Tras su participación en el tinglado Marvel, presentándonos al macizo asgardiano Thor (2011), y el thriller Jack Ryan: Operación Sombra (2014), Kenneth Branagh vuelve a demostrar que no teme al cine de encargo con esta Cenicienta de carne y hueso para la factoría Disney.
Lejos queda el Branagh que levantaba pasiones a favor y en contra con sus llamativas adaptaciones de Shakespeare. Lo que ahora tenemos es básicamente un artesano que conoce el oficio y que no se priva de algún caprichito visual mientras lleva a cabo con eficiencia el trabajo que le han encomendado.
Si bien esta Cenicienta apenas se aleja el guión de la película animada (no hay sorpresas ni transgresión: es lo que es), Branagh se aleja de la ambientación medieval en la que transcurren casi todos los cuentos de hadas para presentar un país ficticio entre la Inglaterra de Jane Austen y el mundillo de su propia adaptación de Mucho ruido y pocas nueces (1993).
En ese aspecto, Cenicienta es un regalo para los ojos, tanto por la colorida y deliciosa fotografía como por la espectacular dirección artística, con unos decorados y unos vestuarios de elegante diseño, muy por encima de la horterada reinante en este tipo de películas.
Quien mejor se aprovecha de tan exuberante despliegue de estilo es Cate Blanchett, que roba la función en el papel de Madrastra. La actriz británica quita el hipo cada vez que aparece, irradiando belleza, clase y un glamour propio de las estrellas del cine clásico, algo prácticamente perdido hoy en día, en un panorama plagado de catetos y garrulas.
Por lo demás, Cenicienta sigue siendo Cenicienta, un cuento sobre la bondad y la humildad de moraleja discutible. Y es que en este relato la línea que separa la generosidad de la sumisión siempre ha sido demasiado fina. ¿Hay que aguantar con resignación los abusos de los demás, esperando que nuestra bondad sea recompensada de manera tangible y que los malos caigan por su propio peso? ¿Es ese un buen mensaje para los niños? Útil, por lo menos, no es.
Está claro que ser buena persona es la mejor meta de todas, no por las recompensas (que posiblemente no vayan a llegar), sino por el sano trabajo de intentar mejorar día a día. Esa sería la moraleja adecuada.
El verdadero final feliz ‒siguiendo los pasos de Roald Dahl en Cuentos en verso para niños perversos‒ consistiría en el que Cenicienta envenenara la comida de su madrastra y hermanastras y usara su energía en administrar la finca en la que vivía. Con su predisposición para el trabajo duro, enseguida llegarían los beneficios, sin tener que compartirlos con un marido pimpollo. Un final menos noble, sí, pero más inteligente y útil para el público infantil, que luego llegan los desencantos.
Sinopsis
Primera película de acción real de Disney inspirada en el clásico cuento de hadas. La película está dirigida por Kenneth Branagh, nominado a los Premios de la Academia® (Jack Ryan, Thor), y sus protagonistas son Lily James (Downton Abbey, Ira de Titanes) en el papel estelar, Richard Madden (Juego de tronos, Birdsong) como el Príncipe, Cate Blanchett, ganadora de un Oscar® (El Aviador) encarnando a la malvada madrastra Lady Tremaine, y Helena Bonham Carter, nominada a los Premios de la Academia (El discurso del Rey, Alicia en el País de las Maravillas) en el papel de la Hada Madrina. Holliday Grainger (Grandes esperanzas, Anna Karenina) y Sophie McShera (Downton Abbey, Waterloo Road) interpretan a Anastasia y Drisella, las hermanastras de Ella. Stellan Skarsgård (Los Vengadores, Los hombres que no amaban a las mujeres) y Nonso Anozie (Juego de tronos, Infierno blanco) encarnan al Archiduque y al Capitán, el leal amigo del Príncipe. Derek Jacobi, ganador de un Premio Tony® interpreta al Rey.
Cenicienta está producida por Simon Kinberg (X-Men: Primera generación, Elysium), Allison Shearmur (Los juegos del hambre: En llamas) y David Barron (Harry Potter y las reliquias de la muerte, Jack Ryan), a partir de un guión de Chris Weitz (Un niño grande, La brújula dorada).
