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Juan de Lugo y la invención de la tónica

Que sepáis que, si os estáis bebiendo esos gintonics que tanto os gustan, se lo debéis, en última instancia, a Juan de Lugo y Quiroga, jesuita español, destacado teólogo, profesor en el Colegio Romano (vanguardia del conocimiento en el siglo XVII), mano derecha y confidente del papa Urbano VIII, que le hizo cardenal y príncipe de la Iglesia.

Juan de Lugo era hijo del Regidor de la ciudad de Sevilla, de igual nombre. Nació accidentalmente en Madrid, en 1583, durante los servicios de su padre ante las Cortes de Castilla, en defensa de los derechos hispalenses. Vivió en Sevilla de los cinco a los quince años. Estudió Teología y Derecho Canónico en Salamanca. Se hizo jesuita, contra la voluntad paterna. Su nivel intelectual llamó la atención de sus superiores, siendo llamado por el General de la Compañía a Roma. En la Ciudad Eterna escaló posiciones hasta convertirse en asesor personal del papa Urbano VIII.

Durante uno de los Capítulos de la Orden, conoció a los representantes venidos del Virreinato del Perú, que le mostraron una nueva especie vegetal, llamada quinaquina, procedente de los bosques lluviosos del Reino de Quito, utilizada para curar las fiebres intermitentes, lo que hoy en día se conoce como paludismo o malaria. Y este sevillano de adopción y de origen, aunque no de nacimiento, que llevaba el comercio de las novedades americanas en las venas (como todo sevillano de su época), viendo el potencial de esta medicina, encargó los análisis pertinentes y la elaboración de una receta apropiada para su consumo masivo. De ahí que la corteza de quina también se conozca como «los Polvos del Cardenal» o «los Polvos de Juan de Lugo».

Luego, mucho tiempo después, casi un siglo y medio más tarde, cuando los ingleses consiguieron (¡por fin!) un imperio, allá en la India, se inventaron lo del agua carbonatada con la quina y le añadieron la ginebra, para trasegar mejor un remedio medicinal que amargaba como el mismísimo demonio. Y se hicieron con la exclusiva, como siempre… que a mercaderes, ciertamente, nadie les supera, a estos hijos de la pérfida Albión…

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Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).