teatro, cuentecillos, guiones de películas anteriores al cine. Su juego de preguntas y respuestas es similar a un catecismo. Algunos presocráticos proponían su pensamiento con aforismos y poemas. En eso llegó Aristóteles y dijo que había que ser serios, usar un lenguaje técnico y armar un sistema de filosofía. Y en esa estamos.
El nudo está a la vista. Se trata de pensar la libertad, el mal, el infinito, el sentido de la vida y de la muerte, la belleza de lo bello, la fealdad de lo feo y etcétera. Sobre todo, mucha etcétera. ¿Qué hacemos con el nudo? ¿Lo desenlazamos o lo cortamos? Un filósofo italiano, Giovanni Gentile, consiguió tranquilizarnos sosteniendo que hay filosofía apenas cualquiera es capaz de dar forma a su pensamiento. Cualquiera dijo don Giovanni, no sólo quienes como él, se ganaba la vida como filósofo. Será cuestión de probar. A lo mejor tienen razón el modisto, el míster y el banquero si llegan a formalizar lo que piensan.
Imagen superior: Porsche Brosseau, CC
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