Todas las novelas que he publicado con pseudónimo femenino han vendido aún menos que las que publiqué con mi nombre real, así que La experiencia de Sergi Puertas me deja sumido en el más profundo desconcierto: nos hallamos ante la crónica verídica de cómo este zagal cuarentón interpretó por redes el papel de una escritora veinteañera «encantadora» en busca de editor y la respuesta masiva que obtuvo por parte del tejido editorial español, después de años de darles la vara con sus mecanoscritos en su envoltura mortal sin que nadie se dignara contestarle. ¿Cuestión de machismo motivador de una avalancha de editores babosos que fantaseaban con una pícara autora punkie de medias negras y ternuras rosas? ¿Puro oportunismo mercadotécnico? Probablemente un poco de ambas cosas.
Por suerte, La experiencia es mucho más que eso y quienes os taséis a priori en contra de esa premisa vais a emerger tras su lectura con un mohín de agradable sorpresa. En su novela, Puertas vertebra con virtuosismo desquiciado varios hilos narrativos, integrando su farsa gremial en otra farsa aún mayor: la de nuestras propias vidas.
Puertas destripa lo mismo el timo de la estructura laboral española de vuelo raso ‒con un oído despampanante para el diálogo‒ que desgrana paso a paso esa estafa desesperada al estatus editor. Una estafa que, para su asombro, adquiere tal proporción de verosimilitud ante los demás embaucados que se le come entero; mientras fantasea ‒de lo mejor del libro‒ con lo que hará para revelar su auténtico yo ante sus pretendientes letrados…, y para que le sigan amando como hombre, claro.
Y lo combina todo con la misma eficacia épica que Nacho Cano aparentaba al tocar sus casiotones a dos manos y un pie; con la prestancia imperturbable de una amazona circense cabalgando bajo sus plantas los lomos sudorosos, resbaladizos de dos caballos cimarrones.
El ritmo del libro es sorprendentemente cinematográfico y uno siente que pasa del universo de Ballard a una película de Jerzy Skolimowski, el de Zona profunda, sin permitirte tomar aliento.
Para mí, uno de los libros del año, aunque tenga que llevarle la contraria al padre del autor, quien afirma dentro de la novela: «Un libro ‒dice‒ te lo escribe hoy en día un analfabeto».
Bueno, bueno, esa impostura sería aún más jodida.
Sinopsis
Ante la absoluta falta de respuesta de todos los editores de España, el escritor Sergi Puertas se embarca en 2016 en una experiencia singular: enviarles su nuevo libro de cuentos cobijado bajo el pseudónimo y la foto de una muchachita de veinticinco años. El resultado: una profusa correspondencia articulada con voz de niña que pondrá al autor en serios aprietos para mantener su impostura, al tiempo que lucha por conservar la cordura durante las once horas de clase que imparte a diario en un centro de formación ocupacional arrasado por la corrupción.
La farsa en los círculos literarios se suma así a la farsa en los despachos de los implicados, en las sucursales bancarias, en las aulas de los estafados; el fraude en la industria editorial se funde así con el fraude de los fondos europeos expoliados, los inspectores comprados, los guardia civiles consentidores, los sobres repletos de billetes.
La experiencia no es periodismo pero se construye a partir de materiales capturados de la realidad. La experiencia no es ficción pero avanza a ritmo de comedia de situación, de novela de intriga. La experiencia se postula como verdad pero tiene a la mentira por protagonista.
A partir de correos electrónicos rescatados de su buzón y de audios grabados con su móvil, Sergi Puertas emprende con este volumen uno de los ejercicios autobiográficos más insólitos e inclasificables jamás llevados a cabo: una crónica íntima, una investigación metafísica que apisona con hechos y diálogos.
La experiencia es, en última instancia, un testimonio de la normalización de la infamia en el siglo XXI escrito desde el corazón de la infamia misma. Un libro que, sin terminar de casarse nunca con la comedia ni con la tragedia, termina por convenir que ambas son lo mismo.
Sergi Puertas (Barcelona, 1971) ha publicado recientemente el libro de relatos Estabulario (Impedimenta, 2017) y la novela gráfica Logout (Norma Editorial, 2015, con dibujos de Pier Brito). Es autor además de las novelas Porque sí, Subnormal, Mindundi y Cómo destruir ángeles, y de los poemarios Tira mis sueños a la calle y la lluvia los hará crecer, Ángeles cansados y Sigue buscando, hay miles de premios. Fue redactor jefe de la revista El Víbora durante sus últimos años de andadura. Ha antologado y prologado también el volumen Poesía para bacterias (Barrabés Editorial, 2008). El resto de su producción, integrada por infinidad de cuentos y poemas, ha visto la luz a través de antologías, diarios y revistas.
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