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Crítica: «Los miserables» (Tom Hooper, 2012)

Cuando algunos ya pensaban que el cine de gran espectáculo es hoy tan monótono como la cinta transportadora de un aeropuerto, Tom Hooper nos sorprende con una versión vibrante, romántica y grandiosa de un musical que lleva décadas triunfando en Broadway y el West End.

Dos años después de conseguir un aplauso unánime –o casi– con El discurso del ReyHooper nos regala una de las sorpresas de la temporada: esta adaptación de Los miserables protagonizada por Anne HathawayHugh Jackman y Russell Crowe.

Como siempre hay quien descubre por primera vez las cosas, vale la pena recordar que Los miserables –Les Mis, como dicen sus seguidores– es uno de los montajes musicales más exitosos de la historia. A lo largo de los últimos años, sesenta millones de espectadores –se dice pronto– han pagado su entrada para ver la adaptación teatral que el gran Cameron Mackintosh hizo de la obra homónima de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, inspirada a su vez en el clásico de Victor Hugo.

Quien haya visto Los miserables en el teatro, sabe que nos encontramos ante una partitura muy exigente, con pasajes claramente operísticos. Consciente de que volcar ese material en el celuloide podía conducirle al puro artificio, Hooper ha optado por una innovación, y es que los componentes del reparto cantan en vivo, sin recurrir al socorrido playback que suele ser moneda corriente en el género musical. El realismo y la naturalidad que esta fórmula imprime en las interpretaciones resulta patente, y no se me ocurre otra prueba mejor que ese sobrecogedor primer plano en el que Anne Hathaway canta «I Dreamed a Dream».

En la maltratada piel de Fantine, Hathaway encuentra uno de los mejores papeles de su carrera. La suya es una hazaña interpretativa que nos hace olvidar la sobrecarga melodramática del personaje: una mártir folletinesca con el destino en su contra, ahogada en un mar de lágrimas.

Sin duda, la de Anne Hathaway es una apuesta segura en la quiniela del Óscar. Por cierto, no es la única. También lo merece Hugh Jackman, que hace creíble la evolución de Jean Valjean –el convicto transformado en héroe– y vuelve a provocar la envidia del auditorio masculino, aturdido ante el hecho de que el actor australiano, además de presencia física y encanto a raudales, disponga de talento para actuar y también para cantar.

Otro aussie, Russell Crowe da vida a Javert, el perseguidor impenitente de Valjean. Su registro vocal se distancia del de otros cantantes que han interpretado al personaje, y sin embargo, hace suyo al villano y consigue robar todas las escenas en las que aparece.

Mientras que Eddie Redmayne da vida a un Marius profundo y sentimental, Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter encarnan a los Thénardiers con descaro, energía y unos toques de gran guiñol.

El diseño de producción de Eve Stewart acredita sabiduría y grandeza, y además sirve de marco a otro estupendo diseñador, nuestro compatriota Paco Delgado, responsable del amplio vestuario de la película.

Espectacular, épica y sobrecogedora a la vez, Los miserables reúne en sus 160 minutos casi todas las facetas de eso que llamamos vida. Déjense llevar por la experiencia, porque realmente vale la pena.

Y por cierto, no hagan demasiado caso de las críticas. Cuando Cameron Mackintosh estrenó el musical en Londres, allá por 1985, los periódicos se llenaron de reproches y de opiniones negativas. Frente a los supuestos especialistas, fue el público quien decidió que este montaje estaba destinado a convertirse en un clásico de los escenarios. Me da la impresión de que la versión de Hooper va a tener una suerte similar.

Sinopsis

Los miserables es la nueva película de Tom Hooper, el oscarizado director de El discurso del rey. El filme transcurre en la Francia del siglo XIX.

