De los diez a los quince años me atiborré a leer novelas negras estadounidenses: en aquella etapa, recuerdo que encontraba a Philip Marlowe un poco gilipollas, que Sam Spade y el agente de la Continental eran demasiado inasequibles emocionalmente para poder proyectar mi empatía en ellos, que Mike Hammer se comportaba como un bruto de mucho cuidado y que Lew Archer reflexionaba sobre cosas que a mi edad me importaban muy poco… Curiosamente el que mejor me caía entonces era Archie Goodwin, el voluntarioso asistente del enorme Nero Wolfe, tal vez porque no era tan masoca y egomaníaco como sus otros colegas (¡ni siquiera era el protagonista reconocido de sus investigaciones!). Lo que yo no había asimilado todavía es que a mí los que me gustaban de veras eran los malos: Arsenio Lupin fue mi primer gran amor del crimen.
Pero nada más leer Más oscuro que el ámbar (Darker than Amber, 1966) encontré por fin a mi detective favorito, con diferencia: Travis McGee, ese ‘hombre tranquilo’ que vive en un yate y todo lo hace entre amigos, ya sea resolver misterios o llegar a orgasmos. Sus historias nadaban lejos de la impostura ética chandleriana, me parecía un tipo más relajado que el resto de ‘huelebraguetas’ y su moral personal me gustaba; finalmente, ese tempo calmo salpicado con ráfagas de violencia que John D. MacDonald tan bien maneja me ganó el corazón. Compré y leí todas las novelas de McGee que vi publicadas en castellano y catalán, pese a que su autor nunca tuvo mucho predicamento en España, tal vez porque las adaptaciones cinematográficas (aúpa Rod Taylor) y televisivas de sus obras no pasaron al imaginario colectivo. A mí sus libros me impactaron tanto en mi juventud, que la única mascota que tuve y tendré se llamó Travis.
Llevo un año comprándome las preciosas nuevas ediciones originales de las novelas de MacDonald sin McGee, que Librería Íbero importa desde los USA a Lima a un precio razonable; y ayer me compré en la librería El Virrey de Lima, aprovechando mi charla allí, una joyita: Adiós en azul (The Deep Blue Good-by, 1964), la primera novela de Travis McGee, en edición española de Libros del Asteroide.
Hoy, que tanta gente estará insultándose en las redes, es un buen día para quedarse en la cama leyendo la primera aventura de mi detective favorito.
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