Sobre el río Tormes se eleva la ciudad de Salamanca, bella y delicadamente conservada. Su importancia histórica resulta abrumadora. La primera población surgió en los tiempos del dominio íbero.
Los romanos la llamaron Helmántica, y aún quedan trazas de ese periodo en las murallas y en un puente de veinticinco arcos. En 1102, Raimundo de Borgoña, hijo político de Alfonso VI, mandó construir la villa que hoy conocemos. Su auge y consolidación se deben, principalmente, a la Universidad, fundada por Alfonso IX de León en 1218. En la actualidad, el bullicio universitario continúa siendo el rasgo que mejor identifica a esta capital.
La Escuela de Salamanca es, en todo caso, una de las aportaciones más poderosas de esta ciudad a la historia universal. «Muchos españoles lo desconocen ‒escribe Fernando García de Cortázar‒, pero no hay escuela en el mundo que pueda compararse por su influencia internacional a la de Salamanca en cuanto a la definición de un pensamiento recio de derivaciones científicas, jurídicas, económicas y sociológicas, las más de las veces propagadas por pensadores extranjeros. Habría que dirigir la mirada a la Academia de Atenas fundada por Platón y considerada un antecedente de las universidades para medir el alcance de la Escuela de Salamanca».
«La ciudad del Tormes ‒añade‒ es la gran capital del plateresco, estilo arquitectónico que sirve de puente entre el gótico tardío de los Reyes Católicos y el Renacimiento. No hay otro lugar en España con tantos testimonios de este arte y tan hermosos: (…) la Catedral nueva, el Colegio de los Irlandeses, el patio de las Escuelas Menores o la casa de las Conchas, auténticos iconos del arte plateresco».
Qué ver en Salamanca
En su mayoría, los monumentos salmantinos se caracterizan por el colorido de la piedra con la que están construidos: arenisca de las canteras de Villamayor. La Catedral vieja, de estilo románico, está alzada junto a la nueva Catedral, erigida en el siglo XVI y ornamentada con detalles góticos, renacentistas y barrocos.
La Plaza Mayor, diseñada por Alberto Churriguera en el XVIII, compite en hermosura con otros edificios que han de atraer al visitante, como el monasterio dominico de San Esteban, la casa de las Conchas, el palacio de Fonseca, los conventos de las Úrsulas y de las Dueñas y la torre del Clavero.
Entre sus templos, sobresalen los de San Benito, San Juan de Barbalos, San Julián y Santa Basilisa, San Marcos, San Martín, San Millán, San Sebastián, Sancti Spiritus, Santa María de los Caballeros, Santiago y Santo Tomás Canturiense.
En cuanto a los conventos, cabe añadir otros cinco a los ya citados: el de Agustinas de la Concepción o de Monterrey, el de Carmelitas Descalzas de San José o Casa de Santa Teresa, el de las Bernardas de Jesús, el de San Esteban y el del Corpus Christi.
Fiestas
Su magnífica Semana Santa invita a olvidar otras celebraciones. No obstante, el municipio disfruta de un buen número de fiestas importantes, como las de San Juan de Sahagún (12 de junio), la Virgen de la Vega (8 de septiembre) y San Mateo (21 de septiembre).
Qué comer en Salamanca
Además de un animado circuito de bares y discotecas, Salamanca cuenta con excelentes restaurantes. Entre los platos típicos, destacan la carne de morucha a la brasa, la chafaina, las chichas, el hornazo, el calderillo, los asados de lechazo y cochinillo, los embutidos tradicionales (longaniza, salchichón, farinato, chorizo) y por supuesto, el exquisito jamón ibérico de Guijuelo, producido en el sureste de la provincia.
Excursiones desde Salamanca
Parque Natural de los Arribes del Duero.
Candelario.
El Rebollar.
Las Batuecas-Sierra de Francia.
Quilamas.
Visitas en los alrededores
Topas.
Ledesma.
Doñinos de Salamanca.
Monumentos y museos
Plaza Mayor.
Catedral Vieja y Catedral Nueva.
Universidad Pontificia.
Casa de las Conchas.
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Imagen superior: Wikimedia Commons.
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