Año 1815, Toulon-Digne: Después de 19 años de trabajos forzados (la canción «Look Down/Mira abajo»), Jean Valjean (Hugh Jackman) – preso 24601 – es puesto en libertad por Javert (Russell Crowe), el oficial encargado de los convictos. Mientras Valjean se esfuerza por llegar desde Toulon a Digne (la canción «Freedom Is Mine/Libre por fin»), así como en encontrar comida, un lugar donde dormir y trabajo, descubre que es un paria al que todos rechazan. Solo el obispo Myriel de Digne (Colm Wilkinson, que interpretó el papel de Valjean en Londres y en Broadway) le trata con amabilidad, pero Valjean, amargado por años de privaciones y penalidades, le devuelve el favor robando los candelabros de plata del templo. No tardan en atraparle, pero se queda asombrado al oír al obispo negar ante la policía que le ha robado en un intento para salvarle. A partir de ese momento, Valjean decide empezar una nueva vida (la canción «What Have I Done?/Soliloquio – ¿Qué he hecho?»).

1823, Montreuil-sur-Mer: Han transcurrido ocho años. Valjean ha incumplido la libertad condicional y ha desaparecido de la faz de la tierra. En realidad, el dinero obtenido por la venta de la plata del obispo le ha permitido reinventarse como el Sr. Madeleine, el respetado alcalde de la pequeña ciudad y dueño de una fábrica. Una de sus obreras, Fantine (Anne Hathaway), tiene una hija ilegítima secreta llamada Cosette, que ha dejado al cuidado de una pareja y a la que debe entregar todo lo que gana. Las otras mujeres se han enterado y al ver que rechaza las insinuaciones del encargado de la fábrica, estiman que se comporta por encima de su posición social y piden que se la despida (la canción «At the End of the Day/Otro día se va»). La echan a la calle sin compasión. Fantine le ruega a Valjean que la ayude, pero está demasiado ocupado.

Javert ha sido nombrado inspector de policía y se presenta en la fábrica de Madeleine. Su cara le suena, pero Madeleine (Valjean) le dice que se equivoca. Les interrumpe un estruendo en el exterior y salen corriendo. Javert, asombrado, ve cómo Valjean alza un carro que ha caído encima de un conductor llamado Fauchelevent (Stephen Tate, que interpretó a Thérardier en los escenarios londinenses durante años). La extraordinaria demostración de fuerza hace pensar a Javert en el convicto Valjean, pero no se atreve a decir nada al no estar seguro.

Desesperada por encontrar dinero para pagar los medicamentos que necesita su hija, Fantine va al barrio chino (la canción «Lovely Ladies/Los muelles – Chicas guapas»), donde vende su preciado medallón, su pelo y sus dientes, y acaba prostituyéndose (la canción «I Dreamed a Dream/Soñé una vida»). Después de caer en lo más bajo, se pelea con un cliente violento. Está a punto de ser detenida por Javert cuando llega el alcalde y exige que se la lleve al hospital. Fantine le cuenta a Valjean que su encargado la despidió, que él tampoco hizo nada para ayudarla y que su hija se está muriendo. Asombrado por este descubrimiento, Valjean promete ir a buscarla a la posada de Montfermeil y traerla para que se reúna con ella.

Más tarde, Javert se entera de que el convicto Valjean, al que lleva ocho años persiguiendo, ha sido capturado, y decide ir a ver al alcalde Madeleine para disculparse por sus sospechas. Valjean disimula su sorpresa y se apresura en volver a su casa, decidido a dejar la ciudad antes de que se descubra la verdad. Pero es incapaz de permitir que un inocente vaya a la cárcel y entra en la sala donde se celebra el juicio, proclamando que él es el preso 24601 (la canción «Who Am I?/¿Quién soy yo?»). El juez, convencido de que el alcalde ha perdido la razón, le pide amablemente que se vaya. Valjean regresa al hospital y le promete a la moribunda Fantine que cuidará de Cosette como si fuese su propia hija (la canción «Take My Hand/La muerte de Fantine»). Fantine muere y Javert llega para detener a Valjean. Los dos hombres luchan (la canción «The Confrontation/La confrontación»), pero Valjean consigue escapar.

