¡Enhorabuena! Acaba usted se llegar a una crítica de Flash en la que no se tendrán en cuenta asuntos que no son de nuestra incumbencia como la vida privada de Ezra Miller, el actor protagonista o las decisiones empresariales de Warner.
Eliminado eso, lo que queda es hablar de la película en sí, que no es otra cosa que un pasatiempo ligero y principalmente amable, que entretiene todo el rato pese a una duración innecesariamente larga. En su contra, un acabado técnico muy mejorable, especialmente en lo referente a los efectos digitales, tan crudos (¿inacabados?) que boicotean algunos cameos digitales que, más trabajados, habrían emocionado.
La película es una suerte de adaptación de Flashpoint, enésimo evento/reinicio de la editorial DC llevado a cabo en el año 2011, para dar entrada a la etapa llamada The New 52. El nuevo cine de superhéroes, que ya acusa cierto agotamiento, está siguiendo los mismos derroteros que sus modelos viñetiles, incluyendo este tipo de maniobras polémicas. En todo caso, el humor (de eficiencia irregular, pero nunca molesto) de la película permite que las consecuencias finales de los trasteos en el continuo espacio-tiempo de Flash no tengan por qué ser tomadas demasiado en serio, dejando abierto el incierto futuro del universo cinematográfico de DC.
La problemática producción de la película se deja entrever en la narración, a ratos poco enfocada, pero no tanto como cabría esperar, y de hecho la historia que se cuenta es muy sencilla (mucho menos enrevesada que los recientes ejemplos de la moda «multiverso»). En realidad, tanto por contenido como por acabado, no dista tanto de la adaptación televisiva de Flashpoint en la serie del canal CW The Flash, donde se llegaba a incluir un cameo de Ezra Miller (por desgracia, la película no ha tenido el detalle de devolver el gesto).
Miller, teniendo una de esas presencias cinematográficas que provocan fuertes reacciones de amor o rechazo, realiza, y esto es una opinión subjetiva, un trabajo decente, a ratos caricaturesco ‒que tampoco viene mal a un personaje de tebeo‒, pero siempre acorde con la propia película, sin dejarse llevar por numeritos de lucimiento. Quizá no resulte tan carismático o cercano como otros actores previos que han encarnado el papel, como John Wesley Shipp o Grant Gustin.
Pero, no nos engañemos, el gancho para atraer al público a Flash no es Ezra Miller, ni siquiera el Velocista Escarlata, sino Michael Keaton regresando al papel de Batman. Ni que decir tiene que Keaton, incluso ocupándose de un personaje secundario dentro de la película, borda el papel, y es agradable regresar a la vieja batcueva, pese a haber sufrido remodelaciones que no le sientan estéticamente muy bien.
Entre otros secundarios de interés, la presencia de nada menos que Maribel Verdú como la madre del héroe y Sasha Calle como una Supergirl enfurruñada que, en realidad, no llega a tener ningún peso en la historia. También hay otras «estrellas invitadas», tanto de carne y hueso como ‒visiblemente‒ virtuales que son la especia de la película, pero no conviene nombrarlas por no fastidiar la potencial sorpresa.
¿Afectará el ruido de las redes sociales a la recepción de la película? Nos gustaría pensar que no, que en realidad son cuatro gatos ociosos discutiendo entre sí, mientras que la mayoría de la gente del mundo real ni se llega a enterar de estas polémicas, y ni le interesan. De este modo, el ser humano común verá la película no como una suerte de evento cósmico que alterará el futuro, sino como lo que es: una peliculilla para echar la tarde, principalmente simpática y un pelín chapucera.
Sinopsis
Los mundos chocan en Flash cuando Barry utiliza sus superpoderes para viajar en el tiempo y cambiar los acontecimientos del pasado. Barry intenta salvar a su familia pero sin saberlo altera el futuro y queda atrapado en una realidad en la que el general Zod ha regresado y amenaza con la aniquilación, pero en la que no hay Superhéroes a los que recurrir. A menos que Barry pueda persuadir a un Batman muy diferente para que salga de su retiro y rescate a un kryptoniano encarcelado… aunque no sea el que está buscando. En última instancia, para salvar el mundo en el que se encuentra y regresar al futuro que conoce, la única esperanza de Barry es luchar por seguir vivo. Pero ¿este último sacrificio será suficiente para reiniciar el universo?
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