Fuera de juego (Hors jeu) es uno de esos productos híbridos que se resisten a la clasificación. En primer lugar, por su formato: ¿Es un libro de ilustraciones? ¿Un cómic? ¿Un libro con dibujos? ¿Todo ello a la vez? Y en segundo lugar por el tema que trata, uno ciertamente inusual para la ciencia-ficción: el deporte. Éste aparece de vez en cuando como complemento de las historias del género, habitualmente descrito como deformaciones en uno u otro sentido de juegos que ya conocemos, desde el boxeo hasta el baloncesto.
Por eso es raro que, siendo como es el deporte más seguido del mundo con 250 millones de practicantes, la ciencia-ficción no haya prestado atención al fútbol. Quizá se deba al predominio norteamericano en el género –y su desprecio a esta disciplina deportiva–. Pero en 1987 apareció una original obra que venía a llenar ese hueco firmada por dos europeos: el francés Patrick Cauvin y el yugoslavo –ahora serbio– Enki Bilal. El proyecto combinó el talento de ambos profesionales de una forma inusual: Bilal dibuja una ilustración alrededor del tema del fútbol sin indicación alguna por parte del escritor, exclusivamente guiado por su imaginación; a partir de cada una de esas instantáneas gráficas y según lo el contenido de la escena le sugiera, Cauvin elaborará una breve historia. La colección de imágenes y textos forma una melancólica moviola de lo que podría ser un futuro para el deporte rey. Y no un futuro brillante.
Stan Skavelicz es un viejo periodista deportivo que recibe un encargo de una cadena televisiva. Están realizando una serie de reportajes retrospectivos sobre la muerte de los fenómenos de masa: el cine, la música… y quieren que él, como testigo de primera mano, seleccione una serie de imágenes que ilustren la decadencia y desaparición del fútbol. Cada fotografía nos remitirá a un personaje, un partido o un instante que el periodista considera clave dentro del proceso degenerativo del deporte hasta su definitiva desaparición: «fue en 075 cuando los estamentos dirigentes decidieron suprimir el balón. A partir de ese momento, el jugador, para marcar gol debía penetrar personalmente en la portería. El nombre de fútbol desapareció, el nuevo juego no tenía que ver nada con él. Debo ser uno de los últimos que recuerda todo aquello. ¡Es una lástima! Fue un hermoso deporte…»
El ataque a los jugadores de élite con drogas paralizantes indetectables; la violencia en las gradas que acaba por prohibir la presencia de público en los partidos; la manipulación bioquímica y psicológica del rendimiento de los jugadores; la utilización de miembros injertados quirúrgicamente; siniestras maniobras para minar la autoestima sexual de los futbolistas; la introducción de jugadores femeninas en las ligas mayores; los partidos amañados por grandes corporaciones; la violencia contra los árbitros; la sustitución de los jugadores profesionales por soldados… Son historias tristes, contadas con nostalgia cariñosa. No hay recuerdos alegres en la crónica de la paulatina desaparición de algo. Las ilustraciones de Bilal, con su estilo agrietado, de cuerpos con aspecto pétreo, expresiones de soledad y alienación, metales chorreantes de óxido, estadios de hormigón claustrofóbico… refuerzan esa sensación de decadencia, de decrepitud, de final inevitable.
Fuera de juego fue el primero de los experimentos que por esta época llevó a cabo Bilal, buscando formas de expresión visual en otros campos paralelos al cómic. De forma similar, realizaría un trabajo gráfico con textos de su viejo colega el guionista Pierre Christin, en el que se mezclaban la fotografía, la ilustración y el periodismo. Más adelante llegaría su incursión en el cine. Fuera de juego, no obstante, es la más interesante de estas tentativas, una obra que, a pesar de narrar su indigno final, transmite un cálido cariño por el deporte más popular del mundo.
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Sus entradas aparecieron previamente en Un universo de viñetas y en Un universo de ciencia-ficción, y se publican en Cualia.es con permiso del autor. Manuel también colabora en el podcast Los Retronautas. Reservados todos los derechos.