La joven Cosette (la recién llegada Isabelle Allen) vive (la canción «Castle on a Cloud/Castillo en el aire») en Montferneuil con los Thénardier (Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter), que la tratan muy mal mientras miman a su hija, la joven Éponine (la recién llegada Natalya Wallace). Además de posaderos, también regentan un burdel donde aprovechan para desvalijar a los clientes (la canción «Master of the House/Amo del mesón»). Valjean encuentra a Cosette helada en el bosque cercano a la posada. Da dinero a los Thénardier para que le permitan llevársela a París (la canción «The Bargain/El trato»).

Javert llega al poco de haberse ido Valjean y Cosette, y maldice el hecho de que Valjean haya vuelto a escapar una vez más. Camino de París, Valjean descubre el tremendo amor paternal que siente por la niña (la canción «Suddenly/De pronto», escrita para la versión cinematográfica). Sabe que Javert les sigue de cerca, y a su llegada a la capital buscan refugio en un convento. El destino quiere que se encuentren con el hombre al que Valjean salvó la vida, el carretero Fauchelevent. Esa noche, Javert jura a la ciudad dormida que perseguirá a Valjean hasta conseguir volver a encerrarle (la canción «Stars/Estrellas»).

1832, París: Nueve años después, el descontento del pueblo está a punto de estallar ante la inminente muerte del popular general Lamarque, el único hombre del Gobierno que ha mostrado simpatía por los pobres que mueren en las calles. Seguimos al indómito golfillo Gavroche (Daniel Huttlestone, de la producción del West End de «Los Miserables») que salta de coche en coche, bailando encima de las cabezas de la élite (la canción «Look Down/Mira abajo»), y a un nutrido grupo de estudiantes, liderado por Marius (Eddie Redmayne) y Enjolras (Aaron Tveit), que se ha reunido en la calle. Enjolras arenga a la gente, pidiendo su apoyo, mientras Eponine (Samantha Barks), transformada en una bonita joven, contempla con mirada lánguida a Marius; es obvio que está locamente enamorada de él.

Ese mismo día, un poco más tarde, una banda callejera a las órdenes de los Thénardier ataca a Valjean y a la preciosa Cosette (Amanda Seyfried) mientras estos están repartiendo limosnas. Marius ve a Cosette y no puede quitarle ojo. Es un auténtico flechazo. Javert llega en ese momento y restablece el orden, pero no reconoce al exconvicto hasta que este ha desaparecido. Éponine, muy a su pesar, accede a ayudar a Marius para encontrar a Cosette.

La noticia de la muerte de Lamarque se extiende como un reguero de pólvora por París y los estudiantes se reúnen para apoyar la rebelión (la canción «Red and Black/Rojo y negro»). Pero Marius no puede dejar de pensar en Cosette, y Cosette en Marius (la canción «In My Life/En mi vida»). Éponine ayuda a Marius a encontrar a Cosette (las canciones «In My Life/En mi vida», «A Heart Full of Love/Un corazón lleno de amor») mientras su horrible padre intenta robar la casa de Valjean. Este, convencido de que ha sido Javert, le dice a Cosette que deben huir. La joven escribe una rápida nota a Marius para explicarle dónde encontrarla y le pide a Éponine que se la entregue al joven. Éponine acepta la carta y cruza las calles de París sumida en el desánimo (la canción «On My Own/Solo para mí»). Llega a la casa donde vive Marius, no le da la carta y le dice que Cosette se ha ido a Inglaterra.

Mientras todos cantan «One Day More/Otro día se va», seguimos a Valjean y a Cosette que huyen, mientras Marius suspira por su amada y Éponine sufre en silencio sabiendo que nunca tendrá el amor del joven. Enjolras y los estudiantes preparan el alzamiento, y Javert reúne a sus hombres, prometiendo que lo reprimirá. Marius lidera a los estudiantes. Alentado por las masas, detienen el entierro de Lamarque (la canción «Do You Hear the People Sing?/La canción del pueblo») y piden al pueblo que se alce. Un soldado dispara dando pie a una batalla campal. Los estudiantes huyen y se preparan para el enfrentamiento. Éponine se disfraza de estudiante antes de reunirse con Marius. Por su parte, Javert, que se ha infiltrado entre los estudiantes, llega a las barricadas. Pero Gavroche no tarda en desenmascararle y el espía es hecho prisionero por los estudiantes.

