El 3 de enero de 2005 murió Will Eisner, a consecuencia de complicaciones después de que le implantaran un cuádruple bypass. Tenía 87 años.
Will Eisner es considerado por muchos como el autor más importante e influyente de la historia del cómic. Probablemente con razón. Durante años dibujó las historietas de un héroe enmascarado llamado Spirit, en las que fue introduciendo nuevas maneras narrativas y nuevas técnicas. Ahora se está editando por primera vez en español la obra íntegra en unos álbumes caros pero muy buenos. Todavía no ha llegado la época que yo considero mejor, en la que sus deseos narrativos podían ser convertidos en realidad gracias a un dominio del dibujo impresionante (y a un equipo de dibujantes que le ayudaban), así que espero que se edite hasta el final, porque varias veces se ha intentado, sin llegar más que a unas pocas aventuras.
Eisner dibujó impresionantes primeras páginas para las historietas de Spirit, en las que el título de la colección (Spirit) jugaba siempre un papel gracioso o interesante, integrándose a menudo en la acción, como en este caso, absolutamente deslumbrante
Eisner regresó al primer plano del mundo del cómic al publicar Contrato con Dios, donde inauguró un nuevo género (aunque se puede encontrar algunos precedentes) al que él mismo dio nombre: la novela gráfica. Se trata de comics que cuentan historias tan complejas o tan interesantes (como dice mi hijo Bruno, lo interesante no siempre tiene por qué ser complejo) como las de una obra literaria, y dirigidas a un público adulto, lo que no quiere decir necesariamente mayor de edad.
Después, Eisner siguió publicando extraordinarias novelas gráficas, como El edificio o Fagin el judío, donde cuenta la historia de Oliver Twist desde el punto de vista del judío Fagin, y que es una hermosa manera de entender lo que ha sido el antijudaísmo, incluso en alguien como Dickens que no era realmente antisemita.
Como cuenta Eisner, Dickens se arrepintió del estereotipo que había creado e intentó borrar toda alusión a que Fagin era judío, más exactamente, cualquier identificación entre la maldad de Fagin y el hecho de ser judío, pero no pudo. El estereotipo quedó en la mente de los lectores y Oliver Twist tuvo una lamentable influencia en la propagación de los tópicos antijudíos, que todavía hoy padecemos (y padecen los judíos).
Will Eisner también dio clases y escribió varios libros de teoría del cómic muy buenos, como El cómic y el arte secuencial.
En las aventuras de Spirit hay, en mi opinión, verdaderas obras maestras, no del comic, sino de la narración en general. Muchas películas siguen argumentos que Eisner logró contar en tan sólo siete páginas. Lo hizo de una manera muy difícil de superar.
He leído en una de las necrológicas que Orson Welles pudo ser influido por Eisner cuando hizo Ciudadano Kane. Es una idea que siempre me ha tentado y me alegra que alguien lo diga (no me acuerdo quién era). Pero también se produjo la influencia en sentido contrario: el propio Orson Welles protagonizó una aventura de Spirit.
Eisner y Welles
Hace unos días, en el viaje de regreso a Madrid con Dany Campos, Fiona y Joaquín tras una clase en la Asociación de Guionistas de Murcia, Joaquín me comentaba las semejanzas entre cine y cómic y se preguntaba si Orson Welles habría sido influido por las historietas.
Le dije que, en mi opinión, había sido influido por algunos grandes artistas de cómic como Will Eisner, el creador de The Spirit. No recordaba entonces que hablé de eso de manera explícita en Las paradojas del guionista: “Welles declaró haber sido un voraz lector de cómics y hay quien dice que la estética de Ciudadano Kane debe bastante a The Spirit. Como curiosidad, Will Eisner convirtió a Welles en uno de los personajes de The Spirit (que era, además, el cómic favorito de Fritz Lang).”
Curiosamente, a Will Eisner se le llamó el Orson Welles del cómic, título que el agradecía, pues reconocía la influencia de Ciudadano Kane en su obra. Al menos en una ocasión, Eisner convirtió a Welles en protagonista de una de las historietas de Spirit, UFO, llamándole Awsome Bells.
Awsome Bells en las primeras viñetas de «UFO» (28 de septiembre de 1947)
Muchos años después, William Friedkin declaraba: “Observad el encuadre dinámico que Eisner emplea y sus vibrantes colores. Muchos directores de cine han sido influenciados por The Spirit, incluido yo mismo.”
Friedkin confesó haberse inspirado en una de las extraordinarias portadas de The Spirit para la secuencia de la persecución bajo las vías del tren, una de las escenas más recordadas de The French Connection.
Imagen que, según Friedkin declaró en el artículo «Spirit TV Film Next For Exorcist Director» (1976), le sugirió una escena de «The French Connection»
Otra muestra de la importancia del cómic para cineastas y escritores: “John Steinbeck y los dos cineastas más importantes del siglo XX, Orson Welles y Charlie Chaplin, habían pedido el Nobel para el dibujante de cómics Al Capp, autor de L’il Abner.”
En Las paradojas del guionista ofrezco algunas referencias indispensables para quien esté interesado en la relación entre esos los grandes artes secuenciales, cómic y cine: “Roman Gubern y Javier Coma han publicado un libro deslumbrante en el que analizan las estrechas relaciones entre cine y cómic: Los cómics en Hollywood, donde se puede constatar que la influencia del cómic en el cine no se reduce a la actual moda de llevar a la pantalla superhéroes: ‘Los cómics y el cine, medios populares, nacidos casi contemporáneamente, intercambiaron sus hallazgos expresivos e interactuaron entre sí con gran dinamismo e intensidad’. También Gubern, en esta ocasión en colaboración con Luis Gasca, ha publicado un libro profusamente ilustrado en el que se muestran casi todas las convenciones del lenguaje del cómic: El discurso del cómic. Un buen ejercicio para un guionista puede ser convertir algunos de los hallazgos del cómic en lenguaje cinematográfico, encontrando nuevas fórmulas narrativas. En Internet son tantas las páginas excelentes dedicadas al cómic que sería absurdo intentar mencionarlas. Baste con un ejemplo: la página francesa Coconino World.”
(Esta entrada está dedicada a Joaquín Sánchez Baíllo)
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