El equipo de realización incluye al diseñador de producción Dante Ferretti, ganador de tres Premios de la Academia (El aviador, Hugo, Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet), a la diseñadora de vestuario Sandy Powell, galardonada con tres Oscar (El aviador, La joven Victoria, Shakespeare enamorado), al director de fotografía Haris Zambarloukos (La huella, Thor) y a Martin Walsh, el montador galardonado con los Premios de la Academia (Chicago, Furia de Titanes).
La intemporal historia de La Cenicienta se remonta a 1697 cuando la escribió Charles Perrault. Pero fue la película animada de Walt Disney la que en 1959 la dio a conocer a millones de personas en todo el mundo.
El director Kenneth Branagh afirma: «Es imposible no relacionar a Cenicienta con Disney y las inolvidables imágenes con las que hemos crecido todos. Y esos momentos clásicos ejercen un atractivo irresistible para un realizador. Hemos tenido la inmensa suerte de contar con Lily James que encarna a la Cenicienta perfecta. Combina una belleza espectacular con inteligencia, ingenio, sentido del humor y elegancia. Su Príncipe es Richard Madden, un joven actor dotado de un gran carisma. Es divertido, listo y sexy y un excelente partido para Cenicienta».
Para Lily James, al que el público conoce por su papel de Lady Rose en Downton Abbey, interpretar a uno de los personajes más populares y entrañables del mundo era una oportunidad que no podía dejar pasar. «La historia versa sobre una chica que consigue superar unas circunstancias terriblemente crueles y seguir personificando las virtudes de la bondad, la pureza y el espíritu positivo», dice James. «Ese es el mensaje». James prefirió no centrarse en la belleza superficial de Ella ni en el concepto de princesa que pasa de la miseria a la riqueza por arte de magia. Por el contrario, profundizó en la pureza de su corazón, en su bondad y en las circunstancias que la rodean.
Cuando llegó el momento de buscar a la actriz que interpretara a la odiosa madrastra, los realizadores estaban seguros de que Cate Blanchett lo haría a la perfección sin caer en la caricatura. La madrastra no lo ha tenido fácil en la vida. Está celosa del afecto que siente el padre de Ella por su hija, y envidia su juventud, su belleza y su encanto. Ella hubiera podido volverse una amargada como su madrastra. De hecho le sobraban motivos. Pero escoge la bondad lo que enfurece aún más a su madrastra.
Blanchett no quería que la madrastra fuera tan odiada, así que le dio al papel un toque de ingenio y emoción, con una interpretación profunda y sincera que deja vislumbrar el dolor que siente en su interior. «Queríamos que el público comprendiera que este personaje tenía unas intenciones claras y legítimas», dice Branagh. «Por ejemplo, quería tener una vida sin problemas económicos y ofrecer un buen futuro a sus hijas. Son deseos comprensibles, aunque su forma de conseguirlos no sea la más recomendable». Shearmur añade: «Lo más increíble de la interpretación de Cate es que incluso en los escasos momentos de tranquilidad y sosiego, consigue que la madrastra transmita la pesadumbre de una vida repleta de sueños rotos».
En el caso del Hada Madrina, la excéntrica y adorable anciana y uno de los personajes más entrañables de la historia, los realizadores querían estar seguros de que el personaje no pareciera demasiado perfecto o edulcorado. Helena Bonham Carter era una actriz que podía dar cierta ligereza al papel, y además aportó su propia visión del personaje. «Me pareció que sería interesante que no fuera siempre perfecta, que estuviera muy estresada por las urgencias y las prisas a las que tiene que enfrentarse y eso la lleva a cometer errores», dice Bonham Carter. «Llegan tarde al baile. Además es una mujer muy anciana que ha perdido un poco la cabeza y eso la hace más simpática». También encarna a la Mendiga que parece hambrienta. Se acerca a Ella que la trata con gran bondad y amabilidad.
Cenicienta se rodó en los estudios ingleses de Pinewood y en localizaciones de toda Inglaterra. Al ser un cuento de hadas intemporal, los realizadores decidieron desde el principio que la historia no necesitaba ajustarse a ningún periodo histórico concreto. Esto dio al equipo de producción libertad para dejar volar su imaginación y crear una visión totalmente original de un tiempo y un lugar mágicos.
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