La barricada se hace cada vez más grande y los rebeldes desafían a los soldados. Éponine muere protegiendo a Marius (la canción «A Little Fall of Rain»/ «Cae la lluvia»), no sin antes darle la nota de Cosette. Marius le pide a Gavroche que lleve una carta a Cosette, pero Valjean la intercepta. Descubre que los dos jóvenes están enamorados. Consciente de que los estudiantes no podrán con los soldados, decide ir en busca de Marius. Valjean consigue colarse detrás de las barricadas y descubre a Javert prisionero de los estudiantes. Después de matar a un par de francotiradores y de demostrar de qué lado está, Valjean le pide a Enjolras que le entregue a Javert. Tiene la oportunidad de vengarse, pero deja que se vaya, demostrándole una clemencia que el inspector no tuvo con él. Los estudiantes se preparan para la larga noche en las barricadas (la canción «Drink With Me/Bebe conmigo»). En el silencio, Valjean le pide a Dios que proteja a Marius (la canción «Bring Him Home/Sálvalo»).

Al día siguiente, cuando Gavroche va en busca de munición, los soldados le matan (la canción «Little People/Gente pequeña»). El ejército bombardea a los rebeldes. Marius cae herido. Valjean le coge en brazos y le lleva lejos de la batalla, escapándose por las cloacas. Caen Enjolras y los pocos rebeldes que quedaban. Javert pasa entre los cadáveres, regocijándose de que la ley haya aplastado la rebelión, pero no encuentra a Valjean. De pronto, ve que la tapa de un sumidero ha sido desplazada.

Entretanto, Valjean lleva a Marius por las cloacas, donde encuentra a Thénardier vaciando los bolsillos de los rebeldes muertos (la canción «Dog Eats Dog/Sin compasión»). Cuando emerge a la luz, se encuentra con Javert esperándole. Le ruega que le permita llevar a Marius al hospital, pero Javert le amenaza con matarle si intenta huir. Valjean no se detiene, pero Javert es incapaz de apretar el gatillo y le deja marchar. Sabe que no podrá vivir consigo mismo después de haber roto sus férreos principios de justicia y salta desde un puente, suicidándose.

Marius, que ignora quién le rescató, se despierta en la casa de su abuelo Gillenormand (Patrick GodfreyLo que queda del día). A pesar de no estar totalmente restablecido, regresa al café donde los estudiantes planearon la rebelión y sufre por todos sus camaradas muertos (la canción «Empty Chairs at Empty Tables»/ «La canción del café»). Está a punto de irse cuando ve a Cosette esperándole. De vuelta a casa de su abuelo, se recupera del todo gracias a los cuidados de Cosette. Valjean le cuenta quién es en realidad. Sabe que debe huir para no manchar la reputación de Cosette si le atrapan, y hace prometer a Marius que la joven nunca sabrá la verdad (la canción «Who Am I»/ «¿Quién soy yo?»).

Marius y Cosette se casan. Durante el banquete, los Thénardier intentan chantajear a Marius a cambio de no revelar el pasado de Valjean. Cuando Marius se da cuenta de que Thénardier lleva el anillo que perdió en las cloacas, entiende que su salvador fue Valjean. Golpea a Thénardier, pero el indomable posadero vuelve a levantarse y encabeza un alegre baile (la canción «Beggars at the Feast/La boda»). Cosette lo ha oído todo y los dos se precipitan al convento para que le cuenten su verdadera historia. Se quedan al lado de Valjean, que se muere. Aparecen los fantasmas de Fantine y del obispo (la canción «Take My Hand/La muerte de Fantine»).

Años después, el pueblo de París se ha levantado, el Rey ha huido y nace una nueva república. En una inmensa barricada, miles de personas cantan («Do You Hear the People Sing? Finale»/ (La canción del pueblo – Epílogo»). Entre ellas descubrimos los fantasmas de Enjolras y de los estudiantes muertos, de Gavroche y Éponine, de Fantine y Valjean; todos cantan, triunfantes.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © 2012 Working Title Films. Cortesía de Universal Pictures International Spain. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.