Uno de los personajes más atractivos de la última ópera de Mozart, Die Zauberflöte (La flauta mágica), de 1791, es, sin duda, la mala malísima, la Reina de la noche, la madre de la princesa Pamina.
En su famosa aria Der Hölle Rache (La venganza del infierno), del segundo acto, Mozart consiguió un retrato temible que ha sido opacado con el tiempo por el virtuosismo extremo que requiere de la soprano el pasaje del fa, en el registro sobreagudo. Sin embargo, el compositor no incluyó este fragmento de manera gratuita, sino que caracterizó al personaje mediante ingredientes de profunda expresividad,
En primer lugar, la tonalidad, Re menor, la favorita de Mozart en la expresión de lo trágico, como en la obertura de Don Giovanni o el Requiem inconcluso, de hecho, el inicio del aria guarda un gran parecido con el inicio del Concierto para piano y orquesta en Re menor KV 466, completado el 10 de febrero de 1785…, junto a otros recursos armónicos propios del imaginario de la época, como el uso reiterado de la napolitana (el acorde de Mi bemol mayor en Re menor).
En segundo lugar, el texto, en que la Reina de la noche pone un puñal en manos de su cándida hija, so pena de abandonarla para siempre, en los siguientes términos:
«¡La venganza del infierno / hierve en mi corazón, / la muerte y la desesperación / arden a mi alrededor! / Si Sarastro no siente, por tu mano, / los dolores de la muerte, / nunca más serás hija mía. / ¡Repudiada y abandonada serás / por toda la eternidad, / destruidos quedarán / todos los lazos de la Naturaleza, / si Sarastro no expira por tu mano! / ¡Escuchad! / ¡Dioses de la venganza! / ¡Escuchad el juramento / de una madre!»
Y, en último lugar, Mozart confronta los excesos de la ópera barroca frente a la proporción clasicista de su propia música, identificando a los personajes malos con lo antiguo y a los buenos, con lo nuevo, de tal modo que el papel de la malvada Reina de la noche adolece de los defectos de la ópera del pasado –siempre a los ojos de la época del compositor, por supuesto–, con una recargada ornamentación de vocalizaciones casi imposibles, sobreagudos de locura, agilidades dificultosas y fragmentos secuenciados que remiten a la ópera italiana de los siglos XVII y XVIII.
Imagen superior: Vivaldi, «La Griselda», Agitata da due venti
Imagen superior: Mozart, «Die Zauberflöte», Der Hölle Rache.
La aparición, en la segunda vuelta, de un pequeño fragmento de fortspinnung, un recurso armónico típicamente barroco…,
Imagen superior: Mozart, «Die Zauberflöte», Der Hölle Rache
…sella la condición demodeé de la Reina de noche, encarnación del Mal que, sin embargo, será derrotada en el transcurso de la ópera por las fuerzas del Bien, los “iniciados” en la masonería, Mozart y sus compañeros, que ansiaban una sociedad igualitaria, basada en los valores de la Revolución Francesa, en el lugar más conservador de Europa, la capital imperial de los Habsburgo.
Imagen de la cabecera: Diana Damrau en «Die Zauberflöte» © Royal Opera House. Reservados todos los derechos.
Copyright del artículo © Marta Vela. Reservados todos los derechos.