Vista en su conjunto, Segovia se ofrece al visitante como un libro de historia muy nutrido en cada uno de sus capítulos. Poblada por los romanos luego de haber expulsado éstos a los vacceos y los arévacos, la ciudad fue –y continúa siendo– un símbolo de la romanización.
Su periodo medieval y renacentista no resultó menos poderoso, particularmente en tiempos de la Casa de los Trastámara. En términos políticos, sabemos que el levantamiento comunero tuvo en ella un foco estratégico de primer orden. En 1763 fue inaugurada la Real Compañía Segoviana de Manufacturas de Lana, y un año después, dentro de las dependencias del alcázar, el Real Colegio de Artillería.
«Si sus piedras hablara ‒escribe Fernando García de Córtazar‒, hablarían del arquitecto que levantó el acueducto, cuyo nombre se llevó el tiempo. Hablarían de los pastores trashumantes y de las ovejas de la Mesta, del ruido incesante de los viejos telares y de los millares y millares de manos que se ocuparon del arte textil de la lana. Hablarían de Alfonso X, que en su alcázar estudiaba las estrellas para componer las tablas astronómicas de mayor trascendencia de la Edad Media. Y de Enrique IV, que sintió predilección por ella. Hablarían, en fin, de Isabel la Católica, que sería proclamada reina de Castilla en la iglesia de San Miguel el año 1474″.
Qué ver en Segovia
Poco podían sospechar los ingenieros romanos que su formidable acueducto sería considerado algún día un factor de atracción turística. Los mismos visitantes que fotografían esa imponente estructura suelen acercarse a la Catedral, bellamente edificada con estilo gótico. El alcázar, erigido y modificado entre los siglos XII y XIX, fascina por su aguzado perfil, y no sorprende que Walt Disney imitara su estructura al diseñar el castillo de la Reina en Blancanieves.
Entre los edificios eclesiásticos más notables, hemos de citar el santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, los templos de San Andrés, San Esteban, San Juan de los Caballeros, San Justo, San Martín, San Miguel, San Millán y la Vera Cruz, y los monasterios de El Parral, San Antonio el Real y Santa Cruz la Real.
Fiestas
Las celebraciones segovianas comienzan con la fiesta de las Águedas (5 de febrero) y adquieren solemnidad con la Semana Santa. A los niños les ha de encantar el Festival de títeres (mayo), pero la auténtica algarabía llega durante los festejos de San Juan y San Pedro (14 al 29 de junio), que incluyen ferias, romerías y desfiles. En septiembre, los fieles acuden a la romería de la Virgen de la Fuencisla. La fiesta de San Frutos Pajarero, patrón de la diócesis, se organiza el 25 de octubre.
Qué comer en Segovia
La cocina segoviana es opulenta y muy dada a los sabores intensos. Lo confirman sus dos platos más famosos: el tostón y el cordero lechal. Pese al renombre de ambos guisos, no podemos olvidar el chorizo de Cantimpalos y los pescados fluviales, como las truchas y las tencas, que acá se sirven asadas o fritas. De postre, al comensal se le ofrece un ponche segoviano, y entre horas, un vaso con alguno de los vinos adscritos a las denominaciones Rueda y Ribera del Duero.
Excursiones desde Segovia
Hayedo de Riofrío de Riaza.
Hoces del río Duratón.
Hoces del Río Riaza.
Visitas en los alrededores
Pedraza de la Sierra.
Santa María la Real de Nieva.
Sepúlveda.
Castillo de Coca.
La Granja de San Ildefonso.
Riofrío.
Monumentos y museos
Alcázar.
Acueducto.
Casa de los Picos.
Catedral.
Iglesia de San Esteban.
Iglesia de San Juan de los Caballeros.
Iglesia de San Martín.
Descubre otras rutas culturales por España
Imagen superior: Wikimedia Commons.
Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.